3 noviembre | Jóvenes
«No que estemos capacitados para hacer algo por nosotros mismos; al contrario, nuestra capacidad proviene de Dios» (2 Cor. 3: 5).
Me interesé por una chica al mismo tiempo que al guapo de la iglesia le interesó. Entonces, el perdedor en mí tomó el control: «No tengo nada que hacer. Él es más guapo que yo». Aun así, la invité a salir y aceptó. En medio de la conversación, mencioné al chico. Y ella hizo el siguiente comentario: «Es muy guapo, ¡pero solo cuando mantiene la boca cerrada!».
Me llevó un tiempo comprender que las personas no están obligadas a que yo les guste por lo que soy. Hay diferentes formas de enfrentar la vida. Si a alguien no le gusto, problema suyo. Si no me gusto a mí mismo, ¿quién lo hará? Si no me amo, no seré amable ni amado.
La historia enseña que a Dios le encanta usar a aquellos que no son muy seguros de sí mismos. Tiene un plan para que sus planes se cumplan con personas aparentemente menos brillantes. Puede hacer cosas a través de nosotros que otros consideran imposibles.
Como no hay píldoras para fortalecer la autoestima, decidí adoptar una filosofía de vida que me ayudó mucho a reforzar mis cualidades y tomar conciencia de mis limitaciones. Su método tiene tres pasos:
Por eso, él te eligió y te capacitó para una noble misión. Eres el blanco más precioso de su amor. Él cree en ti.