19 febrero | Jóvenes
«Oye, Israel: Jehová, nuestro Dios, Jehová uno es. Amarás a Jehová, tu Dios, de todo tu corazón, de toda tu alma y con todas tus fuerzas» (Deut. 6: 4-5).
Acabamos de cruzar el umbral de un nuevo año. Dentro de este nuevo «hogar», hay doce habitaciones vacías listas para ser decoradas y amuebladas a gusto del residente. ¿Qué deseas lograr en este nuevo año? ¿Volver al gimnasio, graduarte en la universidad, comenzar una relación, conseguir un trabajo, fijar la fecha de tu boda? Supongo que tu lista es larga. Debes saber que es posible alcanzar todos tus planes. El secreto está en la puerta.
Cuando el pueblo de Israel estaba a punto de ingresar a la tierra prometida, Moisés ordenó que cada familia pusiera en los umbrales de sus puertas las palabras de Deuteronomio 6: 4-9. Esta oración se conoce como Shemá, la primera palabra hebrea de la oración, que deriva del verbo shama, cuyo significado es «escuchar» y «obedecer». En otras palabras, Dios quería que cada israelita, al entrar y salir de su casa, recordara que debía amar a Dios por encima de todas las cosas.
Esta costumbre de escribir palabras de bendición y promesas en los umbrales de las puertas aún se mantiene en algunas culturas. Por ejemplo, los judíos cuelgan un pequeño pergamino, la mezuzá, en el lado derecho de las puertas. Los musulmanes, hindúes y chinos, por su parte, colocan mensajes especiales en sus puertas al comienzo del nuevo año. ¿Por qué no aplicar nosotros una iniciativa similar al entrar en el año actual? Te sugiero que lo hagas en el umbral de tu corazón.
Las puertas marcan el flujo de la vida: idas y venidas, paradas y nuevos comienzos, oportunidades y desenlaces. A lo largo de este año, seguramente pasarás por muchas de ellas: en casa, en el trabajo, en la universidad, etcétera. ¿Cuántas veces sucederá? Solo Dios lo sabe. Pero recuerda que él estará cuidando de ti, tal como lo asegura el salmista: «El Señor cuidará tu salida y tu entrada, desde ahora y para siempre» (Sal. 121: 8).
Sin embargo, lo más importante es escribir en los umbrales de la vida todo tu amor por Jesús. Solo en él encontrarás refugio cuando estés cansado, protección cuando estés afligido, y gracia cuando estés perdido. Si ya has rociado la sangre del Cordero en la entrada de tu alma, mantén firme la certeza de que él estará a tu lado en todos los momentos de este nuevo año.