9 mayo | Jóvenes

Encuentros imperdibles

«Cosas que ojo no vio ni oído oyó ni han subido al corazón del hombre, son las que Dios ha preparado para los que lo aman» (1 Cor. 2: 9). 

El regreso de Jesús será el evento más espectacular de la historia. En ese día, habrá resurrección de los muertos, millones de ángeles en el cielo tocando trompetas y lo más importante: Jesús aparecerá en las nubes con poder y gran gloria. Para algunos, será un momento de terror; para otros, el encuentro más esperado de su vida.

Imagino que este día traerá muchas sorpresas, especialmente para los salvos. Además de ser transformados «en un abrir y cerrar de ojos» (1 Cor. 15: 52), conocerán a su ángel de la guarda, un ser invisible que los acompañó durante toda su existencia. Otra alegría será reencontrarse con familiares y amigos que ahora ya no están, y conocer a grandes héroes de la Biblia. ¿A quién te gustaría encontrar allí?

Entre tantos encuentros, hay al menos tres que no me los perdería por nada. El primero sería el posible encuentro entre David y Urías. ¡Me imagino que David tendrá mucho que contarle! Entre lágrimas y sonrisas, seguramente el antiguo rey de Israel exaltará el perdón de Cristo y dirá que llegó allí únicamente por la gracia de Dios. El adulterio con Betsabé y la deliberada decisión de poner a Urías al frente de la batalla serán asuntos insignificantes comparados con las eternas glorias del cielo.

Otro encuentro imperdible será el abrazo entre Saulo y Esteban. ¿Recuerdas cómo fue el último momento entre ellos? Mientras Esteban era apedreado por los furiosos miembros del Sanedrín, Saulo tenía a sus pies las capas de los acusadores y aprobaba aquella lapidación. Las últimas palabras de Esteban causaron un profundo impacto en el corazón de Saulo, quien, después de su propio encuentro con Jesús en el camino a Damasco, se convirtió en un gran predicador del evangelio.

Tengo curiosidad por ver además cómo será el encuentro entre Manasés y el profeta Isaías. Durante buena parte de su reinado, Manasés cometió abominaciones ante Dios, como la hechicería, la idolatría, quemar a sus propios hijos en honor a Moloc y ordenar que se aserrara al profeta Isaías por la mitad. Un pésimo currículum para un líder de Judá, ¿verdad? Sin embargo, después de la invasión de los babilonios, Manasés se arrepintió y entregó su corazón al Señor.

Seguramente todos estos encuentros serán emocionantes. Lo más extraordinario, sin embargo, será nuestro encuentro personal, cara a cara, con Jesús, el gran clímax de los encuentros diarios con él en oración. ¿Estás preparado?