11 diciembre | Jóvenes

El canto de las sirenas

«¿Cómo, pues, haría yo este gran mal, y pecaría contra Dios?» (Gén. 39: 9). 

En la famosa Odisea, el poeta griego Homero narra el regreso de Ulises y sus compañeros a casa después de la guerra de Troya. En esta epopeya, que duró diecisiete años, Ulises enfrentó diversas aventuras, como el desafío de la Isla de las Sirenas. Ulises sabía que las sirenas tenían un poder irresistible de seducción que seguramente atraería a sus marineros hacia las escarpadas costas de la isla, lo que daría lugar a un naufragio.

La solución encontrada por Ulises fue poner cera en los oídos de los marineros para que no escucharan el canto de las sirenas. Sin embargo, Ulises no tapó sus propios oídos, sino que pidió que lo ataran al mástil del barco hasta que concluyera el viaje.

El poema cuenta que, mientras pasaban cerca de la isla, Ulises gritaba desesperadamente para que lo desataran, pero sus hombres no lo escuchaban, como tampoco el canto de las sirenas. Fue así como Ulises y su tripulación lograron escapar a salvo.

En nuestro viaje hacia la Canaán celestial, también enfrentamos pruebas y tentaciones. Satanás utiliza imágenes, vídeos, literatura, música y otras cosas con contenido inmoral para atraer a las personas hacia los arrecifes del pecado. Las «sirenas» de la impureza son hermosas y atractivas. Sin embargo, el destino de esta «aventura» siempre terminará en un naufragio.

Hace algunos años, la pornografía estaba limitada a cines, librerías, quioscos de periódicos y videoclubs. Hoy, la «Isla de las Sirenas» acompaña a los viajeros en todas partes, en cualquier momento, simplemente con tener un teléfono inteligente en las manos. Con un solo clic, los Ulises modernos (hombres o mujeres) tienen acceso a millones de píxeles creados en el taller de Satanás, capaces de destruir la familia y el carácter.

Es necesario huir de la tentación sexual (ver 1 Cor. 6: 18), así como lo hizo José frente a la esposa de Potifar. ¡No escuches el canto de las sirenas! Mejor átate al mástil de la pureza en lugar de sucumbir ante las persuasiones del diablo. Tienes un cielo que ganar y un infierno que evitar.

Tal vez te encuentres perdido en las aguas oscuras de la inmoralidad y hayas chocado contra las filosas rocas del pecado. Hoy Jesús quiere darte una nueva oportunidad. Él es tu Salvador. ¡Permanece firme! ¡Estamos regresando a casa!