25 diciembre | Jóvenes
«He aquí que viene con las nubes: Todo ojo lo verá, y los que lo traspasaron; y todos los linajes de la tierra se lamentarán por causa de él. Sí, amén» (Apoc. 1: 7).
Quien ama no solo promete; cumple. Para algunas personas, la aparente demora de Jesús en regresar es un gran desafío. Sin embargo, debemos entender que la supuesta tardanza del Señor no determina si su promesa se cumplirá o no. Quien prometió es fiel. Él no falla.
La historia del matrimonio de Kara Troy Robbins y Jeannine Ganaye es conmovedora e ilustra esta realidad. Se conocieron cerca del fin de la Segunda Guerra Mundial, en 1944. Tras haberse jurado amor el uno al otro, Kara, que servía como soldado, tuvo que ser transferido a otro destacamento. Las circunstancias parecían haberlos separado para siempre. Aunque no se veían, nunca se olvidaron el uno del otro. La promesa de reencontrarse algún día permanecía en pie.
Después de setenta y cinco largos años, gracias a un programa de televisión, la pareja se reencontró. Robbins tenía noventa y seis años y Jeannine noventa y dos. Ambos eran viudos en ese momento. Su reencuentro fue emocionante.
Obviamente, no podemos comparar la fidelidad de Cristo con la de ningún ser humano. Jesús es fiel, y sus palabras son fieles y verdaderas. Todo lo que él promete se cumple. La fidelidad de Dios no varía en función de la meteorología o de las variaciones de la bolsa de valores.
En su primera venida, Jesús demostró que cumple su palabra. Después de cuatro mil años de expectativas mesiánicas, en la plenitud del tiempo, Dios envió a su hijo (ver Gál. 4: 4) para morir en nuestro lugar. En el Antiguo Testamento, la esperanza del primer advenimiento del Mesías está presente en todas partes. Estas profecías se cumplieron plenamente en la vida de Jesús.
En su ministerio, el Señor renovó la promesa y dirigió nuestra atención a su regreso. Así como hizo en su primera venida, Jesús cumplirá su promesa de volver por segunda vez. Aunque el tiempo parezca largo o las circunstancias desfavorables para mantener encendida esa llama, no pierdas la fe. Persevera confiado en la gracia y fidelidad de nuestro Dios. Aquel que hizo la promesa cumplirá su palabra. Él vendrá. ¡Prepárate!