31 diciembre | Jóvenes

El mito de procusto

«Y si alguno quita de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro» (Apoc. 22: 19). 

Según la mitología griega, Procusto era un bandido que solía hospedar a personas en su casa en la sierra de Eleusis. En su habitación, tenía una cama de hierro ajustada a su tamaño exacto, y a la cual invitaba a todos los viajeros a acostarse. Si los huéspedes eran demasiado altos, él amputaba el exceso de longitud para ajustarlos a la cama. Si tenían baja estatura, los estiraba hasta que alcanzaran el tamaño suficiente. Las víctimas, pues, nunca se ajustaban de antemano al tamaño de la cama.

El mito de Procusto se utiliza en Filosofía para demostrar la intolerancia humana ante opiniones ajenas y distintas. Además, esta oscura historia ejemplifica la actitud de aquellos que quieren, a toda costa, adecuar un conocimiento a su propio punto de vista. Hay mucha gente que cree que su interpretación de las cosas, es decir, el «tamaño de su cama», es la única forma posible de ver las cosas.

Este peligro puede afectar a cualquier área del conocimiento, incluida la teología. Cuando nos enfrentamos al horizonte del texto bíblico, siempre traemos nuestras suposiciones, paradigmas y preconceptos, es decir, nuestra propia cosmovisión. El desafío es permitir que la Biblia nos guíe y modifique nuestras suposiciones, no al revés.

En el intento de contextualizar el mensaje, muchas personas terminan estirando o mutilando el texto bíblico. Lo aplican sin comprenderlo primero. Como decía uno de mis profesores, en lugar de leer la Biblia con un marcador de texto, lo hacen con una tijera, cortando lo que no les gusta.

Para evitar este error, es necesario leer el texto de manera atenta, humilde y honesta, sin menospreciar el contexto en todas sus implicaciones, ni la cultura y la época en que fue escrito. Además, el estudio de las Escrituras siempre debe ir acompañado de la oración, para que el Espíritu Santo guíe la mente del lector.

En estos días de confusión, marcados por diversas interpretaciones, es crucial ser cautelosos con el enfoque que empleamos al estudiar la Biblia. Las Escrituras deben ser su propia guía interpretativa. Analizar el texto dentro del contexto adecuado, tanto en términos generales como específicos, ayudará a evitar actitudes dogmáticas como las que presentan algunos «Procustos» de la actualidad.