21 junio | Jóvenes

La victoria del bien

«Todo lo hizo hermoso en su tiempo, y ha puesto eternidad en el corazón del hombre, sin que este alcance a comprender la obra hecha por Dios desde el principio hasta el fin» (Ecle. 3: 11). 

Tomar decisiones no siempre es fácil. Las fuerzas del bien y del mal luchan constantemente con el objetivo de influir en nuestras decisiones. Mientras el bien trabaja para acercarnos a Dios, el mal procura alejarnos de él. El bien se esfuerza por guiarnos hacia la salvación, mientras el mal juega sucio para llevarnos a la perdición eterna.

Si no fuera por la misericordia divina, solo el mal influiría en nuestras acciones, ya que tenemos una inclinación natural al pecado (ver Gén. 8: 21). Sin embargo, en Cristo contamos con la bendición de tener la eternidad en el corazón. Hay un espacio en cada uno de nosotros que solo Dios puede llenar. Sin embargo, el enemigo quiere ocupar ese lugar y hace todo lo posible para que le abramos la puerta. Desafortunadamente, no son pocas las personas que le han dado a este malévolo ser la terrible autorización para hacer lo que le plazca con sus vidas. Si todos actuaran de esa manera, la humanidad se autodestruiría en poco tiempo.

¡Gracias a Dios por su plan de salvación! Justificados en Jesús, su naturaleza nace en nuestra vida. Si la alimentamos día a día, superará nuestras tendencias pecaminosas y nos preparará para la segunda venida del Señor, cuando seremos transformados en un abrir y cerrar de ojos y estaremos definitivamente libres del pecado.

Un joven amenazaba con arrojarse desde lo alto de un edificio. Mientras reunía valor para saltar, una multitud se aglomeró abajo tratando de disuadirlo de esa locura. Después de varios intentos, a alguien se le ocurrió la genial idea de cantar. La multitud se unió, cantando a voz en cuello el estribillo que decía: «Eres precioso, más raro que el oro puro de Ofir. Si te has dado por vencido, Dios no se dará por vencido. Él está aquí para levantarte si el mundo te hace caer». ¡Como resultado, ocurrió un milagro ese día! Esos versos tocaron el corazón del joven y le dieron fuerzas para resistir contra la voz del mal que lo instaba a quitarse la vida. Gracias a Dios, el bien venció al mal.

La lucha entre estas fuerzas opuestas es constante en la vida del cristiano. Cada vez que tengas pensamientos que te impulsen a tomar decisiones incorrectas, recuerda que es una tentación del mal. La mejor decisión es resistir y permanecer del lado del bien. «Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros» (Sant. 4: 7). ¡Que el bien prevalezca siempre en tu vida!