15 junio | Jóvenes
«El hijo sabio recibe el consejo del padre, pero el insolente no escucha las reprensiones» (Prov. 13: 1).
El libro de Proverbios posee una estructura que se asemeja a una conversación entre padres e hijos. El autor optó por un estilo poético y utilizó la estructura del paralelismo, donde una afirmación se hace en una línea y luego se repite de manera similar en la siguiente. Los proverbios no son simples dichos populares; son lecciones sobre cómo llevar una vida guiada por principios divinos.
Escribí lo siguiente en mi Biblia: «Principal lección de Proverbios para mí: controla tu mente, tu corazón y tu boca, y serás más feliz. ¡Gracias, Salomón!». No he aplicado todas las lecciones del libro en mi vida, pero puedo afirmar que he dado algunos pasos más coherentes gracias a sus orientaciones.
¿Quieres ser un joven de principios? Presta atención a las reglas de tus padres. Los principios más importantes de la vida se elaboran, establecen y afirman dentro de casa. Quien fue criado bajo el cuidado de padres sabios ha sido bendecido con una herencia para la eternidad.
Los padres tienen derecho a establecer reglas. Si no estás de acuerdo con ellas, siéntate con ellos y pide expresar tu opinión. ¿No te escuchan? Intenta ponerlos a ambos frente a ti y propón las condiciones de la conversación: que cada uno pueda hablar sin interrupciones. Sin embargo, recuerda que no puedes refunfuñar ni olvidar quién manda en la relación: tus padres. Dialoga, expón tus argumentos con respeto y nunca te rebeles contra ellos. Tus padres te aman y siempre quieren lo mejor para ti.
Es necesario entender que los padres tienen el derecho de establecer las reglas. Aquí hay algunas de ellas: criterios para salir con alguien, horario para regresar a casa, y muchos otros derechos y deberes que pueden variar de un hogar a otro.
Sé que no es la cantidad de reglas lo que te molesta, sino la forma en la que te las imponen. Puedo garantizarte, sin embargo, que lo que hoy son reglas, mañana serán principios.