18 diciembre | Jóvenes

Florece

«Por la mañana siembra tu semilla, y a la tarde no dejes reposar tus manos; pues no sabes qué es lo mejor, si esto o aquello, o si lo uno y lo otro es igualmente bueno» (Ecle. 11: 6). 

En la vida existen dos tipos de plantas y de personas. Algunas se adaptan a las condiciones del lugar y el clima, y otras no se adaptan, volviéndose improductivas o muriendo. Sin duda, es válida la máxima: «Florece donde estés plantado».

Los medios de comunicación destacaron la experiencia del joven astrónomo aficionado Leonardo Amaral. Desde un observatorio instalado en la casa de su familia, el 23 de julio de 2020, logró la hazaña de descubrir un nuevo cometa a más de ochocientos millones de kilómetros de la tierra. El logro era tan inusual que su descubrimiento fue notificado por la comunidad internacional de astronomía en una publicación oficial del renombrado MPC (Minor Planet Center, o Centro de Planetas Menores). ¿Cómo lo hizo? ¿Qué herramientas utilizó?

Amante de la astronomía, el joven decidió construir un observatorio aficionado. Desde allí, solía dedicar mucho tiempo a observar el movimiento de los planetas. En una de esas ocasiones, identificó un punto desplazándose entre las estrellas. Al prestar atención a ese movimiento, descubrió algo diferente y que pasaría desapercibido para casi todos. Sin formación en física o astronomía, sin telescopio profesional y sin el apoyo financiero de la NASA, este joven logró algo que muchos científicos sueñan durante toda su carrera, pero jamás consiguen.

Esta historia nos muestra que, mientras muchos esperan las condiciones ideales para realizar ciertas cosas, otros crean esas condiciones. Mientras algunos aguardan la mejora de las circunstancias, otros se ponen en acción para generar cambios positivos. Mientras muchos se quejan de la falta de apoyo, otros se superan y avanzan solos. Mientras muchos se consuelan percatándose de que los demás también están parados, otros miran hacia arriba y sueñan con superar sus propios límites y lograr grandes hazañas. Él floreció donde estaba plantado.

Si deseas hacer lo mismo, como una planta, respira cada partícula de oxígeno, aprovecha cada gota de agua disponible, echa raíces y busca cada mineral existente, abre bien las hojas y aprovecha cada rayo de sol y la energía proporcionada. Entonces, crece, fortalécete, florece y produce frutos donde te encuentres. Renueva las hojas, produce semillas y fertiliza la tierra. En otras palabras, aprovecha todas las oportunidades, no te rindas nunca y da siempre lo mejor de ti en todo. Y si hay dificultades, ten fe y pide la orientación de Dios. Eso también es florecer donde estás plantado.