Disciplina
«Pobreza y vergüenza tendrá el que menosprecia el consejo, pero el que acepta la corrección recibirá honra» (Prov. 13: 18).
La disciplina es la herramienta más importante en el arte de vivir. Quien aprende a manejarla sabiamente tendrá una vida productiva y bendita. Lo contrario también es verdadero. Quien no desarrolla la disciplina «cae en la pobreza y en la vergüenza». Las personas de éxito son, en su mayoría, disciplinadas. Suelen pagar el precio necesario para conquistar sus logros.
En general, tenemos una idea equivocada de la disciplina. La pensamos negativamente, casi siempre asociándola con sus aspectos punitivos: niños maltratados por padres severos, rigidez autoritaria u órdenes arbitrarias dadas a gritos. Si el concepto que tenemos se forjó sobre la base de un patrón opresivo, veremos a la disciplina como enemiga.
Pero la persona de éxito ve a la disciplina con otros ojos:
- 1. Como herramienta indispensable para moldear el estado de ánimo. La disciplina hace que una persona sea responsable ante sus compromisos. Hace lo que se ha de hacer, incluso cuando no tiene ganas.
- 2. Como herramienta que contribuye al control de las emociones. La persona disciplinada no se deja dominar por cómo se siente. No reacciona irracionalmente según la presión del momento.
- 3. Como herramienta que ayuda a administrar el tiempo. Quien actúa así parece llevar la vida a un ritmo más pausado. En realidad, estas personas tienen control sobre su agenda y deciden de antemano lo que van a hacer con su tiempo, antes de que alguien les pida algo. Eso les permite atender cada punto de su agenda con calma, atención y la energía que requiere, mientras otros viven corriendo desesperadamente sin tiempo para reflexionar, contemplar y vivir.
- 4. Como herramienta para administrar bien el dinero. La persona disciplinada no vive desesperada por obtener más recursos financieros. Aprendió a hacer más con menos y a producir con menos esfuerzo. Desde temprano, aprendió a ahorrar. «En la casa del sabio hay comida y aceite almacenados, pero el insensato devora todo lo que puede» (Prov. 21: 20).
- 5. Como herramienta para cuidar bien de la salud. Si lo permites, la vida exigirá de ti más energía de la que tienes. Pero quien cuida de sí mismo físicamente puede hacer más y disfrutar más de sus logros.
La disciplina nos ayuda a organizar nuestra vida en dirección al éxito. El Señor desea que tengas una vida disciplinada. Pide ayuda a Dios para vivir de la mejor manera posible. Somete tu voluntad a la suya, y él te ayudará a tener la disciplina que necesitas.