27 abril | Jóvenes

Oración

«Os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre os las he dado a conocer» (Juan 15: 15).

El libro El camino a Cristo tiene un hermoso capítulo titulado “¿Puede el hombre comunicarse con la Divinidad?”. Probablemente ya conozcas su frase más famosa: «Orar es el acto de abrir nuestro corazón a Dios como a un amigo» (pág. 93). Esta frase define bien lo que es la oración. A los amigos les gusta conversar. ¿Cuánto tiempo debemos pasar junto a Jesús para poder llamarlo amigo? ¿Cómo lograr profundidad e intimidad con Dios?

Sé que probablemente tengas un mejor amigo. Todos lo tienen. Pero el privilegio del cristiano es que Jesús lo eligió para ser su amigo. «Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre os las he dado a conocer» (Juan 15: 15). ¿Puedes imaginar algo mejor que eso? ¡Fuimos ascendidos de siervos a amigos de Jesús! Él nos cuenta «todo». Los verdaderos amigos no tienen secretos entre sí.

Tengo buenos amigos, pero mi mejor amigo se llama Walter. Confiamos sinceramente el uno en el otro. Nuestras familias se conocen y saben que pueden contar el uno con el otro. Vivimos en ciudades diferentes y distantes; pero, cuando estamos juntos, la conversación fluye con facilidad. Nos entendemos, y uno puede completar el pensamiento del otro. No nos preocupamos por formalidades ni apariencias. Solo queremos hablar.

La oración es eso, diálogo. Cuando leemos la Biblia en busca de historias sobre la oración, lo que vemos es a los santos de Dios conversando con él. A veces, negociaban con Dios. Piensa en Abraham, recibiendo al Señor aquella mañana junto a un roble. Recuerda a Moisés en la zarza ardiente; a Gedeón poniendo a prueba al Señor con un vellón de lana. En la Biblia, la oración es simplemente una conversación con Dios. Clemente de Alejandría, uno de los «padres de la iglesia», dijo que «orar es estar en compañía de Dios».

Por lo tanto, dedica un tiempo hoy a reflexionar sobre tu amistad con Jesús. ¿Sientes que esta amistad está creciendo, o aún es una relación superficial? Haz de la oración tu conversación diaria con Jesús. Sé su amigo, y tu vida adquirirá un nuevo significado.