¿Cuándo vendrá el fin del mundo?

Capítulo 11 | Sumario de este capítulo

Un pensamiento recurrente

El evento más extraordinario de la historia

Una sociedad desquiciada

¿Por qué aún no ha venido Jesús?

La promesa sigue vigente

En las montañas de Sierra Nevada, al sur de España, el escritor belga Patrick Geryl ha construido un búnker donde pensaba esconderse del cataclismo que, según él, destruiría el planeta el 21 de diciembre de 2012. «Queremos un lugar que esté a 2.000 metros sobre el nivel del mar», explica. Él y sus simpatizantes intentaban que 5.000 personas se cobijaran en aquel lugar que «resistirá los horrores del fin del mundo».1

Diciembre de 2012, como el mes del fin del mundo, fue un tema recurrente gracias a ciertos descubrimientos «proféticos». Primero surgió la teoría de que la Tierra sería destruida por el impacto del planeta Nibiru en 2012.2 Después se empezó a hablar del Calendario Maya, que aparentemente terminaba el 21 de diciembre del mismo año.3 Más tarde aparecieron los intérpretes de Nostradamus4 y, en seguida, los «especialistas» en previsiones geológicas y astronómicas prepararon una lista de catástrofes, como la inversión del campo magnético de la Tierra,5 el cambio del eje de rotación de la misma, una devastadora tempestad solar y un supuesto alineamiento planetario en el que nuestro mundo quedaría en el centro de la Vía Láctea. Todo esto en diciembre de 2012.

El asunto despertó tanto interés que generó películas y documentales cuyo tema central fue el fin del mundo: Yo soy la leyenda (realizada por Francis Lawrence, 2007) y 2012, el día del juicio final (Roland Emmerich, 2009).6 Pero el tema dio origen también a un gran número de libros y otro tipo de negocios. Solo en el sitio de Amazon, se ofrecían 275 libros hablando del año 2012 como posible fecha del fin del planeta. En Estados Unidos, por ejemplo, existen tiendas que ofrecen productos para sobrevivir al Apocalipsis. Los de más venta son las pastillas purificadoras de agua y los cilindros de magnesio que sirven para encender fuego. La gente está preocupada con la posible falta de agua y de fuego en lo que imaginan que será un regreso al tiempo de las cavernas.

Pero diciembre de 2012 ya es historia y el mundo sigue con sus luchas de cada día. Patrick Geryl, el belga del búnker, enfermó, se lamentó y dejó de hacer apariciones en público. Avergonzado, ordenó retirar todos sus vídeos de YouTube.

Un pensamiento recurrente

El fin del mundo es una idea que aterroriza a la humanidad. Cada ser humano tiene su propia manera de encarar las cosas. Algunos se ríen o permanecen indiferentes, otros se desesperan, y otros, como el escritor belga, tratan de preparar algún lugar para escapar del cataclismo final. Pero la Biblia es categórica al afirmar que la venida de Cristo no tiene nada que ver con la destrucción ni el exterminio de vidas, sino con el establecimiento de un mundo nuevo donde el pecado no desvirtuará más las cosas. La destrucción y la muerte serán el resultado natural de las decisiones equivocadas del ser humano.

Un día Jesús prometió a sus discípulos «No os angustiéis. Confiad en Dios, confiad también en mí. En el hogar de mi Padre hay muchas viviendas; si no fuera así, ya os lo habría dicho. Voy a prepararos un lugar. Y si me voy y os lo preparo, vendré para llevaros conmigo. Así estaréis donde yo esté» (Juan 14: 1-3). Esta es una de las promesas más bellas de la Biblia. No es una promesa condicional, lo que significa que la promesa se cumplirá, independientemente de lo que los seres humanos crean. Cuando en el reloj divino llegue el día y la hora de la segunda venida de Cristo, el Señor regresará para poner el punto final a la historia del pecado.

La promesa divina empieza con palabras de consuelo y ánimo. «No os angustiéis». El mundo en el que vivimos es un mundo en ebullición. El dolor, la muerte, la injusticia y la violencia son el pan de cada día. Multitudes lloran el cadáver de un ser amado destruido por la muerte. Millones de niños inocentes fallecen por causa de la injusticia de los adultos. La soledad, la traición y el egoísmo ahogan las intenciones más altruistas de hombres y mujeres. Y en medio de esa nube negra de desconcierto, la promesa de la segunda venida de Cristo llega como un bálsamo que alivia el dolor. Jesús volverá a la tierra para llevarnos con él.

Será un acontecimiento universal: «Todos lo verán con sus propios ojos» (Apocalipsis 1: 7). No será un incidente limitado a una zona. Jesús no aparecerá primero en un país y después en otro. Todos los habitantes del planeta serán testigos del hecho más extraordinario de este mundo. Sin embargo, el desorden espiritual de la sociedad y la sed por lo sobrenatural facilitará el trabajo a un buen número de engañadores que tratarán de aprovecharse de la necesidad anímica de la gente: «Entonces, si alguien os dice: “¡Mirad, aquí está el Cristo!” o “¡Allí está!”, no lo creáis. Porque surgirán falsos Cristos y falsos profetas que harán grandes señales y milagros para engañar, a ser posible, aun a los elegidos. Tened en cuenta que os lo he dicho de antemano. Por eso, si os dicen: “¡Mirad, está en el desierto!”, no salgáis; o: “¡Mirad, está en la casa!”, no lo creáis. Porque así como el relámpago que sale del oriente se ve hasta en el occidente, así será la venida del Hijo del hombre» (Mateo 24: 23-27).

La idea de que la venida de Cristo será un evento secreto no tiene fundamento bíblico. Cuando Jesús fue arrebatado al cielo, sucedió algo que confirma la venida de Cristo como un hecho visible y universal: «Habiendo dicho esto, mientras ellos lo miraban, fue llevado a las alturas hasta que una nube lo ocultó de su vista. Ellos se quedaron mirando fijamente al cielo mientras él se alejaba. De repente, se les acercaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: “Galileos, ¿qué hacéis aquí mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido llevado de entre vosotros al cielo, vendrá otra vez de la misma manera que lo habéis visto irse”» (Hechos 1: 9-11).

Jesús se fue corporal y visiblemente. Los discípulos lo vieron marchar con sus ojos físicos, no con los ojos de la fe. No hubo nada secreto. Fue un suceso público y los ángeles dijeron que volvería «de la misma manera que lo habéis visto irse».

El otro día un joven me hizo una pregunta basada en la película Dejados atrás, un filme cristiano que promueve la idea que Jesús volverá de manera disimulada, a través de lo que se conoce como el rapto secreto.

—¿La Biblia no dice que unos serán arrebatados y otros no?

La pregunta de este joven confunde a mucha gente. El texto bíblico dice literalmente: «Estarán dos hombres en el campo: uno será llevado y el otro será dejado. Dos mujeres estarán moliendo: una será llevada y la otra será dejada» (Mateo 24: 40-41). Aparentemente, el texto es claro y no deja margen para la discusión. Pero para entenderlo correctamente es necesario leer los versículos anteriores y posteriores. Todo el capítulo 24 de Mateo habla de las señales de la venida de Cristo. Una de esas señales será la falta de preparación de muchos para el encuentro con Jesús. En el versículo 36, Jesús dice: «Pero en cuanto al día y la hora, nadie lo sabe, ni siquiera los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino solo el Padre». Con esta declaración, el Maestro responde una pregunta que está en el corazón de todo ser humano: ¿Cuándo vendrá Jesús? Sin embargo, a pesar de la curiosidad humana, el énfasis de la Biblia al hablar de la Segunda Venida no está en la fecha del evento, sino en la preparación para ese momento culminante de la historia.

¿CÓMO VENDRÁ JESÚS A ESTE MUNDO?

TEORÍA DEL RAPTO SECRETO DESCRIPCIÓN BÍBLICA
1. Será un suceso invisible que solo percibirán los redimidos. 1. Será un acontecimiento visible presenciado tanto por los redimidos como por los impíos (Mateo 16: 24-28; 24: 30-31; 1 Tesalonicenses 4: 16-17; Apocalipsis 1: 7).
2. Se producirá en dos venidas separadas por un periodo de siete años. 2. Es el momento más trascendental de la historia de la humanidad, tanto para justos como para impíos (Mateo 13: 30, 39-43; Apocalipsis 22: 11-12).
3. Quienes se queden en este mundo permanecerán con vida. 3. El resplandor de la venida del Señor destruirá a quienes permanezcan en la tierra (Mateo 24: 45-51; Lucas 17: 24-37; 2 Tesalonicenses 1: 7-9; 2: 8; Apocalipsis 6:14-17).
4. Los impíos que atraviesen por una tribulación tendrán una segunda oportunidad de salvarse. 4. La única oportunidad para salvarse consiste en aceptar a Jesús ahora. Una vez cerrado el tiempo de gracia, no hay oportunidad de salvación (2 Corintios 6: 2; Hebreos 3: 7; 9: 27-28; Apocalipsis 22: 11).
5. Los redimidos no pasarán por la tribulación final. 5. Dios protegerá a su pueblo durante la tribulación final (Mateo 24: 13; Apocalipsis 2: 10).
6. Su rapto ocurrirá antes de que el anticristo se manifieste. 6. El anticristo se manifestará primero, después impondrá la marca de la bestia; posteriormente vendrá un tiempo de angustia y, entonces, regresará el Señor (2 Tesalonicenses 2: 1-4; Apocalipsis 14: 9, 10, 12; 15: 1, 8; 16: 1, 15).

Después de afirmar que solo el Padre conoce la fecha, en los siguientes versículos, Jesús presenta el triste ejemplo de personas que no estaban preparadas al llegar el diluvio y dice: «Pues así como en los días antes del diluvio la gente comía y bebía, y se casaba y daba en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre» (versículos 38 y 39, RVC).

El problema de la gente que vivió antes del diluvio fue la falta de preparación. Ellos no percibieron la urgencia, ni la importancia del tiempo. Vivían como si nada fuera de lo normal fuese a suceder. Seguían con su vida habitual. Comían, bebían y se casaban. No había nada de malo en comer, beber o casarse. Esas son actividades comunes de todo ser humano. El problema de aquellas personas era su inconsciencia respecto de la realidad, el desinterés por las advertencias divinas. La mayoría no estaba preparada cuando el diluvio finalmente llegó. Los pocos que estaban preparados fueron salvos en el arca; los otros fueron dejados atrás.

Al terminar de presentar esta ilustración, que no era otra cosa sino una advertencia sobre la falta de preparación, Jesús dice que en ocasión de su segunda venida la actitud de las personas sería muy parecida a la de los días de Noé. Cuando él aparezca en las nubes de los cielos, unos serán arrebatados y otros serán dejados atrás. Dos hombres estarán en el campo. Uno de ellos estará preparado y el otro, no. Dos mujeres estarán en el molino. Una de ellas estará lista para encontrarse con Jesús, mientras la otra, no. A continuación, dice: «Por eso también vosotros debéis estar preparados, porque el Hijo del hombre vendrá cuando menos lo esperéis» (versículo 44). Y remata el énfasis en la preparación para su venida afirmando: «El día en que el siervo menos lo espere y a la hora menos pensada el señor volverá» (versículo 50).

¿La Biblia habla de un arrebatamiento? Sí. Pero no de un arrebatamiento secreto. El apóstol Pablo afirma: «El Señor mismo descenderá del cielo con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego los que estemos vivos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados junto con ellos en las nubes para encontrarnos con el Señor en el aire. Y así estaremos con el Señor para siempre» (1 Tesalonicenses 4: 16-17). Este es el arrebatamiento bíblico. Un acontecimiento público, visible a todos los ojos y acompañado de sonido de trompetas.

El evento más extraordinario de la historia

La venida de Cristo es una esperanza mantenida a través de los siglos. En ella se centra la atención de millones de personas, aunque a lo largo de los tiempos siempre haya habido malos entendidos. En la época de Pablo, en la ciudad de Tesalónica, había dos tipos de personas. Unas creían que Jesús no volvería y vivían sin preocuparse del futuro. Otros inventaban posibles fechas para la venida de Jesús. Ambos grupos han existido desde hace mucho tiempo. Y ambos han estado equivocados. Los extremos, con frecuencia, son engañosos.

Ante estas circunstancias, Pablo escribe a los tesalonicenses: «Ahora bien, hermanos, no necesitáis que os escriba acerca de tiempos y fechas, porque ya sabéis que el día del Señor llegará como ladrón en la noche. Cuando estén diciendo: “Paz y seguridad”, vendrá de improviso sobre ellos la destrucción, como le llegan a la mujer encinta los dolores de parto. De ninguna manera podrán escapar» (1 Tesalonicenses 5: 1-3). ¿Por qué dijo Pablo que no necesitaba escribir con relación a los tiempos? La razón es clara. Jesús había enseñado que nadie sabe el día. Solo el Padre. En el monte de la Ascensión, había repetido la misma idea. «Entonces los que estaban reunidos, le preguntaban, diciendo: “Señor, ¿restaurarás en este tiempo el reino a Israel?” Y él les dijo: “No os corresponde a vosotros saber los tiempos ni las épocas que el Padre ha fijado con su propia autoridad”» (Hechos 1: 6, 7, LBLA).

En los tiempos de Pablo, las personas insistían en saber el día y la hora de la venida de Cristo, pero el énfasis bíblico, como ya hemos dicho, siempre ha estado en la preparación y no en la fecha. Esta es la razón porque el apóstol refuerza la idea bíblica con dos ilustraciones. La primera es la del ladrón que viene a robar en la noche, y la segunda es la de la mujer que da a luz inesperadamente. Ambas ilustraciones tienen el elemento sorpresa marcadamente definido. El ladrón no avisa cuando va a robar, nadie lo espera. Y los dolores de parto llegan, a veces, de improviso.

SEÑALES DE LA VENIDA DE CRISTO

En la naturaleza En el mundo religioso En la política internacional En la sociedad
Oscurecimiento del sol y la luna (Marcos 13: 24-26)* Un gran despertar religioso (Apocalipsis 14: 6-7) Guerras y amenazas de guerras (Mateo 24: 6) Aumento de la maldad (Mateo 24: 12)
Caída de estrellas (Marcos 13: 24-26)** El evangelio se predicaría a todo el mundo (Mateo 24: 14) Crisis alimentaria (Mateo 24: 7) Auge de la inmoralidad y falta de valores (1 Timoteo 3: 1-4)
Desastres naturales (Lucas 21: 10-11) Muchos engañadores (Mateo 24: 11) Búsqueda infructuosa de la paz mundial (1 Tesalonicenses 5: 3) Crisis familiares (1 Timoteo 3: 1-4)
Enfermedades nuevas (Mateo 24: 7) Resurgimiento del papado (Apocalipsis 13: 3) Inestabilidad política (Mateo 24: 6) Conflictos laborales (Santiago 5: 1-6)
Terremotos (Mateo 24: 7) Disminución de la libertad religiosa (Apocalipsis 14: 6-12) Incertidumbre e inseguridad (Lucas 21: 25-26) Hedonismo y materialismo (Mateo 24: 37-39)

*El 19 de mayo de 1780 una oscuridad extraordinaria descendió sobre la parte nororiental de Norteamérica. Esa noche la luna salió sobre las nueve, pero la oscuridad prevaleció después de la medianoche. Cuando la luna logró ser distinguida tenía un aspecto de sangre.

**El 13 de noviembre de 1833 ocurrió una gran lluvia de meteoros, la mayor que se haya registrado.

Tomado de Alejandro Medina V., Seguridad en la incertidumbre, México, GEMA, 2010, pág. 204.

Así será el día del regreso de Jesús. Intempestiva, inesperada y repentina. No vendrá en ninguna fecha establecida de antemano. Sin embargo, aunque muchos crean que se demora demasiado, vendrá.

¿Cuál es la razón por la que la Biblia no anuncia la fecha de un evento tan trascendental? ¿Desea Jesús encontrar desprevenida a la humanidad? No. Dios anhela salvar a todos los habitantes del planeta. Su voz de amor hace eco en la pared de los tiempos: «Diles: “Tan cierto como que yo vivo —afirma el Señor omnipotente—, que no me alegro con la muerte del malvado, sino con que se convierta de su mala conducta y viva. ¡Conviértete, pueblo de Israel; conviértete de tu conducta perversa! ¿Por qué habrás de morir?”» (Ezequiel 33: 11). Dios es un Dios de vida y no de muerte. Su anhelo es salvar. «El Señor no tarda en cumplir su promesa, según entienden algunos la tardanza. Más bien, él tiene paciencia con vosotros, porque no quiere que nadie perezca, sino que todos se arrepientan» (2 Pedro 3: 9). Pero justamente porque su anhelo supremo es salvar, y a fin de que nadie sea tomado por sorpresa, dejó señales de su venida. Nadie tendrá motivos para decir que no lo sabía. Mientras estuvo en la tierra advirtió: «Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube con poder y gran gloria. Cuando comiencen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad la cabeza, porque se acerca vuestra redención». Jesús también les propuso esta comparación: «Fijaos en la higuera y en los demás árboles. Cuando brotan las hojas, sabéis por vosotros mismos que el verano está cerca. Igualmente, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que el reino de Dios está cerca» (Lucas 21: 27-31).

En estos versículos Jesús confirma la veracidad de su regreso a la tierra. «Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube con poder y gran gloria», dice. Pero además, advierte dos veces: «Cuando veáis que suceden estas cosas». ¿A qué cosas se refiere? A las señales de su venida, que son muchas y diferentes ámbitos. Por ejemplo, en el ámbito político-social: «Oiréis de guerras y de rumores de guerras, pero procurad no alarmaros. Es necesario que eso suceda, pero no será todavía el fin» (Mateo 24: 6). En el geofísico: «Habrá hambres y terremotos por todas partes» (Mateo 24: 7). En el religioso: «Tened cuidado de que nadie os engañe —les advirtió Jesús—. Vendrán muchos que, usando mi nombre, dirán: “Yo soy el Cristo”, y engañarán a muchos. […] y surgirá un gran número de falsos profetas que engañarán a muchos» (Mateo 24: 4, 5 y 11).

Algunos pueden pensar que a lo largo de la historia ha habido guerras, terremotos, falsos profetas, hambrunas y cataclismos. Y es verdad. Pero nunca con la intensidad y la frecuencia de los últimos tiempos. El clima parece desquiciado. El planeta da la impresión de ser un potro salvaje que salta herido por las espuelas de la ambición humana que destruye el medio ambiente. Hace mucho frío en una parte del mundo y calor extremo en otra. Vastas áreas del planeta no reciben una gota de lluvia, mientras otras son inundadas por un cúmulo desmedido de agua.

Una sociedad desquiciada

Nadie puede negar que la situación que vive el planeta es alarmante. Es evidente que se encamina hacia un misterioso caos. Y, sin embargo, a pesar del cumplimiento de las señales del regreso de Jesús, multitudes permanecen impasibles, incrédulas y sarcásticas. La imperturbabilidad nace de la indiferencia. La incredulidad se alimenta del materialismo. Y el sarcasmo anida en la soberbia. Pedro describe la actitud de la sociedad contemporánea hacia el anuncio de la venida de Jesús: «Ante todo, debéis saber que en los últimos días vendrá gente burlona que, siguiendo sus malos deseos, se mofará: “¿Qué hubo de esa promesa de su venida? Nuestros padres murieron, y nada ha cambiado desde el principio de la creación”» (2 Pedro 3: 3-4).

¿Por qué aún no ha venido Jesús?

Cierto día, después de haber dictado una conferencia sobre este tema, uno de los asistentes me preguntó por qué Jesús no había anunciado el día exacto de su venida. Creo que la razón es la naturaleza del corazón humano. Si la humanidad supiera el día exacto del regreso de Cristo, viviría sin tener en cuenta los consejos divinos y, faltando pocos días, trataría de arreglarlo todo y prepararse. ¿Imaginas un mundo perfecto habitado por gente imperfecta?

Siguiendo el desarrollo de su pensamiento en relación con este asunto, Pablo contrasta la vida de los que creen en la venida de Jesús con la de los incrédulos. «Vosotros, en cambio, hermanos, no estáis en la oscuridad para que ese día os sorprenda como un ladrón. Todos vosotros sois hijos de la luz y del día. No somos de la noche ni de la oscuridad» (1 Tesalonicenses 5: 4-5).

Al llegar el día del cumplimiento de la promesa, los que viven en tinieblas no estarán preparados. Serán sorprendidos. Ignoraban las señales de los tiempos, o no creían en ellas. Buscaban cualquier explicación para los fenómenos que afectaban al mundo pero se resistían a dar crédito a la Biblia. Desconocían que «Tu palabra es una lámpara a mis pies; es una luz en mi sendero» (Salmo 119: 105). El resultado natural fue vivir sumergidos en un mundo de oscuridad. Miraban, pero no veían.

En contraste con la triste situación de estas personas, los que viven en la luz esperan con confianza el cumplimiento de la promesa divina. Y esa confianza llena el corazón de valor para enfrentar las dificultades propias de la vida con la seguridad de que todo es pasajero. Jesús volverá y colocará un punto final a la historia del dolor y del sufrimiento.

Pablo insiste en la urgencia del tiempo y en el peligro de la indolencia usando dos ilustraciones: «No debemos, pues, dormirnos como los demás, sino mantenernos alerta y en nuestro sano juicio. Los que duermen, de noche duermen, y los que se emborrachan, de noche se emborrachan. Nosotros que somos del día, por el contrario, estemos siempre en nuestro sano juicio, protegidos por la coraza de la fe y del amor, y por el casco de la esperanza de salvación» (1 Tesalonicenses 5: 6-8). La primera ilustración es la de los que duermen y la segunda, la del ebrio. Ambos viven en las tinieblas. El que duerme, reposa despreocupado como si nada fuera a suceder. Las llamas violentas de un incendio pueden amenazar su vida, pero él está ajeno al peligro.

El ebrio se mueve, anda y habla. Da la impresión de estar despierto, pero tampoco percibe el riesgo. Sus sentidos embotados por el alcohol son incapaces de captar la solemnidad del momento. No tiene consciencia del tiempo trascendental que vive. Es indiferente a las circunstancias que lo rodean.

Jesús vendrá para cumplir su promesa de regresar a este mundo (Juan 14: 1-3), para liberar a su pueblo de la opresión del mal, para resucitar a los que murieron creyendo en él (1 Tesalonicenses 4: 16), para trasladar a sus hijos al reino de los cielos.

La promesa sigue vigente

Hace más de dos mil años que Jesús dijo que volvería. La historia ha ido devorando los años uno a uno y todavía no ha vuelto. Pero la promesa sigue en pie. Pedro confirma esta verdad al decir: «Pero el día del Señor vendrá como un ladrón. En aquel día los cielos desaparecerán con un estruendo espantoso, los elementos serán destruidos por el fuego, y la tierra, con todo lo que hay en ella, será quemada. Ya que todo será destruido de esa manera, ¿no deberíais vivir como Dios manda, siguiendo una conducta intachable y esperando ansiosamente la venida del día de Dios? Ese día los cielos serán destruidos por el fuego, y los elementos se derretirán con el calor de las llamas» (2 Pedro 3: 10-12).

Estar preparado es vigilar, permanecer alerta y no permitir que la llama de la esperanza se apague en el corazón. En cierta ocasión fui a visitar a una persona que había marcado mi niñez. Yo lo conocía muy bien. Era el hombre que había llevado a mi familia al conocimiento de la Biblia. Cuando yo aún era niño, él ya era un hombre de edad avanzada y predicaba acerca de la Segunda Venida con un fervor y un entusiasmo tan grandes que yo levantaba la vista al cielo para observar si Jesús estaba regresando en aquel instante.

Los años pasaron, como todo pasa en la vida. Yo ya era adulto y tenía ahora, delante de mí, a un hombre consumido por el tiempo. Ya no podía caminar. Yo lo veía pero él no alcanzaba a verme. El tiempo había cerrado las ventanas de su vida.

—Acércate —me dijo con su voz cargada de emoción—. ¿Puedo hacerte una pregunta?

—Claro que sí. Hágala, por favor —le respondí tomando su débil mano entre las mías.

—¿Jesús va a volver?

La pregunta de aquel anciano penetró en mi corazón como un cuchillo. Él me había convencido cuando yo era un niño de que Jesús volvería. Pero el tiempo amenazaba con apagar la llama de la esperanza en su cansado corazón.

—¿Volverá? —Insistió.

—Claro que volverá —le dije—. Ahora descanse en paz. Al sonar la trompeta, en el día glorioso de la venida de Cristo, usted resucitará y alzará las manos al cielo para recibirlo.

¿Estás viviendo un momento difícil? ¿Sientes que no te quedan fuerzas para resistir el vendaval de adversidades? ¡Confía en Jesús! ¡Él viene pronto!

Hoy es día de buenas nuevas. Hoy es día de salvación.

NOTAS

1. https://bit.ly/2W2mt1h. Consultado el 16 de mayo de 2014.

2. Jean-Pierre Luminet, «Astéroïdes : l’apocalype demain ?», Futura-Sciences, 6 de diciembre de 2012, https://bit.ly/2VsupvT. Consultado el 16 de mayo de 2014.

3. Émelyne Ferard, Fin du monde : le CNRS décrypte le calendrier maya pour démentir les rumeurs, dans Gentside découverte, 17 de diciembre de 2012, https://bit.ly/2PrVZUd. Consultado el 16 de mayo de 2014.

4. Benjamin Radford, «Nostradamus: Predictions of Things Past», Live Science, 23 de octubre de 2012, https://bit.ly/2jyQmDu. Consultado el 16 de mayo de 2014.

5. Según esta teoría, el 21 de diciembre de 2012 nuestro planeta experimentaría un poderoso evento.

6. Veja, 4 de noviembre de 2009.