8 junio | Jóvenes
«Por demás es que os levantéis de madrugada y vayáis tarde a reposar, y que comáis pan de dolores, pues que a su amado dará Dios el sueño» (Sal. 127: 2).
Confieso que una de mis mayores luchas con Dios tiene que ver con las preocupaciones. Una vez, cuando era un adolescente de quince años, decidí que iba a dejar mi trabajo. En ese momento, cursaba la escuela secundaria por la noche, pero, como salía tarde del trabajo, no siempre llegaba a tiempo a la escuela, al otro lado de la ciudad. Un amigo me contó que el Banco Real estaba contratando pasantes. Fui allí y me inscribí. Sin embargo, en el momento de la entrevista, estaba trabajando. Cuando llegué allí, no me dejaron entrar.
Ese día, lloré como un niño. ¡Parecía que toda mi vida dependía de eso! Por la noche, no pude dormir. Todas las imágenes y sensaciones experimentadas durante el día venían a mi mente. Entonces, mi madre se levantó y me vio llorando en el sofá de la sala. Me preguntó qué me ocurría, y le conté toda la historia. Ella me abrazó y me apremió a volver a la cama e intentar dormir.
Tiempo después, mi amigo comenzó a trabajar en el banco y a estudiar economía. Yo también fui aceptado en la universidad, en otro curso. Hoy puedo ver que mis lágrimas de desesperación y mi excesiva preocupación no contribuyeron en nada a comprender los planes de Dios para mí. Él me estaba guiando según su plan, aun cuando yo no me daba cuenta.
No sé qué asuntos te preocupan hoy: puede ser tu futuro profesional, las relaciones, la situación financiera o la salud (la tuya o la de un ser querido). No sé si te aferras a las decepciones y frustraciones del pasado o si te dejas dominar por las ansiedades del futuro. Permite que Dios te desintoxique para hacerte más ligero.
El Señor desea que vivamos el presente con fe, sabiendo que no estamos abandonados a nuestra propia suerte. Deshacerte de la preocupación es cuestión de voluntad, del apoyo de las personas que Dios pone en tu camino y, principalmente, de depender diariamente de Dios ante cada decisión. Experimenta el descanso en el Señor. Creo que, en cualquier circunstancia, esto es posible. ¡Aprovecha y hazlo ahora mismo!