17 septiembre | Jóvenes
«Para que conozcas bien la verdad de las cosas en las cuales has sido instruido» (Luc. 1: 4).
A lo largo de mi ministerio, he buscado desafiar a los jóvenes a ser una generación viva: amada en el cielo, temida en el infierno, conocida en la tierra. He adoptado esta frase como mi lema. Fue pronunciada por un conocido pastor evangélico y la consideré muy apropiada para expresar mi misión como pastor de jóvenes.
En mis esfuerzos ministeriales, la generación viva es un movimiento que invita a los jóvenes a levantarse. Para que esto suceda, es necesario que cada uno tenga su propia experiencia con Dios. No se puede dar testimonio de Jesús sin conocerlo personalmente mediante la fe.
Esto sucedió con el evangelista Lucas. Los otros autores de los Evangelios habían convivido con Cristo, pero Lucas no. Sin embargo, eso no le impidió conocer al Señor ni testificar sobre él. Lucas salió al campo y recopiló toda la información que encontró sobre Jesús. Fue guiado por el Espíritu Santo en este proceso y produjo uno de los retratos más hermosos de la vida de Jesús al que tenemos acceso. Bajo inspiración divina, Lucas reveló aspectos hermosos y esenciales del ministerio de Jesús. Es autor de dos libros de la Biblia: el Evangelio que lleva su nombre y el libro de los Hechos.
Lucas escribió el primer volumen para contar la historia de cómo Dios envió a su Hijo a la tierra. El autor retrató a Jesús en sus largas caminatas, en sus memorables discursos, diálogos y expresiones inequívocas de amor, con énfasis en la cruz. El Evangelio de Lucas termina hablando de la ascensión del Señor. Es precisamente a partir de este punto donde comienza el libro de los Hechos. El Evangelio habla del origen de la iglesia; los Hechos presentan su crecimiento. El hilo que une los dos volúmenes es la divinidad de Jesucristo y del Espíritu Santo. En la ascensión, Jesús se sienta a la derecha de Dios, y el Espíritu Santo desciende a la tierra para continuar la obra de la salvación.
El libro de los Hechos es el comienzo de la historia de la iglesia, pero está incompleto. La historia aún está sucediendo. ¡Es una historia inconclusa! El último capítulo de los Hechos aún debe escribirse. Cuando eso suceda, vendrá Jesús. Creo que esto ocurrirá en nuestra época. Pero para ello es necesario que una generación viva se levante.