5 junio | Jóvenes

Medita en la palabra

«¡Cuánto amo yo tu Ley! ¡Todo el día es ella mi meditación!» (Sal. 119: 97). 

Necesitamos nutrir nuestra mente con la Palabra de Dios y sacar el mejor provecho de ella. Martín Lutero dijo: «Estudio mi Biblia de la misma manera que recojo manzanas. Primero, agito el árbol entero para que las frutas más maduras caigan. Luego, agito cada rama y, cuando ya he agitado todas las ramas, agito cada ramita y cada ramificación. Entonces, miro debajo de cada hoja».

Es importante conocer toda la Biblia, pero también necesitamos permitir que Dios elija un versículo, un pensamiento, una idea que nos impresionará. Anota esa idea y piensa en ella durante todo el día. Eso se llama meditación.

El Señor nos ha dado veinticuatro horas al día. Este es un modelo común de distribución del tiempo diario: ocho horas para dormir; dos para necesidades básicas como bañarse, cepillarse los dientes y alimentarse; ocho para el trabajo o estudio; dos para el tráfico; dos para conversar y leer; dos para la recreación y el deporte.

Como se ve en el ejemplo anterior, muchas personas gastan sus veinticuatro horas en actividades completamente terrenales. En general, los jóvenes dedican más tiempo a los deportes y a Internet. El problema no está en nuestros planes de actividades, sino en lo que ocupa el corazón y la mente.

Cuando pasamos una semana entera de actividades sin invertir ni siquiera diez minutos pensando en lo que es eterno, pasamos a tener una mayor dificultad cada vez para concentrarnos en asuntos espirituales. Algunos llegan a estar semanas, meses, sin disponer de cinco minutos para pensar en Dios.

El significado literal de ‘meditar’ es «traer a la superficie nuevamente». El término hebreo utilizado en el Salmo 1, traducido como «meditar», evoca la imagen de un buey rumiando. En el sentido bíblico, la meditación significa vivir pensando en la Palabra y permitir que ella fortalezca nuestro ser contra las influencias pecaminosas. Puedes escuchar, leer, memorizar y estudiar las Escrituras, pero eso no significa que hayas meditado en ellas. Algunos cristianos conocen la Biblia de principio a fin, pero no centran sus pensamientos en lo que es correcto. Mucha gente lee la Biblia como si tuviera la obligación de sacar un 10 para ser admitido en el cielo. No hagas eso.

Medita en la Palabra de Dios y permite que la verdad revelada sea implantada en tu corazón. Procura aplicarla en tu vida hasta que penetre en lo más íntimo de tu ser.