21 noviembre | Jóvenes
«Pero tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna» (Sant. 1: 4).
¿Qué nos ayuda a tener persistencia? ¿Cómo podemos hacer que esta sea una característica de nuestra vida? La persistencia se manifiesta en cómo enfrentamos las dificultades. Significa seguir adelante, pase lo que pase. Es mantenerse firme en el viaje. La persona que persevera muestra coraje y determinación excepcionales. La persistencia significa seguir avanzando a pesar de las dificultades.
Mucha gente comienza proyectos pero no los termina. Algunos viven la vida como si fuese un microondas: todo muy rápido e inmediato. En nuestra sociedad desechable, usamos algo y luego lo tiramos (ya sea un vaso de plástico, una amistad, un cónyuge o una creencia). Nuestras decisiones determinan nuestro viaje. Y algunos simplemente no pueden llegar muy lejos.
Lee detenidamente lo que escribió el apóstol Pablo: «Estamos atribulados en todo, pero no angustiados; en apuros, pero no desesperados; perseguidos, pero no desamparados; derribados, pero no destruidos»(2 Cor. 4: 8-9). Perseverar es continuar recorriendo nuestro camino, pase lo que pase. O mejor dicho, lo que suceda se utilizará como energía adicional para continuar el viaje. Es enfrentar los golpes de la vida sin desesperarse ni rendirse.
Para lograrlo, la persistencia debe completar su ciclo. Como dice Santiago, «la persistencia (o paciencia) debe tener acción completa» (Sant. 1: 4). Aquel que persevera revela madurez. Terminar la carrera es una cosa. Terminar bien es otra. Quien corre con persistencia, dando lo mejor de sí, sin importar la posición en la que llegue, será siempre un vencedor.
Dicen que para escalar el Everest, un alpinista necesita consumir alrededor de seis mil calorías al día. En general, consumimos alrededor de dos mil diarias. Pero para soportar la subida y llegar al destino, el alpinista requiere una reserva extra; por eso, necesita la mayor cantidad posible de calorías. De la misma manera, si queremos mantenernos firmes para llegar a nuestro destino, necesitamos una reserva extra de alimento espiritual para perseverar, a pesar de la presión.
Aliméntate de la Palabra de Dios. Solo ella puede darte la fortaleza suficiente para vencer los desafíos de la vida. Abastecido y nutrido por sus enseñanzas, tendrás persistencia y no te rendirás ante los retos existenciales que Dios permite para tu crecimiento personal.