9 marzo | Jóvenes
«Se le apareció el ángel de Jehová y le dijo: “Jehová está contigo, hombre esforzado y valiente”» (Jue. 6: 12).
En el libro de Jueces, nos encontramos con un líder tímido llamado Gedeón. La primera vez que se menciona en la narrativa bíblica, se está escondiendo en un lagar, por temor a los madianitas. Sin embargo, cuando el Ángel del Señor se le aparece, lo llama «valiente guerrero». Al escuchar esto, Gedeón revela el bajo concepto que tiene de sí mismo: «Mi clan es el más insignificante de Manasés, y yo soy el menor de mi familia» (Jue. 6: 15). Gedeón solo veía sus limitaciones. Su sentido de incapacidad estaba acompañado de inseguridad, miedo y desconfianza.
Gedeón no se veía como poderoso ni como guerrero, pero el Señor lo veía así. La forma en la que manejamos nuestras limitaciones hace que muchos de nosotros desperdiciemos oportunidades. Vivimos escondiéndonos y aceptando de manera pasiva la opinión de los demás, siendo humillados en el trabajo, en las relaciones, en las actividades de la iglesia y en tantas otras áreas de la vida. Muchos renuncian a luchar porque no se consideran capaces.
El mejor tratamiento para enfrentar las dificultades causadas por una baja autoestima es saber que el Señor nos conoce y nos ama. Necesitamos recordar que él está desarrollando un plan exclusivo para nuestra vida. Dios ejecuta sus planes en la tierra utilizando a personas como tú y como yo. Él conoce nuestras limitaciones, y trabaja más fácilmente con la inseguridad que con el orgullo.
Gedeón es un ejemplo de cómo Dios elige y utiliza al más pequeño de los hombres para realizar las tareas más grandes. Dios utiliza a las personas por muy inseguras que sean. La grandeza de Gedeón no radicaba en su fuerza física ni en su autoconfianza. No se destacó en la historia por ser un gran hombre, sino por tener un gran Dios.
La única manera de tener una perspectiva correcta de nuestras limitaciones es conocer al Dios que nos comisiona. Dios es capaz de transformar a los débiles, los tímidos y los inseguros para dar grandes victorias a su pueblo. Él hará por ti lo mismo que hizo por Gedeón. Si te llama «valiente guerrero», ¡créelo! Él tiene el poder de hacer realidad lo que dice.