4 diciembre | Jóvenes

Tatuaje en el corazón

«Pondré mis leyes en la mente de ellos, y sobre su corazón las escribiré» (Heb. 8: 10). 

Dios aprecia el arte. Con su genio creativo, él es el inventor de la belleza y el Maestro supremo del buen gusto. Su creación es hermosa y pura. Lamentablemente, esta no es la realidad de muchas producciones artísticas humanas. No existe arte que sea neutro. Estética y ética van de la mano. Los artistas y las obras de arte transmiten mensajes. Y, por supuesto, Dios también tiene algo que decir a través de sus obras de arte, siendo la más grande de todas, ¡no lo olvides!, tú. Entonces, hoy quiero preguntarte: si fueras un anuncio de Dios, ¿qué anunciarías al mundo?

Cuando conocí a Pablo, él ya era un converso. Antes, sin embargo, había sido un joven rebelde, parte de un grupo de narcotraficantes en México que «causaba terror» por donde iba. El arma en la mano, el hecho de pertenecer a una pandilla y los tatuajes en el cuerpo le daban un sentido de valor y una emocionante sensación de poder. Le pregunté: «Y hoy, ¿ves alguna ventaja en tus tatuajes?». Me dijo que ninguna, salvo la siguiente: «Gracias a ellos, me es más fácil entrar en ciertos lugares y predicar el evangelio que lo que le sería a usted». Es verdad. Dios puede usar incluso nuestros errores pasados para su gloria.

Hace unos cuatro mil años, ¡incluso las momias estaban tatuadas! Los egipcios usaban tatuajes en rituales sagrados. En la antigua Grecia, podían indicar que los esclavos pertenecían a un señor específico. En Inglaterra, en 1879, se usaban para identificar criminales. En el año 787, el papa los prohibió. En tiempos más recientes, se volvieron populares entre los ricos y, desde la Segunda Guerra Mundial, se han utilizado para expresar devoción a un ser querido. La Biblia, por su parte, nunca agregó nada al texto de Levítico 19: 28: «No os hagáis heridas en el cuerpo […], ni tatuajes en la piel». El texto no se refiere a cirugías o tratamientos médicos, y en cambio sí puede aplicarse a la automutilación y los tatuajes, dos costumbres que dicen mucho sobre las creencias y la identidad de una persona. 

Dios está interesado en tatuarte, pero no en el exterior de tu pecho, sino por dentro. Quiere grabar su nombre en tu corazón. Quiere que, por dentro y por fuera, pertenezcas en un cien por cien a él, sin reservas ni restricciones. ¿Qué te parece si, como hizo Pablo, dejas atrás algunas de tus antiguas convicciones y aceptas por completo el plan de Dios para ti?