10 agosto | Jóvenes
«¿Andarán dos juntos si no están de acuerdo?» (Amós 3: 3).
El propósito principal del noviazgo es proporcionar medios para que las personas se conozcan mejor, desarrollando compañerismo y amistad. Relación especial es un término que define mejor este período. ¿Alguna vez te has preguntado qué tipo de cosas te gustaría tener en tu noviazgo? ¿Qué cualidades buscas en la otra persona? Un noviazgo bendecido es aquel que prepara y conduce la relación hacia un buen propósito. Y en el caso de un noviazgo cristiano, la finalidad es el matrimonio.
Hay tres elementos importantes para la construcción de una relación saludable: conocerse a uno mismo, conocer al otro y dejarse conocer.
• Conocerse a uno mismo. La persona con baja autoestima normalmente tiene dificultades para cultivar relaciones saludables. El sentimiento de inferioridad es un villano implacable. El inseguro se lanza al noviazgo sin pensar en las consecuencias. Con esto, el noviazgo corre el riesgo de ser exageradamente erotizado.
• Conocer al otro. Cuanto mayor sea el conocimiento que tengamos del otro, menores serán las sorpresas posteriores. Es bueno prestar atención a cómo la persona se trata a sí misma. ¿Se ve como víctima? Pide la opinión de alguien emocionalmente neutral. Lo ideal es preguntar a tus padres qué piensan sobre tu pretendiente. Nunca olvides comparar los ideales de vida y las expectativas futuras para ver si compartís un objetivo común.
• Dejarse conocer. Es bueno disfrutar del tiempo juntos, expresando sentimientos, cuestionando, dialogando sobre vuestras decisiones, sueños y sobre vosotros mismos. Pero ten cuidado: deja las excesivas confidencias para más adelante. No intentes conocer el corazón del otro. Observa las afinidades: si coincidís culturalmente, en el nivel económico, familiar, religioso, en la edad, etcétera. Todo esto es muy importante antes de dar el paso decisivo que os llevará al altar. No prosigas con un noviazgo antes de estar seguro de que la persona tiene cualidades que compartir dentro de esa relación a dos.
No salgas con personas que no quieran comprometerse con Dios y con la iglesia. Vas a encontrar buenas personas en los lugares adecuados. La joven que se dedica a la clase de niños puede ser una buena opción; el chico que canta en el coro quizás sea la bendición que estás esperando. En resumen, pide sabiduría a Dios en esta elección y sigue la orientación que él ha dado a sus hijos fieles.