28 marzo | Jóvenes
«Su señor le dijo: “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré. Entra en el gozo de tu señor”» (Mat. 25: 21).
En las parábolas de los dos siervos, las diez vírgenes y los talentos, Jesús habla de la necesidad de ser siervos fieles, vigilantes y productivos. En la parábola de los dos siervos, elogia al siervo fiel y sensato que esperaba el regreso de su señor. En la parábola de las diez vírgenes, las que estaban preparadas recibieron la recompensa por su paciencia. Y, en la parábola de los talentos, dos de los tres siervos son recompensados por ser productivos. En estas tres historias, el tiempo de espera define a los fieles.
En la parábola de los talentos, un hombre rico viaja y deja a tres siervos a cargo de sus negocios. Distribuye sus riquezas en proporciones diferentes. Cada uno debía cuidar de una parte de sus bienes, probablemente recibiendo talentos en proporción a sus capacidades. Uno recibió cinco, otro dos y el tercero solo uno.
El talento no era solo una moneda, era también una medida de peso. Por ejemplo, el candelabro del tabernáculo pesaba un talento, equivalente a unos treinta y cinco kilogramos ( Éxo. 25: 39). Algunos estudiosos de la Biblia afirman que un talento era equivalente a seis mil días de trabajo de un trabajador común. Por lo tanto, ¡tenía un valor enorme!
Los dos primeros siervos, reconociendo el privilegio de la confianza recibida, comenzaron de inmediato a trabajar con dedicación y lograron duplicar el valor confiado a ellos. Sin embargo, el tercer siervo tomó el talento recibido y lo escondió hasta el regreso de su señor. Cuando llegó el momento de rendir cuentas, los dos primeros siervos fueron elogiados y ascendidos, pero el tercero solo tenía excusas que presentar.
He escuchado a personas decir que tendrán la eternidad para descansar. Creo que han entendido este asunto de manera errónea. El Señor dirá a los siervos fieles: «Has sido fiel en lo poco, ¡y te daré mucho más!». Esto es lo que yo llamo una promoción divina. Cuando cumplimos nuestro deber con fidelidad, además de la alegría de la tarea cumplida, recibiremos del Señor el encargo de hacer más en la eternidad. Los siervos fieles serán honrados con más trabajo.
Si eres el siervo de los cinco talentos, haz bien tu trabajo. Usa los talentos que has recibido y multiplícalos para la gloria del Señor. Pero, si eres el siervo que recibió solo un talento, no lo entierres. Antes que nada, sé un siervo bueno y fiel. Haz de eso tu recompensa.