21 marzo | Jóvenes
«Jehová no mira lo que mira el hombre, pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón» (1 Sam. 16: 7).
Quien crece con la autoestima oscilante depende mucho de la opinión de los demás. Cualquier cosa que digan los compañeros es lo suficientemente importante como para consolidar un sentimiento de rechazo. Para muchos jóvenes, la opinión de los amigos tiene mucho valor.
Independientemente de la edad, hay tres áreas de conflicto interno que convocan al tribunal de nuestra mente para juzgarnos: apariencia, rendimiento y estatus.
El Padre celestial no está buscando gente de buena apariencia, los más inteligentes ni los más populares. Él busca lo que puso dentro de ti: fe, coraje y dones. Cuando David era solo un joven, Dios vio algo que nadie más podía ver. Por eso, eligió al más joven, al joven que cuidaba de las ovejas. El Señor es especialista en ver lo que nadie ve. Busca corazones similares al suyo.
Si hoy te sientes evaluado por los demás, o incluso juzgado por el tribunal de tu mente, aquí tienes una sentencia a la que vale la pena aferrarse: «¡Soy aceptado! ¡Soy alguien! ¡Soy capaz!». Al Señor le encanta usar a aquellos a quienes suele considerarse menos valiosos.