17 marzo | Jóvenes

Los cristianos y las mascotas

«Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente» (Mat. 22: 37). 

Los brasileños tienen un gran amor por las mascotas. Se estima que el país tiene la segunda mayor población de perros, gatos y aves ornamentales en el mundo, con más de ciento cuarenta millones de animales de compañía. De hecho, ya hay más perros y gatos que niños en los hogares. Este afecto por los animales domésticos ha impulsado la economía, convirtiendo a Brasil en el segundo mercado más grande de productos para mascotas en el mundo, con una participación global del 6,4%. Este mercado representa el 0,36% del PBI brasileño, superando a sectores como el de artículos para el hogar y la automatización industrial. La comercialización de accesorios, medicamentos, alimentos equilibrados y la búsqueda de servicios como hoteles y spas de lujo para mascotas han experimentado un crecimiento significativo.

En los albores de la modernidad, la idea de familia estaba exclusivamente vinculada a los humanos. Los animales rara vez entraban en las casas, y mucho menos dormían en las camas con sus dueños. No obstante, la sociedad urbana contemporánea ha introducido la noción de «familias multiespecie». En esta nueva configuración, los animales reciben nombres propios, visten ropa, tienen juguetes, perfiles en redes sociales, pasean por centros comerciales, van a psicólogos y reciben cuidados regulares de aseo.

Según una investigación reciente, el 60% de los brasileños que tienen mascotas las consideran como hijos. Varios teóricos han advertido que la humanización de los animales puede llevar a la animalización de los humanos. Por ejemplo, Konrad Lorenz se oponía a la idea de permitir que el amor por los animales reemplace al amor por las personas y calificaba tal preferencia como «éticamente peligrosa».

Siguiendo las enseñanzas del apóstol Pablo, el verdadero amor «no se conduce de manera inconveniente» (1 Cor. 13: 5). ¿Será que el amor por las mascotas está superando al amor que debería dirigirse a Dios y al prójimo (Mat. 22: 36-40)? El reconocido escritor George Knight afirma que «el pecado es amar lo incorrecto. Es amar más a la criatura que al Creador». ¿No estarán muchos cristianos fallando al mantener una relación indebida con sus animales, dedicándoles una atención exagerada?

No es pecado amar a las mascotas, pero sí lo es amarlas más que a Dios y al prójimo. Ten cuidado de no invertir las prioridades. Invierte tu tiempo, dinero y amor en las proporciones correctas.