Virtudes

Consagración

La consagración es el compromiso de entregarnos a Dios por completo. Es escogerlo a él por encima de todas las cosas.

Hablamos de dos hermanas, María y Marta, y todos conocemos bien su historia. Jesús las amó por igual, aunque solo María sabía lo que significaba consagrarse a Jesús por completo. Mientras estaba ocupada preparando su casa para la visita, María dejó todo y fue a sentarse a los pies de Jesús. Por el contrario, Marta permaneció en la cocina, frenética por todo lo que faltaba por hacer. Por esto vino hasta Jesús y le preguntó: «¿No te da cuidado que mi hermana me deje servir sola?» (Lucas 10: 40).

La respuesta de Jesús fue inesperada, como muchas veces lo había sido: «Marta, estás preocupada y te inquietas por demasiadas cosas, pero sólo una cosa es necesaria» (versículo 41).

Muchas veces nos esforzamos por ser como Marta, preparando nuestras vidas para encontrarnos con Jesús algún día. Pero, al igual que ella, no captamos la idea. Mientras estamos ocupadas preparándonos para estar con él en el futuro, dejamos de estar con él ahora.

Una vida completamente consagrada es una vida de constante comunión con Jesús, haciéndolo nuestro compañero y amigo, permitiéndole que nos guíe en cada momento. Es a través de la presencia de Jesús en nuestras vidas como podemos amar y servir a otros con un gozo que sobreabunda.