10 octubre | Jóvenes

Planeta hollywood

«Entonces la gente, al ver lo que Pablo había hecho, alzó la voz, diciendo en lengua licaónica: “¡Dioses con la semejanza de hombres han descendido a nosotros!”» (Hech. 14: 11). 

La idolatría siempre ha estado presente en la historia humana. En los tiempos bíblicos, se mantuvo vinculada al culto de las divinidades paganas, que generalmente tomaban formas humanas y se materializaban en objetos de piedra, madera o barro. En varias civilizaciones, incluso los propios elementos de la naturaleza tenían estatus de dioses. Los incas, por ejemplo, adoraban al dios Sol. Los egipcios, por su parte, incluían sapos y cocodrilos en su panteón.

En el texto de hoy, leemos acerca de la idolatría practicada por los habitantes de Listra, una región cercana a Galacia. Después de presenciar la curación de un paralítico realizada por Pablo y Bernabé, aquellos hombres idolatraron a los apóstoles al punto de ofrecerles sacrificios. La Biblia dice: «A Bernabé llamaban Júpiter, y a Pablo, Mercurio, porque este era el que llevaba la palabra» (Hech. 14: 12).

Esta identificación de Pablo y Bernabé con el nombre de dos planetas/dioses es interesante. Júpiter y Mercurio, en la cultura romana, correspondían a Zeus (el jefe de todos los dioses) y Hermes (el mensajero de los dioses) en la cultura griega. Al ver la curación del paralítico de nacimiento, esas personas imaginaron que el poder provenía de Pablo y Bernabé, no del Creador de los planetas, el único que merece nuestra adoración.

Al leer esta historia, pensé en la trampa en la que tú y yo podemos caer. Hace algunos años, quienes estaban en el escaparate del mundo eran los actores de Hollywood. Hoy en día, cualquier persona con belleza o ciertas capacidades puede convertirse en un youtuber o instagrammer exitoso, capaz de atraer multitudes a través de las plataformas digitales. Así surgen los dioses modernos: auténticos consumidores de likes y del tiempo de sus adoradores.

Todo lo que ocupa el primer lugar en tu corazón puede considerarse un dios. ¿Has permitido que personalidades de la música, el cine, Internet e incluso del deporte ocupen el lugar del Dios verdadero en tu vida? ¿Pasas más tiempo con ellos que con tu Biblia abierta? Sugiero que hagas algo diferente hoy. Permítele a Dios, el Sol de Justicia, ocupar el centro de tu vida. Si esto sucede, tu mundo girará con seguridad.