15 mayo | Jóvenes

Elecciones difíciles

«Bendeciré a Jehová que me aconseja; aun en las noches me enseña mi conciencia» (Sal. 16: 7). 

Una cosa es saber lo que es correcto; otra es ponerlo en práctica. La mayoría de nosotros sabe lo que es correcto. Nuestra dificultad radica en actuar de acuerdo con nuestro conocimiento. ¿Por qué lo correcto parece tan difícil y lo incorrecto tan fácil?

La verdad cruda y simple es que nuestro corazón es terco y obstinado. Aunque la mayoría de las personas confía en su corazón, la Biblia dice que es engañoso. Emite señales falsas. Algunos llegan a decir: «Estoy siguiendo mi corazón». Con esto, otorgan a las emociones la peligrosa condición de autoridad suprema a la hora de tomar decisiones. Sin embargo, la gran verdad es que hasta el corazón más «saludable» está completamente enfermo.

El término «engañoso», que aparece en Jeremías 17: 9, es el radical del nombre ‘Jacob’, que significa «agarrar por el talón». ¡Todos tenemos un Jacob en nuestro pecho! No carecen de razón las palabras del chiste que dice: «¡Hemos encontrado al enemigo: somos nosotros!».

Cuando el corazón es el maquinista de las decisiones, nos dejamos manipular por nuestras emociones. Las emociones son importantes, pero si están al mando se vuelven peligrosas. Dios nos dio emociones para que las usemos siempre bajo control y no para que nos controlen. Conozco a muchos jóvenes que tomaron decisiones en medio de la efervescencia emocional y se arrepintieron amargamente.

Las mejores lecciones que el corazón nos enseña se aprenden en secreto, porque es allí donde el Eterno nos revela sus misterios.

Con el corazón conectado a Dios, aprendemos constantemente, pero esto sucede cuando las luces se apagan y todo se silencia a nuestro alrededor. Por lo general, cuando apoyamos la cabeza en la almohada, podemos reflexionar sobre nosotros mismos y orar por fortaleza para enfrentar las turbulencias de la vida.

Dado que la existencia está llena de pequeñas curvas, al revisar lo que nos ha sucedido cada día, poco antes de que llegue el sueño, aprendemos lecciones que nos preparan para los nuevos desafíos de la mañana siguiente. ¡Y que la vida continúe!

Por eso, frente a las difíciles decisiones del viaje, sé un buen estudiante en la escuela del corazón y busca siempre la ayuda de Aquel que es un «Admirable Consejero» (Isa. 9: 6).