17 noviembre | Jóvenes

La fe en la universidad

«Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas basadas en las tradiciones de los hombres, conforme a los elementos del mundo, y no según Cristo» (Col. 2: 8). 

Las investigaciones muestran que hay una tendencia recurrente entre jóvenes cristianos a abandonar creencias religiosas durante el período universitario. Entre las razones más citadas se encuentran el cambio de rutina, la falta de tiempo, la exposición a nuevas discusiones y a posturas diferentes, y las dificultades para afrontar ciertas cuestiones sobre relaciones, moralidad y ética.

Algunos factores propios del entorno académico tienden a favorecer esta tendencia, como el escepticismo, influencias del ateísmo, relativismo cultural, etcétera. Muchos universitarios cristianos son bombardeados con interrogantes que no conocían. Así, la entrada en la universidad desestabiliza la fe de aquellos que no tienen un conocimiento sólido de la Biblia.

La exposición a ideologías no cristianas en la universidad ha sido la causa de la apostasía de muchos jóvenes. Se necesita un fundamento bíblico, desarrollado en la familia y en la iglesia. No se puede vivir ajeno a los riesgos que existen en el mundo para cada etapa de la vida. Todos pueden ser vacunados con el estudio de las Escrituras.

A pesar de que la universidad sea un espacio de desarrollo intelectual, no se debe absorber sin filtro todo lo que se enseña en sus aulas. La Biblia nos advierte sobre la necesidad de mantenernos alerta contra las «filosofías vanas», ya que pueden apartarnos de la fe. Y el riesgo no radica solo en el ateísmo puro difundido en círculos académicos, sino también en los intentos de conciliar elementos de la fe bíblica con supuestos materialistas y naturalistas.

El choque de los valores de la fe con presupuestos no bíblicos puede dar como resultado una mayor dificultad para mantener la creencia en la existencia de Dios. Cuando esa tentación llama a nuestra puerta, debemos recurrir a la Biblia en busca de respuestas. La realidad del pecado y la grandeza divina, en comparación con la pequeñez humana, son obstáculos para entender la complejidad de la existencia de Dios. La fe es la respuesta a nuestras dudas. En la Biblia encontramos el camino correcto para resolverlas. Además, las evidencias de que Dios existe están dispersas por la Creación. Con los ojos de la fe, podemos contemplarlas y descansar en la certeza de que Dios es real y nos ama, según nos lo revela su Palabra.