28 julio | Jóvenes

Marcas de apostasía

«Apartándose el justo de su justicia y cometiendo iniquidad, él morirá por ello; por la iniquidad que hizo, morirá» (Eze. 18: 26). 

Nadie abandona la fe de la noche a la mañana. A menudo, cuando alguien llega al punto de dejar la iglesia, en verdad ya llevaba mucho tiempo alejándose de Dios. Son las pequeñas concesiones al pecado las que construyen el camino que nos aleja más y más de Dios. Toda apostasía comienza con un simple pecado. Las grietas pequeñas aquí y allá son las responsables de llenar el barco de agua.

Cuando conocí a Lucas, él llevaba cerca de tres años alejado de la iglesia. Me dijo: «Poco a poco, fui perdiendo el interés en ella. Un buen día me di cuenta de que ya no disfrutaba de las cosas espirituales».

Todo comenzó con la falta de disciplina para estudiar la Biblia. El siguiente paso fue dejar de participar en las actividades de la iglesia. Sin un contacto diario con Dios, Lucas ya no quería estar en la casa del Padre ni contribuir a la predicación del evangelio. El resultado fue la completa apostasía.

A diferencia de lo que enseña la doctrina de la doble predestinación, una persona que ha sido justificada puede abandonar los caminos de Dios y rechazar la gracia divina. Nadie está blindado en la fe. La vida cristiana está compuesta de continuas elecciones. Si, a partir de algún momento, las decisiones de una persona van en contra de la voluntad de Dios, puede «caer de la gracia».

Tener su nombre escrito en los registros de la iglesia no salva a nadie. La experiencia de la salvación involucra caminar con Jesús día a día y hacer su voluntad con fe. Por otro lado, ser miembro del cuerpo de Cristo es una prueba de nuestro compromiso con el Señor para el desarrollo pleno de la fe.

En Hebreos 10: 25, leemos: «No dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca». En este versículo el apóstol nos advierte contra la falta de interés en asistir a la iglesia. Identifica la práctica de la comunión con los hermanos como preparación indispensable para la segunda venida del Señor.

Antes de que la apostasía se instale, la persona presenta algunos síntomas de este problema. Los pecados acariciados abren caminos en el corazón para el abandono de la fe. Con frecuencia, la falta de interés en participar de las actividades de la iglesia y la renuencia a asistir a sus servicios de culto pueden ser indicios de retroceso espiritual. Mantente atento a las señales. No abandones a Jesús y a su iglesia.