1 marzo | Jóvenes
«Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová, tu Dios, estará contigo dondequiera que vayas» (Jos. 1: 9).
¿Tienes miedo de hablar en público? ¿Has dejado de ir a una reunión social para quedarte solo en casa? ¿Prefieres escuchar que hablar? Si tus respuestas son afirmativas, probablemente seas una persona introvertida. Y permíteme decirte desde el principio que la introversión no es lo mismo que la timidez. La timidez es el miedo al juicio de los demás; la introversión es una manera de reaccionar ante los estímulos.
No hay nada malo en ser introvertido. La introversión no es un problema, sino una forma de ver el mundo. En general, las personas introvertidas escuchan mejor, piensan antes de hablar, son más observadoras y tienen una creatividad muy aguda. ¿Lo has notado? Los introvertidos tienen muchas cualidades.
En el libro El poder de los introvertidos, Susan Cain explica que hasta el siglo XVIII, cuando las personas vivían en un entorno familiar y rural, la cualidad más valorada era el carácter. Sin embargo, después de la Revolución Industrial y la formación de las ciudades, las personas tuvieron que salir de su núcleo familiar y comenzaron a relacionarse con desconocidos. Así, en lugar del «culto al carácter», surgió el «culto a la personalidad». Para tener éxito en la vida, el individuo tenía que causar una buena impresión. Esta tendencia sobrevaloró a los extrovertidos y promovió, incluso, una avalancha de libros de autoayuda más tarde. Uno de los más populares es Cómo ganar amigos e influir sobre las personas, de Dale Carnegie.
Sin embargo, es necesario admitir que muchos introvertidos también son líderes notables y merecen «un lugar bajo el sol». Sin ellos, no tendríamos Google, la Teoría de la Relatividad, Facebook, Microsoft, entre otras cosas. El propio Bill Gates dijo: «Creo que los introvertidos pueden destacar. Si eres inteligente y aprendes los beneficios de ser introvertido, puedes estar dispuesto a desconectarte durante algunos días, reflexionar sobre un problema complejo, leer todo lo que puedas y esforzarte mucho para pensar en los límites de esa área».
Si eres alguien no muy activo y con tendencia a la vida interior, no te desanimes. Dios te hizo así y no se equivocó en el diseño. Recuerda que ninguna personalidad es mejor que otra. ¡Con coraje, creatividad y confianza en Dios, puedes llegar más lejos de lo que imaginas!