15 octubre | Jóvenes
«Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían» (Hech. 16: 25).
El viaje de Pablo y Silas por la región de Macedonia estuvo lleno de fuertes emociones. Después de expulsar al espíritu adivino de una esclava, se desató un tumulto en la ciudad, ya que los dueños de la mujer perdieron las ganancias que obtenían por las predicciones que ella realizaba. Pablo y Silas fueron azotados y encarcelados en la ciudad de Filipos.
Mientras estaban atados a un tronco en prisión, alrededor de la medianoche, comenzaron a orar y cantar alabanzas a Dios. Esta es una de las pocas menciones explícitas en el Nuevo Testamento de personas cantando. ¿Qué habrán cantado? ¿Cómo era el estilo musical de Pablo?
Dado que Pablo creció en un entorno multicultural y era versado en varios idiomas (hebreo, arameo, griego y latín), es probable que haya recibido influencias musicales durante su infancia. En el contexto grecorromano, la música desempeñaba un papel importante en la educación. «La familiaridad con la música, o al menos con los términos musicales, se consideraba parte de la educación de la persona culta, al igual que se esperaba que esta persona supiera hablar y escribir en griego» (Donald Grout y Claude Palisca, Historia de la música occidental, pág. 33).
La música griega compartía muchos aspectos con la música de la iglesia primitiva. Principalmente, era monofónica, es decir, una melodía sin armonía o contrapunto, a menudo improvisada. A veces, se acompañaba de varios instrumentos musicales y un grupo de cantantes, creando así una heterofonía.
Es relevante destacar otro aspecto. Dado que la mitología griega atribuía un origen divino a la música, los griegos creían que tenía el poder de realizar milagros en el mundo natural, además de curar enfermedades y purificar el cuerpo.
En este contexto cultural, nos encontramos con Pablo y Silas cantando en una prisión macedónica a medianoche. De repente, ocurrió un fuerte terremoto que rompió las cadenas de los prisioneros y abrió las puertas de las celdas. Este hecho también impactó la vida del carcelero, quien, después de la intervención de Pablo y Silas, entregó su vida a Cristo, al igual que su familia.
Este es el poder de la alabanza. Maravillas suceden cuando usamos nuestra voz para cantar o hablar de Jesús.