3 octubre | Jóvenes
«Si sabéis estas cosas, bienaventurados sois si las hacéis» (Juan 13: 17).
Dios está buscando a personas que se entreguen a él de todo corazón. Si queremos ver una revolución hoy en nuestra iglesia, ¿qué cambios necesitamos realizar en nuestra vida? Presta atención a las cinco resoluciones que proponemos a continuación.
Revolución 1: Vida devocional. Ninguna revolución ocurrirá si no mejoras tu vida devocional. Debes levantarte temprano para leer el Libro. No habrá revolución hasta que aprendas a amar la Biblia. En ella conocerás a Jesús. En ella te encontrarás con él. El personaje principal de sus páginas es Jesús. Y cuanto más la leas, más la amarás, y te convertirás en un amigo más cercano de Cristo.
Revolución 2: Adoración vibrante. No importa el tamaño de tu iglesia. No importa quién sea el predicador. Si te acercas a adorar con hambre, saldrás alimentado. La adoración ocurre cuando sales de casa ansioso por tener un encuentro con Dios. Se necesita una preparación previa para una adoración auténtica en la iglesia.
Revolución 3: Estudio de la Biblia. Esto es diferente de la vida devocional. En el estudio de la Biblia, el énfasis está en la investigación. En esta práctica, se busca conocer más las doctrinas bíblicas para entender las razones de tu fe. Estudia la Biblia cada mañana. La lección de la escuela sabática es una buena herramienta para esto. Toma notas de los sermones. Haz marcas en tu Biblia. Crece en conocimiento. Los primeros adventistas (en su mayoría jóvenes) pasaban noches estudiando la Biblia. Esto debe repetirse entre nosotros.
Revolución 4: Estilo de vida. El mundo quiere ver la diferencia que Jesús produce en nuestra vida. ¿Qué tiene de diferente tu estilo de vida comparado con el del mundo? ¿Qué revolución estás buscando? Si te vistes igual, comes igual, miras igual, sales igual, no hay ninguna revolución en marcha. Los frutos de la transformación siempre se manifiestan en la vida de la persona convertida.
Revolución 5: Misión desafiante. Eres el sermón que el mundo necesita escuchar. Debes testificar acerca de Cristo, y esto no es tan difícil como piensas. Simplemente cuenta lo que has visto por la fe. La iglesia de los Hechos decía: «He visto a Jesús. Fui sanado por él. Jesús me salvó». ¿Dónde está esa iglesia hoy?
¿Quieres una revolución en tu vida? ¡Comienza hoy a practicar lo que crees!