13 agosto | Jóvenes

El héroe atrapado

«Pero Jonás se levantó para huir de la presencia de Jehová a Tarsis» (Jon. 1: 3). 

El mexicano Roberto Gómez Bolaños es considerado uno de los comediantes más grandes de todos los tiempos. Además de actor y guionista, también era cantante, compositor y había estudiado ingeniería, entre otras ocupaciones. Este genio de las artes alcanzó fama internacional al crear y protagonizar las series El Chavo del Ocho y El Chapulín Colorado. En este último programa, Bolaños interpretaba a un héroe a su manera, torpe, temeroso y que solía crear más problemas que soluciones.

La Biblia también relata la historia de un antihéroe llamado Jonás. Originario de Gofán, una ciudad del reino del Norte, profetizó entre los años 793 y 753 a.C. Fue conocido por el estigma de «profeta fugitivo» debido a que dejó a Dios hablando solo y se dirigió hacia Tarsis, el punto más alejado en la dirección opuesta. En lugar de predicar en Nínive, Jonás huyó de Dios y de su misión.

El libro de Jonás está lleno de humor, absurdos y sátiras. Solo para que te hagas una idea, la palabra «gran(de)» aparece treinta y ocho veces en la narración, lo que resalta la naturaleza irónica del relato. Gran tormenta, gran pez, gran ciudad... Todo se convirtió en una gran pesadilla para Jonás. La Ley de Murphy dice que «si algo puede salir mal, saldrá mal», y esa fue la suerte del desafortunado profeta. Desde el interior del barco, Jonás terminó en el vientre del gran pez. Pasó allí tres días y tres noches literalmente «intragables».

Philip W. Dunham declara en su libro que «de todas las personas y cosas mencionadas en la Biblia, la tormenta, el sorteo, los marineros, el pez, los ninivitas, la planta, la oruga y el viento del este, el profeta fue el único que se negó a obedecer a Dios». Incluso después del asombroso rescate de la ciudad de Nínive, Jonás no cambió de opinión.

¿Sabes lo más interesante en esta historia? A pesar de la terquedad del profeta, Dios no lo abandonó. Así como el Señor mostró misericordia a los ninivitas, librándolos de la destrucción, también amó a Jonás. Lamentablemente, no sabemos si hubo una «conversión» del profeta, ya que el libro tiene un final abierto. Seguramente esta conclusión sea intencional, dejando al lector la responsabilidad de completar esta historia con sus propias decisiones.
Y tú, ¿qué tipo de «héroe» eres? ¿Estás cumpliendo tu misión?