La dificultad para alcanzar o mantener la erección puede deberse a alteraciones nerviosas, pero la causa más frecuente es el estrechamiento de las arterias que irrigan el pene consecuencia de la arteriosclerosis.
La arteriosclerosis (endurecimiento y estrechamiento de las arterias), la diabetes y la depresión pueden manifestarse primeramente con una dificultad para lograr o mantener la erección.
Existen más de 200 tipos de fármacos capaces de causar disfunción eréctil; entre ellos, los medicamentos contra la hipertensión arterial, los antidepresivos y muchos psicofármacos.
El alcohol es un potente inhibidor de la erección, aunque puede aumentar el deseo sexual por la pérdida de autocontrol. Como decía Shakespeare, "el alcohol aumenta el deseo sexual, pero impide su realización".
Cuando la disfunción sexual ocurre esporádicamente, puede curarse en la mayor parte de los casos. Cuando es permanente, también existen tratamientos eficaces.
Todo hombre que experimente trastornos de la erección debe consultar al médico, pues puede ser el síntoma de una enfermedad, y en muchos casos se puede solucionar.
Una diabetes mal tratada acaba causando alteraciones de la erección. Si la diabetes se trata adecuadamente, pueden pasar muchos años sin trastornos de la erección.
La nicotina del tabaco estrecha las arterias y reduce el flujo de sangre al pene, dificultando así al erección.
Todos los hombres a lo largo de su vida sufren, al menos en alguna ocasión, un trastorno de la erección.
Aunque el estado mental puede influir sobre la erección, pocos casos de disfunción eréctil son únicamente debidos a alteraciones mentales. Casi siempre existe un problema vascular, metabólico o nervioso asociado.