28 octubre | Jóvenes
«No os conforméis a este mundo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento» (Rom. 12: 2).
El mundo está experimentando grandes transformaciones. Desde el comienzo de la era digital a partir de la segunda mitad del siglo XX, y ya de manera vertiginosa en el siglo actual, las nuevas tecnologías han alterado progresivamente la forma en la que estudiamos, trabajamos, compramos y nos relacionamos. Lo «nuevo» se ha vuelto común, lo «hermoso» parece relativo y el «presente» a menudo está desconectado de la realidad. Lo que es interesante en este momento puede volverse obsoleto en un abrir y cerrar de ojos. La tecnología está siempre presente a nuestro lado, aun cuando no lo deseemos, influyendo silenciosa e inadvertidamente sobre muchos aspecto de nuestra cotidianeidad.
Nadie puede negar que la tecnología es una herramienta poderosa. Facilita muchas áreas de nuestra vida. Con ella, podemos realizar desde transacciones bancarias hasta limpiar el polvo del suelo de nuestra casa. Los ordenadores (o computadoras) han acortado las distancias y simplificado la ejecución del trabajo. Sin embargo, como sabemos, todo tiene un costo y también conlleva consecuencias.
Debemos entender que la tecnología no es solo una herramienta, sino que se ha convertido en un elemento esencial de la realidad. Ha cambiado incluso nuestra forma de relacionarnos con el tiempo y el espacio. ¿Quieres un ejemplo? Un teléfono móvil tiene la capacidad de acercar a quienes están lejos y alejar a quienes están cerca. ¡Incluso dormimos y despertamos con él! Nos hemos convertido en individuos «multitarea», con mil y una cosas que resolver al mismo tiempo.
Es como si la tecnología quisiera otorgarnos omnisciencia y omnipresencia. Hemos perdido la noción del espacio. En nuestros días, las relaciones personales se han vuelto impersonales y, para muchas personas, lo que realmente importa son los «Me gusta» de los amigos virtuales. Si reflexionamos sobre esto, veremos que en muchos casos la tecnología opera como si se basara en la filosofía platónica. El cuerpo ya no es necesario, ya que casi todo hoy en día se puede resolver sin presencia física: educación, culto, terapia, amistades, entretenimiento, etcétera. ¿Dónde terminaremos? En ninguna parte. De hecho, ya estamos paralizados en nuestros sillones y mundos imaginarios.
No quiero demonizar la tecnología. Sin embargo, es importante comprender que estamos inmersos en un gran conflicto y necesitamos sabiduría para vivir, pensar y elegir. Observa críticamente el mundo que te rodea. Invierte mejor tu tiempo en lo que es bueno, verdadero y constructivo. Utiliza la tecnología y no permitas que ella te utilice a ti.