5 noviembre | Jóvenes

Compatibilidad espiritual

«No os unáis en yugo desigual con los incrédulos» (2 Cor. 6: 14).

Esta orden divina no es arbitraria ni discriminatoria. Dios está presentando su sabiduría soberana. Es su amor protector expresado de manera práctica.

El enemigo nos tienta con diferentes tipos de pecados para alejarnos de Dios y destruir nuestra vida. En 2 Corintios 6: 14-16, Pablo plantea cinco preguntas sobre la yunta desigual. Quiere saber qué comunión puede haber entre justicia y maldad; luz y tinieblas; Cristo y Belial; creyente e incrédulo; templo de Dios e ídolos. ¿Existe acuerdo entre ellos? Para las cinco preguntas del apóstol, solo hay una respuesta aceptable: ¡No!

«¿Quiere decir, pastor, que los hijos de Dios son demasiado buenos para casarse con incrédulos? ¿Y qué hay del yugo desigual cultural, de estatus social, financiero, de altura, de edad? ¿Por qué la iglesia solo habla del yugo desigual religioso?».

Hay varios tipos de yugo desigual. Cada uno de estos yugos puede causar algún tipo de problema. Estoy cansado de escuchar a personas que dicen que se están separando por falta de compatibilidad. Las diferencias de nivel económico, por ejemplo, puede ser un grave problema. Antes de casarse, los enamorados están dispuestos a vivir incluso bajo un puente. Pero, un mes después del matrimonio, esperan que bajo el puente haya lavavajillas, nevera, aire acondicionado, etcétera. ¡Es un problema! Esto debe tenerse en cuenta antes de tomar la decisión de contraer matrimonio.

Se trata de una cuestión que se puede resolver con esfuerzo y diálogo, buena voluntad y trabajo, amor y dedicación. A fin de evitar las muchas sorpresas del matrimonio, el tiempo de compromiso sirve para evaluar estas diferencias.
Sin embargo, «el matrimonio de cristianos con infieles está prohibido en la Sagrada Escritura» (Mensajes para los jóvenes, pág. 327). La Palabra de Dios dice que solo debes hacer alianza con aquellos que tienen alianza con Dios. No realices evangelismo conyugal. ¡No caigas en esa trampa! Es más fácil que el incrédulo te arrastre hacia abajo que intentar levantarlo.
Asegúrate de que tu prometido o prometida sea espiritualmente compatible contigo. Evalúa lo que tenéis en común. ¿Compartís la misma fe? ¿Estáis dispuestos a construir un matrimonio de acuerdo con el plan de Dios? ¿Recurrís a la misma fuerza y poder ante las adversidades de la vida? ¿Tenéis valores comunes?
¿Quieres casarte? ¡Elige a alguien que sirva al mismo Señor que tú!