Kwabena Donkor
La idea de que el pueblo de Dios será sellado durante el tiempo del fin es parte del pensamiento adventista desde su inicio. A raíz del chasco milenta del 24 de octubre de 1844, los adventistas sabatistas desarrollaron una teología escatológica que intentaba darle sentido bíblico a la experiencia milerita. Gradualmente, se desarrolló una nueva comprensión de las doctrinas del santuario y del sábado del séptimo día entre los adventistas sabatistas. Comenzando con Joseph Bates, nuestros pioneros se dieron cuenta de la importancia profética de la declaración de Apocalipsis 12: 17, donde se afirma que «el dragón se llenó de ira contra la mujer y se fue a hacer la guerra contra el resto de la descendencia de ella, contra los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo».
En el contexto de Apocalipsis 13, esta guerra se relaciona con el conflicto entre los poderes de la bestia en su intento de vencer al pueblo que guarda los mandamientos de Dios, lo cual lleva a la emisión de un decreto de muerte en el versículo 15. Con este nuevo trasfondo en mente, Bates desarrolló posteriormente los conceptos del sello de Dios y de la marca de la bestia, en el contexto de la lealtad a Dios o a la bestia. Estos conceptos siguen siendo parte fundamental de la enseñanza Adventista del Séptimo Día y, en este breve artículo, deseamos brindar una descripción concisa del mismo.
Los sellos y el sellamiento en la antigüedad y en los tiempos bíblicos
El concepto del sello y del sellamiento era conocido en el mundo antiguo de Mesopotamia, donde el sello tenía la forma de una estampilla o de un cilindro. La superficie del sello podía contener tanto un diseño como una inscripción. Cuando se trataba de un diseño, en el sello se representaban escenas de la vida cotidiana como los deportes, la guerra o los dioses, así como leyendas y mitos. Sin embargo las inscripciones se referían más comúnmente al nombre, al oficio, la profesión, la alianza política y la afiliación religiosa del dueño1 La impresión de un sello sobre un documento o un objeto no solo protegía la integridad del documento o del objeto, sino que también servía para identificar al sellador como el autor legítimo.2
Esta concepción básica del sello o del sellamiento es evidente en la Biblia, aunque también tenía otro significado. Primero, la marca o el sellado de un objeto, animal o persona indicaba la propiedad o pertenencia a un dueño. Por ejemplo, a los siervos se les perforaba la oreja para indicar que estaban bajo la propiedad de su amo para siempre (Éxo. 21: 6); así también la circuncisión era la marca por excelencia que indicaba que Israel pertenecía a Yahveh (Gén. 17: 9-12).3
Segundo, en la Biblia, el sellamiento también era un signo de protección. Todas las cosas o todos los individuos que estaban bajo la impresión del sello o de la marca de una persona también estaban bajo la protección de aquella persona. Un caso clásico es la sangre del cordero pascual en los postes y en los dinteles de las casas de los hijos de Israel en la noche en la que el ángel destructor pasó por la tierra de Egipto (Éxo. 12: 7-13). De manera similar, en la visión de Ezequiel del juicio, aquellos que gemían y clamaban a causa de las abominaciones que se estaban cometiendo en medio del pueblo de Dios debían ser marcados por el escribano con el tintero como una señal de protección contra los verdugos (Eze. 9: 4-5).
Tercero, el sello marcaba una cosa o una persona como genuina. En el caso de una persona, era la evidencia de una lealtad y de un compromiso constantes e inquebrantables. Por lo tanto, los vencedores de la iglesia de Filadelfia tienen el nombre de Dios escrito en sus frentes y llegan a ser columnas en el templo de Dios, y nunca más saldrán de allí (Apoc. 3: 12).
Cuarto, la marcación o el sellamiento simbólico de las personas en la frente o en la mano es muy importante. Este simbolismo (presentado en Deut. 6: 8) está relacionado con la amonestación de Moisés sobre la observancia de los mandamientos de Dios en Deuteronomio 6: 1 y siguientes. En ese contexto, indicaba una entrega total del pensamiento y de la acción: «Amarás a Jehová, tu Dios, de todo tu corazón, de toda tu alma y con todas tus fuerzas» (Deut. 6: 5). Por lo tanto, para aquellos que están sellados con el reconocimiento de la propiedad de Dios es sus vidas, su ley ocupa un lugar central. Es incluso más importante porque, en la Biblia, el sellamiento del nombre de Dios en la frente indica la semejanza a su carácter (Apoc. 14: 1, 4-5). En la Biblia, el nombre de Dios representa su carácter (Sal. 124: 8).
Los tipos de sellamientos del pueblo de Dios en la Biblia
En base a la comprensión general del concepto del sellamiento mencionado anteriormente, el sellamiento del pueblo de Dios debe significar el proceso por el cual es asegurado, autentificado y protegido por el Dios que pone su sello sobre él. En la Biblia se distinguen dos tipos principales de sellamientos: el sellamiento asociado a la recepción del evangelio de Cristo por parte de una persona, y el sellamiento que tiene lugar justo antes de que termine el tiempo de gracia que precede la segunda venida de Cristo.4 Sin embargo, debido al interés específico del presente artículo, nos centraremos principalmente en el último tipo de sellamiento, aunque hará falta una breve discusión sobre el primer tipo de sellamiento para asentar las bases necesarias para el segundo tipo.
Desde la perspectiva del nuevo pacto, el pueblo de Dios siempre ha llevado su sello (por ejemplo, Juan 6: 27; 2 Cor. 1: 22). Sin embargo, hay dos pasajes claves en el libro de Efesios que nos ayudan a entender con más claridad el sellamiento del pueblo de Dios al recibir el evangelio: Efesios 1: 13-14 y 4: 30. Efesios 1: 13-14 establece una secuencia precisa de la experiencia de la salvación. Los efesios oyeron la palabra de la verdad, es decir, el evangelio de la salvación, creyeron y fueron sellados con el Espíritu Santo, y este sellamiento servía para asegurar su herencia como personas que pasaban a ser la posesión de Dios porque habían sido redimidas por él.
El pasaje representa el clímax de una serie de bendiciones (vers. 4-14), que son el resultado de la elección de este pueblo por parte de Dios el Padre. La elección, que implica posesión, no es arbitraria ni irrevocable. Es el trabajo conjunto entre Dios y los humanos.
Desde la fundación del mundo, Dios ha puesto en marcha un plan de redención que se basa en Cristo (vers. 4). Dios quiere que aquellos que decidan formar parte de esta redención pasen a ser su posesión, y el Espíritu Santo juega un papel decisivo para que esto sea una realidad, ya que actúa como un sello o marca sobre ellos indicando su pertenencia a Dios. Sin embargo, el Espíritu Santo no es un sello sin vida, sino un agente activo que mora en aquellos que creen, y obra para asegurar su herencia.
Efesios 4: 30 añade una dimensión importante al proceso de sellamiento: «Y no entristezcáis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención». Aquí, podría estar aludiendo a Isaías 63: 9-11 para señalar lo siguiente: Sí, Dios ha sellado a los creyentes para el día de la redención y ellos pertenecen a él. Sin embargo, dado que el Espíritu Santo ha asumido la responsabilidad de mantenerlos como la propiedad de Dios, «los cristianos son responsables de vivir de una manera que agrade a su Dueño y Guardián».5 Vivir en contra de él, cuyo sello de propiedad llevamos, podría poner en peligro nuestro destino eterno.6
El sellamiento del pueblo de Dios en el tiempo del fin
Dado que todas las personas que oyen y creen el evangelio reciben el sellamiento, nos surge la siguiente pregunta: ¿por qué será necesario otro sellamiento, específicamente en el tiempo del fin? Al analizar estas cuestiones sobre el sellamiento del pueblo de Dios en el tiempo del fin, nos guiaremos por las siguientes preguntas: (1) ¿Por qué reciben el sello? (2) ¿Quiénes serán sellados? (3) ¿Cuándo serán sellados? (4) ¿Qué condiciones se deben cumplir para recibir el sello?
Apocalipsis 7
Apocalipsis 7 será el pasaje central que estructurará nuestra discusión sobre el sellamiento del pueblo de Dios durante el tiempo del fin. El sellamiento del pueblo de Dios en Apocalipsis 7 aparece en el contexto del sexto sello. Sin embargo, dado que los siete sellos, las siete trompetas y Apocalipsis 12 ofrecen tres relatos paralelos de toda la era cristiana, es de esperar que los materiales ajenos a Apocalipsis 7 puedan proporcionar más claridad sobre este tema. Asimismo, dado que Apocalipsis 13–19 se ocupa con los eventos del fin, también podría aportar información relevante para este análisis.
¿Por qué reciben el sello?
Apocalipsis 6: 16-17 finaliza con la imagen de un mundo aterrorizado que clama y pregunta: «porque el gran día de su ira ha llegado y ¿quién podrá sostenerse en pie?». La visión del capítulo 7 nos ofrece una respuesta a esta pregunta. La primera parte de la visión (Apoc. 7: 1-8) demuestra que solo aquellos que reciban el sello podrán sostenerse en pie en el día de la ira, y la segunda parte (vers. 9-17) muestra, que, en verdad, aquellos que fueron sellados saldrán ilesos de la ira o tribulación. Apocalipsis 7: 1-3 emplea el simbolismo de los vientos para representar la destrucción que está a punto de estallar sobre la tierra, describiendo a ángeles parados en los cuatro ángulos de la tierra para detener los vientos hasta que los siervos del Señor reciban el sello en sus frentes. Cabe destacar que aquellos que han de ser sellados ya aparecen descritos como «los siervos de nuestro Dios».
Entonces, en el contexto de Ezequiel 9: 6 y Apocalipsis 16: 1-2, su sellamiento en el capítulo 7 debe ser al menos para «protegerlos de la fuerza destructiva de las siete plagas»7 y «de la apostasía»8 Aunque aquellos que deben ser sellados ya son siervos de Dios, las circunstancias excepcionales del tiempo del fin requieren que él obre en su favor para guardarlos «de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero para probar a los que habitan sobre la tierra» (Apoc. 3: 10). Esta obra de Dios sirve para garantizar que estos siervos no cederán ante los poderes del anticristo de Apocalipsis 13: 15-17. Los mismos poderes que obran en contra de Dios y de su pueblo del tiempo del fin aparecen descritos en Apocalipsis 16: 13-16.9
¿Quiénes serán sellados?
El pueblo de Dios que es sellado en el tiempo del fin aparece descrito como los 144 000. Apocalipsis 7 no dice mucho sobre este grupo más allá de esta descripción. Para comprender bien su identidad, debemos leer Apocalipsis 14, donde el mismo grupo aparece presentado y ver qué interpretació es la más coherente.
Aquellos que están sellados no pueden ser judíos literales —para distinguirlos de los cristianos gentiles. Aparte del hecho de que Apocalipsis no establece esta distinción en ninguna otra parte, los 144 000 son definidos como los que siguen al Cordero (Apoc. 14: 1, 4). Esta definición debe incluir a todos los fieles.
Los 144 000 tampoco pueden ser los santos del tiempo del fin en contraste con los redimidos de todos los siglos. Debemos recordar que Apocalipsis 7, al formar parte del sexto sello, se refiere a aquellos que pueden estar «en pie» en la segunda venida de Cristo. Por lo tanto, cuando en Apocalipsis 7, el anciano pregunta sobre «estos que están en vestidos de ropas blancas» (vers. 13), la respuesta que recibe es que «son los que han salido de la gran tribulación y han lavado sus ropas» y las «han blanqueado en la sangre del Cordero» (vers. 14). El versículo 14 ofrece la razón por la que «están delante del trono de Dios» (vers. 15). Por lo tanto, no solo los 144 000, sino también la gran multitud han salido de la gran tribulación, han lavado sus ropas en la sangre del Cordero y están delante del trono de Dios. Esta gran tribulación ha de diferenciarse de las tribulaciones de Apocalipsis 2: 10 y 2: 22.
No existe otra opción que proporcione una respuesta que se adapte mejor al texto. «Numerosos eruditos han concluido que los 144 000 y la gran multitud son los mismos, siendo los primeros los militantes de la iglesia durante el tiempo del fin involucrados en la lucha en la tierra, mientras que la gran multitud son el mismo grupo triunfante tras haber llegado salvo al cielo. Argumentan que en el primer segmento (vers. 1-8), Juan oye el número de los sellados, pero en el segundo (vers. 9-17), ve quiénes son en realidad: una gran multitud que nadie puede contar. El número 144 000 es un símbolo de la inmensidad de esta multitud incontable».10 Esta opción interpreta correctamente a Israel como iglesia ya que evita los problemas asociados con la interpretación literal de los 144 000.
¿Cuándo serán sellados?
Tanto Apocalipsis 7 como 14 nos ayudan a contestar a esta pregunta. Como hemos señalado anteriormente, el sexto sello llama la atención sobre las señales que tendrán lugar en el cielo en la segunda venida de Jesús (Apoc. 6: 112-14) cuya descripción recuerda al «día de Jehová» (Apoc. 6: 14-16). Apocalipsis 7 describe a los que llevan el sello como aquellos que pueden estar de pie. En cambio, los que no están sellados son los que enfrentan las calamidades introducidas por las siete trompetas y descritas tras la apertura del séptimo sello (Apoc. 8: 1). Sin embargo, los siete sellos, tienen lugar a lo largo de la historia. Por lo tanto, el sellamiento del pueblo de Dios del tiempo del fin debe ocurrir justo antes del final de las siete trompetas.
De manera significativa, cerca del cierre de las siete trompetas, cuando el séptimo ángel está a punto de tocar la trompeta, «el misterio de Dios se consumará» (Apoc. 10: 7). La consumación del misterio de Dios está relacionada con los eventos de Apocalipsis 15. «El “misterio de Dios” representa el evangelio, que será proclamado en toda la tierra hasta poco antes de la segunda venida de Jesús (Mat. 24: 14). Por lo tanto, el sonido de las siete trompetas, tiene lugar al mismo tiempo que los ángeles salen del templo en Apocalipsis 15. Esto significa que las siete copas forman parte de la séptima trompeta. Se sitúan dentro del período final de la historia de la tierra, después del cierre del tiempo de gracia.».11
Asimismo, «el cáliz de su ira» de Apocalipsis 14: 10, y las copas llenas de ira en Apocalipsis 15 son «las mismas».12 En Apocalipsis 14, los 144 000 parecen haber estado involucrados en la «proclamación de los mensajes de los tres ángeles»13 Por su parte, Elena G. White conecta la conclusión del mensaje del tercer ángel y la recepción del «sello de Dios» con el cese de la intercesión de Jesús en el santuario celestial.14
¿Qué condiciones se deben cumplir para recibir el sello?
Por un lado, Apocalipsis habla de las cualidades morales de los que llevan el sello, ya sea como los 144 000 o como la gran multitud. «No se encontró mentira alguna en su boca, pues son intachables» (Apoc. 14: 5, NVI). A diferencia de los poderes engañosos del anticristo, los que llevan el sello son honestos, leales y fieles ante Dios. Sin embargo, su condición de impecables está asegurada solo a través de los méritos del Cordero (Apoc. 7: 14).
Por el otro lado, al describir su victoria final en la lucha espiritual del tiempo del fin, Juan señala que los que recibieron el sello «no se han contaminado con mujeres, pues son vírgenes. Son los que siguen al Cordero por dondequiera que va» (Apoc. 14: 4). Aquí se presenta la lucha de aquellos que fueron sellados contra la ramera Babilonia y contra sus hijas que representan la religión apóstata. Es la guerra contra el remanente (Apoc. 12: 17), contra aquellos que rehúsan a seguir el programa de Babilonia (Apoc. 13: 15-17). De hecho, aquellos que están sellados advierten al mundo de las terribles consecuencias de seguir a Babilonia (Apoc. 14: 6-12).
La obediencia a los mandamientos de Dios, incluido el séptimo día como día de reposo, será una distinción decisiva entre los seguidores del verdadero evangelio y los del falso.15 Se trata de la prueba final que determinará el destino de cada ser humano.16 En este contexto, Elena G. White declara que los que guardan los mandamientos serán representados incorrectamente y condenados en las cortes legislativas y en los tribunales de justicia. Luego añade: «En el conflicto que está por estallar veremos realizarse las palabras del profeta: “Airóse el dragón contra la mujer, y se fue para hacer guerra contra el residuo de su simiente, los que guardan los mandamientos de Dios, y tienen el testimonio de Jesús”. Apocalipsis 12: 17».17 Sin embargo, es importante añadir que la obediencia de la que hablamos no es legalismo. Al tener el nombre de Dios sellado en sus frentes, los que están sellados reflejan el carácter de Dios, pues tiene una relación de fe con Cristo (Apoc. 14: 12) y siguen al Cordero (Apoc. 14: 4).
Conclusión
¿Qué significa todo esto? La descripción del sellamiento del pueblo de Dios durante el tiempo del fin está llena de mensajes de advertencia, preparación y confianza en Dios. Si bien se nos ofrece una descripción del «tiempo de angustia como no lo ha habido jamás» (Dan. 12. 1, NVI) que pronto nos sobrevendrá, la perspectiva de recibir el sello de Dios es una buena noticia porque garantiza la seguridad de los santos.
__________
1 Bonnie S. Magness-Gardiner. 1992. “Seals, Mesopotamia”. En D. N. Freedman (Ed.), The Anchor Yale Bible Dictionary, vol. 5 (1062). New York: Doubleday.
2 Ibíd.
3 Para una breve exposición del tema del sellamiento en la Biblia, véase, Beatrice S. Neal. 1992. “Sealed Saints and the Tribulation”. En Frank B. Holbrook (Ed.), Symposium on Revelation—Book 1, DARCOM Series, vol. 6 (págs. 254-259). Silver Spring, MD: Biblical Research Institute.
4 Jiří Moskala. “God’s Two Seals”. Ministry Magazine, December 2017.
5 W. L. Liefeld. 1997. Ephesians, The IVP New Testament Commentary Series, vol. 10. Downers Grove, IL: InterVarsity Press. [Traducción propia]
6 Moskala, “God’s Two Seals”.
7 Neall, “Sealed Saints and the Tribulation”. En Frank B. Holbrook (Ed.), pág. 261.
8 Ekkehardt Mueller, “The 144,000 and the Great Multitude”. 1. <https://adventistbiblicalresearch.org/wp-content/uploads/144000greatmultitude.pdf>, consultado el 3 de agosto, 2020. [Traducción propia]
9 Para una discusión detallada sobre estos movimientos, véase Jon Paulien. 2008. Armageddon at the Door (especialmente las págs. 134-183). Hagerstown, MD: Review and Herald Publishing Association.
10 Neall, “Sealed Saints and the Tribulation”, pág. 269. Véase también, Mueller, “The 144,000 and the Great Multitude”, págs. 2-3. Sobre naturaleza de los 144 000, Elena G. White tiene el siguiente consejo: «No es su plan que los suyos presenten algo que tengan que suponer, que no está enseñado en la Palabra. No es su voluntad que entren en controversias por cuestiones que no los ayudarán espiritualmente, tales como: ¿Quiénes han de componer los 144 000? Fuera de duda, esto lo sabrán dentro de poco los que sean elegidos de Dios». Mensajes selectos, vol. 1, pág. 205. Washington, D.C: Review and Herald Publishing Assoc. [Traducción propia]
11 Paulien, Armageddon at the Door, pág. 87.
12 Ibíd., pág. 86. [Traducción propia]
13 Mueller, “The 144,000 and the Great Multitude”, pág. 1. [Traducción propia]
14 Elena G. White, El conflicto de los siglos, pág. 599. «Cuando termine el mensaje del tercer ángel la misericordia divina no intercederá más por los habitantes culpables de la tierra. El pueblo de Dios habrá cumplido su obra (…) y estará preparado para la hora de prueba que le espera. Los ángeles se apuran, van y vienen de acá para allá en el cielo. Un ángel que regresa de la tierra anuncia que su obra está terminada; el mundo ha sido sometido a la prueba final, y todos los que han resultado fieles a los preceptos divinos han recIbído “el sello del Dios vivo”. Entonces Jesús dejará de interceder en el santuario celestial».
15 Paulien, Armageddon, pág. 163.
16 Neall, “Sealed Saints and the Tribulation”, pág. 258.
17 Elena G. White, El conflicto de los siglos, pág. 578.