14 mayo | Jóvenes
«Jehová, ¿quién habitará en tu tabernáculo?, ¿quién morará en tu monte santo?» (Sal. 15: 1).
La mayoría de nosotros nunca robaría nada a otra persona. No somos ladrones. Sin embargo, mucha gente incurre en prácticas deshonestas, como la piratería, el plagio y la evasión de impuestos, sin darse cuenta de la gravedad de esos actos. El ciudadano del cielo es honesto en todo lo que hace en esta vida y, de esta manera, se prepara para la vida futura.
Te invito a hacer un pacto con Dios para corregir lo que necesitas corregir. El ciudadano del reino de los cielos es íntegro, verdadero y fiable. La vida de David nos da un buen ejemplo de este tipo de ciudadano. A pesar de haber cometido muchos errores en la vida, cuando se le confrontó con su pecado, lo confesó de manera honesta. Seguramente fue después de esa experiencia cuando escribió el Salmo 15, considerado el manual de conducta para el cielo.
David le pregunta a Dios, según leemos en el texto de hoy, quién vivirá con él. Luego, el propio David responde, como si estuviera realizando un chequeo espiritual.
El salmista presenta las características del huésped de Dios: «Aquel que es íntegro en su conducta y practica lo que es justo [honestidad en el actuar], que de corazón habla la verdad y no usa la lengua para difamar [honestidad en el hablar], que no hace mal a su semejante ni lanza calumnia contra su prójimo, que se aparta de aquel cuyos actos merecen desprecio, pero honra a los que temen al Señor [honestidad en las relaciones sociales], que mantiene su palabra, incluso cuando sale perjudicado, que no presta dinero buscando lucro, ni acepta soborno contra el inocente [honestidad en la práctica]. Quien así procede nunca será conmovido» (cf. Sal. 15: 2-5).
Dios está preparando un lugar maravilloso para nosotros. Su deseo es que los habitantes de este nuevo mundo tengan carácter y conducta compatibles con lo que él ha preparado. La honestidad es uno de los principales factores que diferencian a los ciudadanos del cielo. Sé honesto aquí, porque esto te preparará para ser uno de los habitantes del Reino que Dios está preparando para sus hijos.