29 julio | Jóvenes

La voz del padre

«Y, por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: “¡Abba, Padre!”» (Gál. 4: 6). 

El amor entre padres e hijos es algo maravilloso. El vínculo familiar establece confianza y desarrolla una afinidad fundamental para la vida. Solo el amor de Dios puede compararse con este tipo de relación. En la Biblia, encontramos varios ejemplos de lazos afectivos entre padres e hijos: Abraham e Isaac, Jacob y Benjamín, entre otros.

Padres e hijos que tienen intimidad pueden comunicarse incluso en medio de la multitud. Yo tuve el privilegio de vivir momentos en los que pude transmitir confianza a mis hijos usando solo mi voz. En cierta ocasión, hubo un apagón repentino en nuestra casa. Los niños estaban lejos de mí y de mi esposa cuando esto ocurrió. Eran muy pequeños en ese momento, y eso contribuyó a que el apagón generara miedo y nervios. Se escuchaban voces llorando desde algún rincón de la casa.

Su llanto duró hasta que dije: «¡Papá está aquí, papá está aquí!». Nunca pronuncié una frase tan milagrosa como esa. En ese mismo instante, el tono del llanto cambió. Comenzaron a guiarse en dirección a mi voz y, poco a poco, tantearon en la oscuridad hasta tocarme.

Recuerdo la forma cariñosa en que me abrazaron. Se sentían seguros conmigo, incluso en la oscuridad. Si la voz de un padre humano puede transmitir tanta confianza, ¿qué no podría hacer la voz del Padre celestial en nuestras pruebas o tentaciones? Seguramente proporcionaría mucho más consuelo y seguridad. El problema es que no siempre estamos dispuestos a escuchar su voz.

En Gálatas 4: 6, el apóstol presenta la voluntad divina de tener una relación más cercana con nosotros. El Señor no quiere que simplemente lo llamemos «Padre», sino «Papaíto» (una de las traducciones más precisas para la expresión aramea Abba). Dios desea que confiemos en él y que dediquemos tiempo para estar en su presencia. Esto es crucial para nosotros, especialmente en momentos de dificultades. En la oscuridad, un hijo sabe identificar la voz de su padre y se siente seguro gracias a ella.

¿Cómo ha sido tu relación con el Padre supremo? Si Dios hablara, ¿reconocerías su voz? Para que haya intimidad, es necesario tener comunión. Escucha siempre la voz del Padre. Cuando falte luz en tu vida, sabrás cuál es la voz de Dios.