1 septiembre | Jóvenes
«Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá, porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá» Mat. 7: 7-8
La oración es algo sobrenatural. Es un diálogo con el Eterno. ¿Realmente nos escucha? Y si escucha, ¿responde? ¿Qué diferencia marca la oración en tu vida?
Mucha gente quiere ir al cielo, pero no ora. Me pregunto qué hará esa persona durante la eternidad. Como dijo Jader Santos, el cielo es Jesús. Y, ¿qué haremos en el cielo? En cierto sentido, nuestra experiencia allí será algo parecido a la oración. Si a alguien no le gusta orar, ¿qué hará en el cielo? Nuestra principal actividad allí será conversar con Jesús.
Entonces, si la oración es tan importante, mejor empezar a practicar ahora, ¿no crees? Tal vez seamos el único obstáculo que impide la bendición de la oración. Dios dijo que podemos pedir, buscar y llamar.
Nuestro Dios es poderoso, pero también accesible. No hay intermediarios entre nosotros y él, no hay sala de espera ni necesidad de llenar formularios. La Biblia enseña que no necesitamos depender de nadie para llegar a Dios. Muchos no tienen más acceso a Dios tan solo porque no quieren. Él mismo dijo que solo debemos llamar, y la puerta se abrirá.
Según Elena G. White: «Podemos comulgar con Dios en nuestros corazones; podemos andar en compañerismo con Cristo. Mientras atendemos a nuestro trabajo diario, podemos exhalar el deseo de nuestro corazón, sin que lo oiga oído humano alguno; pero aquella palabra no puede perderse en el silencio, ni puede caer en el olvido. Nada puede ahogar el deseo del alma. Se eleva por encima del trajín de la calle, por encima del ruido de la maquinaria. Es a Dios a quien hablamos, y él oye nuestra oración. Pedid, pues; pedid y recibiréis. […] Cada oración sincera recibirá una contestación. Tal vez no llegue esta exactamente como deseáis, o cuando la esperéis; pero llegará de la manera y en la ocasión que mejor cuadren a vuestra necesidad» (Obreros evangélicos, pág. 271).
Detén todo lo que estás haciendo ahora y ¡pide, busca y llama!