15 abril | Jóvenes
«De su plenitud recibimos todos, y gracia sobre gracia» (Juan 1: 16).
Cada día aprendo un poco más sobre mis limitaciones. Soy un pecador que necesita reparación. A veces, me sorprendo por la fragilidad de mis decisiones. En cada caída, descubro más sobre mí mismo. Así es como me doy cuenta de lo frágil que soy ante las tentaciones. Entonces veo cuánto necesito de la gracia de Dios en mi vida.
El pecado pone una carga enorme sobre nuestros hombros. Intentamos lidiar con su peso utilizando nuestras propias fuerzas. Me he preguntado muchas veces dónde está la vida abundante que Jesús prometió (Juan 10: 10). Avanzamos un paso un día y retrocedemos dos al día siguiente. En realidad lo que sucede es que estamos tratando de llevar una vida cristiana basándonos en nuestros propios esfuerzos.
La victoria no viene por lo que hago, sino por lo que él hizo. Jesús vino a salvarnos de nuestros pecados. Él llevó sobre sí «la iniquidad de todos nosotros» (Isa. 53: 6). Cristo murió por mí y, debido a su muerte, tengo vida y perdón. No hay pecado demasiado grande para Dios. Su perdón es diario.
Juan afirma que Jesús nos dio porciones generosas de su plenitud. Lo que hizo fue un acto de gracia, sin la ayuda de nadie. No hay nada que puedas agregar. Ningún acto de bondad de tu parte puede entrar en la ecuación. La salvación no está compuesta por Jesús y algo más. ¡La salvación es Jesús! Él se entregó por completo para salvarte. Cuando lo aceptas, recibes su plenitud, su vida divina. En 2 Pedro 1: 3, está escrito que «todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia».
Dado que la gracia es un favor no merecido, es Jesús el que suple todo lo que necesitas para una vida cristiana victoriosa. La gracia está disponible para la justificación, pero también para la santificación. Sí, opera primero en la justificación, luego en la santificación. ¡Eso es gracia sobre gracia!
¿Te sientes sucio? ¿Herido por la vida y manchado por el barro del pecado? Hay gracia sobre gracia para ti. Gracia sobre gracia es similar a las olas del mar. Una ola rompe en la playa, y otra viene rompiendo justo detrás de ella, y luego otra y otra. Así es la gracia inmerecida de Dios en nuestras vidas.
«Porque la gracia de Dios se manifestó, trayendo salvación a todos los hombres» (Tito 2: 11). Los hijos de Dios siempre estarán aprendiendo y creciendo. La gracia jamás nos dejará como nos encontró. Fui salvado por gracia, sin merecerlo.