2 agosto | Jóvenes

Microrrevolución

«No nos cansemos, pues, de hacer bien, porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos» (Gál. 6: 9).

Era la 1:30 de la madrugada y, junto a otros jóvenes de la iglesia, nos reunimos a los alrededores de la Catedral Metropolitana de Campinas, en Brasil, donde docenas de personas sin hogar se refugiaban bajo los aleros de tiendas y sucursales bancarias. ¿Nuestro objetivo? Realizar una microrrevolución. Mientras sacábamos cajas de alimentos y garrafas de agua de los autos, los mendigos se levantaban de sus colchones de cartón y formaban una fila para recibir la comida. Según ellos, era la mejor hora del día.

Después de cumplir con la misión, regresé a casa con el corazón rebosante. La imagen de esos pobres ciudadanos no se apartaba de mi mente. Mientras comían, algunos compartían sus desventuras, el abandono por parte de sus familias y la tristeza de vivir en el mundo de las drogas. Esa noche, pequeñas acciones tuvieron un gran impacto en la vida de esas personas.

En la última década, se popularizó el concepto de microrrevolución: en lugar de causas gigantescas, propuestas sencillas; en vez de ideologías lentas y previsibles, cambios rápidos y puntuales. Seguramente has notado que es difícil causar impacto en todo el planeta, pero es posible revolucionar el mundo que está a nuestro alcance. Los desafíos de hoy son tan enormes que no hay tiempo para esperar a «héroes», activistas o el cumplimiento de promesas gubernamentales. Es necesario ponerse manos a la obra y marcar la diferencia en donde podamos.

Vivimos en la era de los makers, los realizadores, aquellos se involucran y comprometen con una causa. ¿Eres o te gustaría ser uno de ellos? Entonces, te sugiero algunas acciones específicas:

1.    Organiza una feria de salud en tu vecindario.

2.    Realiza un culto juvenil en un asilo.

3.    Participa en una actividad misionera.

4.    Organiza un flashmob misionero en el centro comercial de tu ciudad.

5.    Como voluntario, participa en la renovación de una plaza.

6.    Lleva alimentos a quienes los necesiten.

7.    Ayuda a construir una casa para una familia necesitada.

Jesús no solo enseñó el concepto de microrrevolución; lo vivió. Los ejemplos sobran: un paralítico sanado, una samaritana transformada, un fariseo renovado y muchas otras personas impactadas. Hoy él nos dice: «¡Ve y haz tú lo mismo!». Es posible cambiar nuestra comunidad, sí, una persona a la vez. Haz eso, y verás que el mayor beneficiado terminarás siendo tú.