Hermenéutica alternativa y sus implicaciones para la Iglesia: una lectura a la luz del principio bíblico Sola Scriptura

Carlos Flávio Teixeira

Recientemente, la iglesia cristiana en general ha sido objeto de persistentes intentos de aceptar nuevas lecturas de la Biblia. Personas y grupos han defendido ideas antes impensables en el contexto de la teología adventista, con el claro objetivo de promover entendimientos que consideran los más adecuados para temas específicos de la iglesia. En la agenda de estas iniciativas se incluyen ideas como que la homosexualidad sería aceptable; el aborto, tolerable en varios casos; el feminismo, necesario; el activismo político y social, parte integral del rol de la iglesia en la comunidad; y la doctrina y el estilo de vida del creyente contemporáneo deberían adaptarse a las nuevas formas de religiosidad, considerando el ideal del amor y de las relaciones sin juzgar, siendo esta la expresión auténtica del cristianismo.

Frente a estas iniciativas, los miembros y líderes de la Iglesia se han visto desafiados a adoptar una postura, y mientras algunos han actuado como verdaderos portadores de la luz del Evangelio eterno, otros han permanecido reticentes y ajenos al asunto. En este escenario, es esencial fijarse en las nociones teológicas que subyacen a estas ideas y evaluar si tales propuestas son compatibles con las Sagradas Escrituras. Con el objetivo de auxiliar en esta reflexión, este artículo se propone presentar el paradigma hermenéutico más amplio que da fundamento a esas nuevas lecturas y cuáles son las implicaciones de esas teologías para la iglesia.

Hermenéuticas alternativas posmodernas

La hermenéutica (del griego hermēneuō) trata en general de cómo interpreta el lector un texto. En el caso de la Biblia, llamamos hermenéutica bíblica al modo en que se interpreta su contenido. Relevante para entender esto es el hecho de que muchos cristianos creen que a través del proceso de revelación-inspiración, llevado a cabo por el Espíritu Santo, la Biblia es la palabra de Dios expresada en lenguaje humano (2 Tim 3:14-17; 2 Pe 1:20-21).

Comprometidos con la naturaleza revelada y el estatus canónico de las Escrituras, entendemos que los criterios para su interpretación vienen establecidos por su propio contenido (Sola Scriptura). Desde esta perspectiva, cualquier propuesta de aproximación, comprensión y aplicación de la Biblia diferente de la que existe en su texto es reprobable por estar en desacuerdo con lo que definió el propio Revelador. A estas iniciativas interpretativas se las ha llamado «hermenéuticas alternativas», «nuevas lecturas» o «nuevos modelos».

Los tipos de iniciativas interpretativas que incumplen las directrices del texto bíblico se han denominado comúnmente en las últimas décadas como «nueva hermenéutica», «hermenéutica alternativa», «nuevas lecturas» o «nuevos modelos».1 La esencia de este tipo de perspectiva puede percibirse desde el Edén cuando, como alternativa a la Palabra de Dios, se presentó una noción contraria a ella; aquella se desarrolló en una comprensión y prácticas también contrarias a la orientación divina (Gén. 3: 5-7). Desde entonces, y a lo largo de la trayectoria humana, se han propuesto innumerables interpretaciones alternativas a las verdades reveladas por Dios en su Palabra.2

El resurgimiento más reciente de estos intentos puede observarse a partir de la Ilustración, en el siglo XVIII, con oleadas a lo largo de los siguientes siglos. El siglo XIX fue el escenario de la aparición de diversas ideologías racionalistas que pretendían reinterpretar los relatos sobre el sentido de la vida, incluida la Biblia.3 Mediante repetidos intentos, el ímpetu de razón autónoma e ilustrada poco a poco tuvo su impacto también sobre la teología cristiana.4 Aunque hubo alguna resistencia, en el transcurso del siglo XX dos movimientos concomitantes presionaron aún más a favor de una nueva forma de interpretar las Escrituras. Al movimiento de adentro hacia afuera (hecho por filósofos de la interpretación),5 se le sumó el movimiento de afuera hacia adentro (hecho por grupos sociales).6

En la década de 1960, por ejemplo, en el contexto de los movimientos contraculturales, nuevas lecturas existencialistas de la vida y de las relaciones humanas comenzaron a diseminarse ampliamente en el medio social. En las décadas siguientes, estos movimientos generaron una fuerte expectativa acerca de su aceptación en los medios político y religioso. Este último ya venía, desde la década de 1960, sufriendo una fuerte presión interna por la influencia de los filósofos alemanes de la Escuela de Frankfurt, que proponían diferentes énfasis en los métodos de interpretación del texto.7 El método histórico-crítico adoptado, con sus prácticas de la crítica literaria, canónica e histórica, dio origen a lo que se conoció como «nueva hermenéutica».8 Por su medio, se propuso ir más allá de la interpretación centrada en el texto, hacia una interpretación centrada en las experiencias del autor y/o del lector, con énfasis en la contextualización y en la relevancia del acto de lectura.

De este modo, el eclecticismo interpretativo que ocurría de forma emblemática en el medio académico, principalmente por influencia de elementos de la Alta Crítica, facilitó el proceso de recepción y acomodación gradual de algunas de las ideas de los movimientos de contracultura. Esos movimientos, tanto los de contracultura como los de apertura interpretativa, comenzaron a retroalimentarse y sus desarrollos alcanzaron al cristianismo de forma significativa a partir de la década de 1980. A medida que sus ideas se aceptaron progresivamente, las distintas confesiones religiosas y sus nuevas generaciones de adeptos se redireccionaron en su forma de creer, muchas sin darse cuenta de que estaban siendo moldeadas por ideologías contrarias a la Biblia, ahora envasadas en una diversidad de nuevas lecturas teológicas.

Así, a lo largo de la década de 1980, ya fue posible notar esas ideas en diferentes ámbitos eclesiásticos. En esas manifestaciones públicas, los movimientos que al principio se presentaron como iniciativas de apoyo pronto asumieron el papel de movimientos de colisión/resistencia a lo que percibían como estructuras tradicionales tendenciosas y opresivas respecto de la interpretación teológica y la praxis eclesiástica. El objetivo era liberar a los individuos y a las iglesias y, por su intermedio, a la sociedad, de las amarras interpretativas que no estarían correspondiendo con las nuevas lecturas propuestas.

Con el tiempo, quedó claro que cada nueva lectura teológica era el resultado de una peculiar hermenéutica alternativa. Aunque no es posible trazar un mapa de todos ellos en este artículo, se pueden observar, en la tabla de la página siguiente, los esquemas de los que son citados por muchos estudiosos como los principales.

Hermenéuticas alternativas posmodernas contemporáneas9
Paradigma interpretativo de la crítica narrativa10 Teorías Propuestas/clave de interpretación Teologías resultantes
Teoría Evolucionista Deconstrucción de estructuras y discursos creacionistas, vistos como anticientíficos y fundamentalistas. Teísmo Evolucionista o Evolucionismo Teísta11
Teoría de la Neutralidad de Género Deconstrucción de estructuras y discursos de categorización (ontológica y funcional) relacionados con identidades sexuales. Teología cuir12
Teoría Feminista Deconstrucción de estructuras y discursos llamados «patriarcales» y fuerte énfasis en la «femineidad de Dios». 13 Teología Feminista14
Teoría Marxista Deconstrucción de estructuras y discursos considerados de explotación y dominación económica. Teología de la Liberación15
Teoría del Color de Dios Deconstrucción de estructuras y discursos vistos como de dominación imperial y superioridad étnica y estética. Teología Negra16
Teoría Tribal Deconstrucción de estructuras y discursos tendientes a aculturar a los pueblos indígenas. Teología Indígena17
Teoría de la Emancipación o Descolonización Deconstrucción de estructuras y discursos políticos considerados hegemónicos y dominantes. Teología Política18 (Hermenéutica Poscolonial)19
Teoría de la Correlación Cultural Deconstrucción de las estructuras y los discursos de separación y fronteras entre cultura religiosa y secular. Teología de la Cultura20
Teoría Ecuménica (oikuméne) Deconstrucción de estructuras y discursos que impiden o dificultan lograr una comunidad ecuménica multiconfesional. Teología Ecuménica
Teoría de la Contextualización Deconstrucción de estructuras y discursos que impiden la inculturación, vista como necesaria para la relevancia misionera junto al público posmoderno. Teología Emergente21

Las ideas mencionadas en el cuadro se han propuesto y practicado de forma intercambiable, y a menudo una o varias teorías sirven de base a más de una entre las teologías propuestas. No obstante, tienen como denominador común lo que se llama «hermenéutica de la sospecha». Se basan en la duda crítica y deconstructiva acerca de las narraciones bíblicas, negando su literalidad y —en consecuencia— la existencia de un sentido único definido por el texto. Esta crítica también alcanza a las estructuras, las autoridades, los discursos y las prácticas establecidos en estas narraciones. Al criticar lo que llaman «tradición opresora», se trata de proponer teologías «postradicionales» capaces de subvertir los sistemas que reproducen esos valores, y forzar así la emergencia de una nueva mentalidad y sociedad a través de la ruptura. Sin embargo, es posible ver que estas hermenéuticas alternativas se enfrentan a varios problemas insuperables.

Los problemas que enfrenta las hermenéuticas alternativas

La Biblia contiene enseñanzas que nos permiten notar cómo los seres humanos reproducen el conocimiento teológico.22 Al igual que otros tipos de conocimiento, el rasgo teológico se construye a partir de nociones que, una vez articuladas en forma de creencias, comienzan a motivar y dirigir las actitudes correspondientes. Sin embargo, según las Escrituras, Dios estableció que este tipo de conocimiento —el teológico— involucraría nociones, creencias y actitudes cuyo significado sería definido únicamente por Dios y comunicado a través de su palabra. Este conocimiento fue revelado desde el principio, primero en forma audible y luego por escrito, reafirmado por expresiones como «Dios dijo» (Gén. 2: 16, 18), «así dice el Señor» (Jos. 7: 13) o «escrito está» (Mat. 4: 4, 7: 10). La palabra hablada de Dios, y más tarde su palabra escrita, fueron los medios establecidos para hacer accesibles a la humanidad las verdades reveladas, cada una con un significado definido y definitivo.

Ahora bien, la primera tentación, en la que cayeron nuestros primeros padres, tuvo un carácter distintivamente hermenéutico. Dios dijo que en caso de desobediencia, «ciertamente morirás» (Gén. 2: 17). Pero al argumentar lo contrario, «no moriréis» (Gén. 3: 4), se creó una perspectiva de interpretación alternativa a la palabra ya establecida de Dios. Como resultado de aceptarla (Gén. 3: 7), hubo un cambio:

1) De entendimiento (heb. śāḵǎl), referido en la expresión «se les abrieron los ojos» (vers. 5-7);

2) De autopercepción y percepción del mundo, pues «supieron [heb. yāḏǎʿ] que estaban desnudos»; y

3) De actitudes, ya que «cosieron [heb.ʿāśāh] hojas de higuera» y «se escondieron» (heb. ḥāḇāʾ).23

Desde ese momento, quedó evidente que las hermenéuticas alternativas proponen lecturas de las Escrituras basadas en la aceptación de nociones, creencias o actitudes que no se conforman a «así dice el Señor». Por lo tanto, una hermenéutica alternativa no solo es disonante con la palabra de Dios, sino también contraria a sus enseñanzas. Además, las ideas, creencias y actitudes resultantes confrontan (implícita o expresamente) la manera de pensar, ver y reaccionar prescrita en las Escrituras.

No obstante, incluso a lo largo de los siglos, la técnica de cuestionar las verdades reveladas ha permanecido igual. Las tentaciones de Cristo revelan esto. Para cada tentación (Mat. 4: 1-11), el hipotético «si» (gr. ei) se usó en forma de especulación sobre la palabra de Dios, observando sus ocurrencias a través del «si» de la duda en la primera tentación (Mat. 4: 3), el «si» de la descontextualización en la segunda (vers. 6) y el «si» de la alternativa en la tercera (vers. 9). No por casualidad, después de resucitar, Cristo dejó una lección práctica sobre cómo interpretar correctamente las Escrituras. En su camino con los dos viajeros a Emaús (Luc. 24), «les explicó» (vers. 27, gr. diermēneuō), es decir, les abrió y les explicó (vers. 32, gr. dianoigō)24 el significado definido e inequívoco de las Escrituras, sin apertura a la duda o la resignificación. Más tarde ese día, la misma realidad fue reafirmada a los demás discípulos: las Escrituras deben interpretarse según la propia Escritura (Luc. 24: 27, 32, 44-45).

Considerando este contexto, un problema insuperable que enfrenta la hermenéutica alternativa es la violación del principio bíblico de sola Scriptura (Isa. 8: 19-20; Juan 17: 17; Rom. 15: 4; Gál. 1: 8-9; 2 Tim. 3: 16-17; 2 Ped. 3: 15-16). Esto se puede notar en el origen o las fuentes de las ideas que sustentan estas nuevas lecturas. Especulaciones filosóficas, teorías racionalistas, proposiciones tradicionalistas y percepciones sensoriales de experiencias cotidianas y culturales se toman arbitrariamente como fuentes de verdad. Estas se imponen sobre las Escrituras, que así se ven forzadas a conformarse a ideas existencialistas y subversivas. De este modo, hay una redefinición arbitraria de definiciones elementales: pecado, perdón, disciplina, pareja/matrimonio, familia, hogar, jerarquía, autoridad, iglesia, etc. Esto es posible debido al método crítico de interpretación adoptado, un segundo gran problema. Al usar herramientas de la crítica superior y cuestionar así las declaraciones claras del texto, se termina negando (ya a priori) la literalidad de lo dicho, adoptando interpretaciones metafóricas o alegóricas, sin las cuales no sería posible resignificar verdades que ya estaban claramente establecidas.25

Así, partiendo de fuentes ajenas a la Biblia y adoptando métodos que también son inapropiados, se vuelve inevitable el tercer problema insuperable de la hermenéutica alternativa, que son sus resultados.

Resultados de las hermenéuticas alternativas

Las consecuencias de aceptar cualquier hermenéutica alternativa a la establecida por la Biblia han sido desastrosas desde el principio de la humanidad. Primero provoca el alejamiento de Dios y de sus verdades (Gén. 3: 8, 9), luego conduce a la falta de unidad (Gén. 3: 12) y, finalmente, termina en la apostasía (Gén. 4: 5, 8). En la historia del cristianismo, no ha sido diferente. Detrás de muchos de los cuestionamientos doctrinales y de las posturas críticas hacia la doctrina, la iglesia y su liderazgo, hay un impasse hermenéutico que resulta de la aceptación de presupuestos derivados de fuentes distintas de las Sagradas Escrituras.26

Una vez que se niega o debilita la autoridad de las Escrituras, la autoridad delegada por la revelación a la iglesia y su liderazgo también queda socavada. No es casualidad que las confesiones cristianas que en cierta medida han acogido la hermenéutica alternativa en las últimas décadas hayan pagado el precio de la falta de unidad teológica, pasado por el cisma confesional y llegado a la esterilidad misionera.

Ante el potencial destructivo que la mala interpretación de la Biblia mostraba en su época, Elena G. de White nos recordó que, cuando se trata de verdades reveladas, «no es la inspiración de Dios la que conduce a la gente a albergar diversas opiniones».27 Las opiniones divergentes en relación con los temas doctrinales sobre los que hay un claro e inequívoco «así dice Jehová» son una clara señal de alerta sobre una interpretación inadecuada de la Palabra de Dios. La autora alertó que el «escepticismo y la incredulidad que hay en muchas iglesias en cuanto a la interpretación de las Escrituras»28 llevarían a muchos a dudar de los puntos claros en la Biblia.

Las aproximaciones críticas, que niegan los valores, los principios y las reglas presentados en las Escrituras, usualmente pretenden resignificarlos y redefinir su práctica para la vida personal y de la iglesia. Acerca de cómo eso ocurría en su tiempo, Elena G. de White escribió que «desprenden de su contexto unas pocas palabras de la Escritura, por más que en muchos casos dicho contexto revela un significado exactamente contrario al que se le adjudica a esas pocas palabras; y esos pasajes así aislados se tuercen y se usan para probar doctrinas que no tienen ningún fundamento en la Palabra de Dios».29

Acerca de por qué algunas personas actúan así en relación con la Biblia, ella dijo que «las impresiones de las mentes son diferentes. No todos entienden de la misma manera las expresiones y los asertos. […] Las predisposiciones, los prejuicios y las pasiones ejercen una poderosa influencia para oscurecer el entendimiento y confundir la mente, aun al leer las palabras de las Santas Escrituras».30 Respecto de los resultados de este tipo de interpretación, ella alertó que «las Escrituras resultan pervertidas y son mal aplicadas, y las gemas de verdad aparecen en el marco del error».31

Ante la seriedad de la tarea interpretativa, decía ella, hacemos bien en recordar que «no podemos aceptar con seguridad las opiniones de ningún hombre, por muy erudito que sea, a menos que estén en armonía con las palabras del gran Maestro. Se nos presentarán las opiniones de hombres que yerran para que las aceptemos, pero la Palabra de Dios es nuestra autoridad, y nunca debemos aceptar las enseñanzas humanas sin tener la evidencia más concluyente de que concuerdan con la enseñanza de la Palabra de Dios. Debemos tener la certeza de que estamos sobre la plataforma de la verdad eterna: la Palabra del Dios vivo».32

Conclusión

En este artículo recordamos que el paradigma hermenéutico más amplio que fundamenta las lecturas alternativas de la Biblia es la crítica narrativa, perspectiva que pone en duda la literalidad y el sentido definido/definitivo del texto. Además, demostramos que esa postura interpretativa viola el principio bíblico de Sola Scriptura en la medida en que se vale de fuentes y métodos extraños, y por eso incompatibles, con la Biblia misma. Finalmente, concluimos que los resultados ya conocidos de este tipo de hermenéutica, y sus muchas lecturas, han sido destructivos para la iglesia.

En este horizonte, es posible percibir que estamos ante un problema cuya causa es nítidamente hermenéutica. Por eso, la única salvaguardia es dedicarnos con humildad, compromiso y diligencia al estudio y la proclamación de la Palabra de Dios y, por su gracia, permanecer fieles al «así dice el Señor». En este escenario desafiante, los pastores, obreros y líderes eclesiales deben asumir su papel frente a las presiones y conflictos que estas lecturas han provocado. Se espera que, con integridad, equilibrio y ética, no huyan de su deber de enseñar las Escrituras a la iglesia y se posicionen clara y abiertamente frente a tales ataques, señalando a todos que, aunque se les llame «nuevas lecturas», en realidad son ropajes nuevos sobre ideas viejas. Es necesario comprender que el ministro o líder eclesiástico está actuando contra la autoridad de las Escrituras 1) cuando no instruye a la congregación sobre nociones, creencias y actitudes bíblicamente establecidas; 2) cuando no se posiciona a favor de la Palabra de Dios frente a los intentos de releerla; o 3) incluso cuando manifiesta su apoyo a esas ideas y sus prácticas, a cualquier nivel publicitario.

Además, como señala Peckham, la «diversidad hermenéutica procede del hecho de que existen mentes humanas distintas, ninguna de las cuales funciona a la perfección y todas están temporal y parcialmente separadas del intérprete autorizado —el Espíritu Santo— a causa de la Caída».33 En tal situación, la única directiva segura para el pueblo de Dios es «así dice el Señor». Que Dios nos ayude a pensar, actuar y proclamar según la hermenéutica de Sola Scriptura.

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1 Véase, e.g., D. K. McKim, A Guide to Contemporary Hermeneutics: Major Trends in Biblical Interpretation, ed. Donald K. McKim (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1986); P. Cotterell y M. Turner, Linguistics and Biblical Interpretation (Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 1989); Osiek, Carolyn. “The Feminist and the Bible: Hermeneutical Alternatives,” Hervormde Teologiese Studies 53, nº 4 (1997): pp. 956–968; Vaka’uta, Nasili. “Relocating the Boundaries: An Alternative for Biblical Interpretation”, Pacific Journal of Theology 20 (1998), pp: 40–53; Emerson B. Powery, “African American Criticism”, en Hearing the New Testament: Strategies for Interpretation, ed. Joel B. Green, 2ª ed. (Grand Rapids, MI; Cambridge, U.K.: Eerdmans, 2010), 333; Kwabena Donkor, “Hermeneutics Today”, en Perplexing Doctrinal Questions Answered (Bellingham, WA: Faithlife, 2020).

2 Para hacerse una idea del recorrido emblemático de la interpretación, véase Bray, Gerald. Biblical interpretation: Past and Present (Downers Grove: InterVasity Press, 1996); Henry Wansbrough, The Use and Abuse of the Bible: A Brief History of Biblical Interpretation (London; New York: T&T Clark International, 2010); Stephen Westerholm y Martin Westerholm, Reading Sacred Scripture: Voices from the History of Biblical Interpretation (Grand Rapids, MI; Cambridge, U.K.: Eerdmans, 2016); Ian Christopher Levy, Introducing Medieval Biblical Interpretation: The Senses of Scripture in Premodern Exegesis (Grand Rapids, MI: Baker Academic, 2018).

3 Para más detalles, véase Hans W. Frei, The Eclipse of Biblical Narrative: A Study in Eighteenth and Nineteenth Century Hermeneutics (New Haven; London: Yale University Press, 1974).

4 Hermisten da Costa, Raízes da Teologia Contemporânea (San Pablo: Cultura Cristã, 2004), pp. 293-315.

5 Stanley Grenz y Roger l. Olson, 20th Century Theology: God and the World in a Transitional Age (Downers Grove, IL: IVP Academic, 1993).

6 Cauê Krüger, «Impressões de 1968: Contracultura e identidades», Acta Scientiarum 32, nº 2, (2010): pp. 139-145.

7 Urbano Zilles, Panorama das Filosofias do Século XX (San Pablo: Paulus, 2016).

8 Para un amplio studio sobre las «nuevas hermenéuticas», véase Gerald Bray, Biblical Interpretation: Past & Present (Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 1996), pp. 221-228, 465ss.

9 Hugh Mackintosh, Teologia Moderna: de Schleiermacher a Bultmann (San Pablo: Fonte Editorial, 2004); John Barton, ed., The Cambridge Companion to Biblical Interpretation (Cambridge, UK: Cambridge University Press, 2003); Ed L. Miller y Stanley J. Grenz, Fortress Introduction to Contemporary Theologies (Mineápolis, MN: Augsburg Fortress, 1998).

10 W. Randolph Tate, Handbook for Biblical Interpretation (Grand Rapids, MI: Baker Academic, 2012), p. 280.

11 Jacques Arnould, Darwin, Teilhard de Chardin e Cia: A igreja e a evolução (San Pablo: Paulus, 1999).

12 André Musskopf, «Teologias Gay/Queer», en Jaci Maraschin y Frederico Pires (orgs.), Teologia e Pós Modernidade (San Pablo: Fonte Editorial, 2008).

13 Rosino Gibelini, A Teologia do Século XX (San Pablo: Edições Loyola, 2021), p. 326.

14 Susan Frank Parsons, The Cambridge Companion to Feminist Theology (Cambridge, UK: Cambridge University Press, 2002).

15 Christopher Rowland, The Cambridge Companion to Liberation Theology (Cambridge, UK: Cambridge University Press, 2007).

16 Gibelini, A Teologia do Século XX, pp. 383-414.

17 Jione Havea, Postcolonial Voices from Downunder: Indigenous Matters, Confronting Readings (Eugene, OR: Pickwick Publications, 2017); Plínio Corrêa de Oliveira, Tribalismo Indígena, Ideal Comuno Missionário para o Brasil no Século XXI (San Pablo: Artpress, 2008).

18 Gibelini, A Teologia do Século XX, pp. 301-321.

19 Jeremy Punt, Paul and Postcolonial Hermeneutics: Marginality and/in Early Biblical Interpretation. Disponible en <bit.ly/3vNTboq>, consultado el 6/5/2021.

20 Paul Tillich, Theology of Culture (Oxford, UK: Oxford University Press, 1964); H. Richard Niebuhr, Christ and Culture (San Francisco, CA: Harper &amp; Row, 1975).

21 Una característica destacada de la teología emergente es que resulta de la combinación de otras teologías contextuales. E.g., Esta noción puede observarse en Dan Kimball, The Emerging Church – Vintage Christianity for new generations (Grand Rapids: Zondervan, 2003); Stanley J. Grenz y John R. Franke, Beyond Foundationalism: Shaping Theology in a Postmodern Context (Louisville: Westminster John Knox, 2001); David J. Bosch, Transforming Mission: Paradigm Shifts in Theology of Mission (Maryknoll, NY: Orbis, 1991).

22 Para más detalles, véase Dan-Adrian Petre, Knowing God as an Evangelical: Towards a Canonical-Epistemological Model (Suiza: Palgrave Macmillan, 2023).

23 James A. Swanson, Dictionary of Biblical Languages with Semantic Domains: Hebrew (Old Testament) (Oak Harbor, WA: Logos, 1997), Logos Bible Software edition.

24 J. P. Louw y E. A. Nida, Greek-English Lexicon of the New Testament: Based on Semantic Domains, 2nd ed., 2 vols. (New York: United Bible Societies, 1996), t. 1, p. 404.

25 Esta es una característica hermenéutica muy evidente de las nuevas lecturas. Véase J. Kevin Vanhoozer, The Cambridge Companion to Postmodern Theology (Cambridge: Cambridge University Press, 2003), p. 46.

26 Roger Olson, História das Controvérsias da Teologia Cristã (San Pablo: Vida, 2004).

27 Elena G. de White, Cada día con Dios (Nampa, ID: Pacific Press Publishing Association, 1979), p. 162.

28 Elena G. de White, Mensajes selectos (Florida, Bs. As.: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2015), t. 1, p. 17.

29 Elena G. de White, El conflicto de los siglos (Florida, Bs. As.: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2015), p. 594.

30 Elena G. de White, Mensajes selectos, t. 1, pp. 23, 24.

31 Elena G. de White, Cada día con Dios, p. 162.

32 Elena G. de White, A fin de conocerle (Nampa, ID: Pacific Press, 2008), p. 210.

33 John C. Peckham, Canonical Theology: The Biblical Canon, Sola Scriptura, and the Theological Method (Grand Rapids: Eerdmans, 2006), p. 163.