4 junio | Jóvenes
«¿Con qué limpiará el joven su camino? ¡Con guardar tu palabra!» (Sal. 119: 9).
Lo que más desea Dios es tener una generación viva en su iglesia. Pablo hizo la siguiente analogía: «Así como Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la Palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviera mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuera santa y sin mancha» (Efe. 5: 25-27).
Pablo está diciendo que necesitamos ser lavados por la «Palabra». Cuando entra en el corazón, la verdad espiritual actúa como un detergente. Se extiende sobre nosotros, limpia la suciedad y deja un aroma fresco en su lugar. Esta obra sobrenatural tiene el poder de renovar la mente, produciendo transformación en nuestra vida. Los pensamientos impuros ya no controlan nuestra vida, gracias a la renovación del Espíritu.
Si deseas experimentar esto, sigue estos pasos:
La Palabra de Dios no solo cambia la vida, sino que también la mantiene pura. Si quieres ser más y más como Cristo, entonces renueva tu mente con la Palabra. Medita en las Escrituras Sagradas. Asimilamos lo que repetimos.