8 octubre | Jóvenes
«Y, asomándose, vio los lienzos puestos allí, pero no entró» (Juan 20: 5).
«Un elefante molesta a mucha gente» Algunos repetimos esta frase desde la infancia. Pero, para ser honesto, los elefantes no me han molestado mucho en mi vida. Lo que suele molestarme son los pequeños mosquitos. ¿Alguna vez has intentado dormir con uno de ellos zumbando cerca del oído? ¿O tal vez con una gotera goteando en tu habitación? Realmente, un pequeño detalle marca una gran diferencia.
El entrenador Pat Riley descubrió esto. Se hizo famoso por llevar a su equipo a la victoria en la NBA (Liga Nacional de Baloncesto de los Estados Unidos) con una estrategia sencilla: cada jugador debía mejorar un 1% en cada uno de los cinco fundamentos del baloncesto (tiro, pase, rebote, dribbling y tiros libres). Dado que el equipo tiene doce jugadores, el rendimiento del equipo mejoró un 60% durante el campeonato, lo que garantizó la victoria para el equipo de Riley, «el entrenador de los detalles».
Realmente, la diferencia entre lo común y lo extraordinario radica en los detalles. ¿Por qué un Mercedes es tan caro y un Fiat es tan barato? Ambos coches tienen puertas, motor y ruedas, ¿verdad? Sí. Pero la diferencia está en los detalles. Es el equilibrio entre el buen gusto, la belleza y la simplicidad lo que distingue no solo las cosas, sino también a las personas.
Si te tomas un momento para analizarlo, verás que la persona más útil socialmente es la que se preocupa por los matices de la vida. La forma en que saluda a los demás, cómo hace la cama y cuida su aspecto después de despertar, o cómo trata a un niño. Los detalles nos acompañan desde el momento en que nos despertamos hasta que nos acostamos.
Preocúpate más por los detalles en tu matrimonio, tu trabajo y tu hogar. Mejora tu simpatía y cortesía. Cuida tus palabras y el tono de voz que empleas. Presta atención a los actos, pero no te olvides de sonreír.
Jesús era un Maestro en cuidar de los detalles. Después de resucitar, no olvidó doblar las ropas que le habían envuelto en el sepulcro. Elena G. White escribió: «Fue la mano del Salvador la que dobló cada una de ellas y las puso en su lugar. A la vista de Aquel que guía tanto a la estrella como al átomo, no hay nada sin importancia. Se ven orden y perfección en toda su obra» (El Deseado de todas las gentes, pág. 733). Los detalles son importantes y marcan la diferencia. Piénsalo.