¿Qué quiere decir Pablo cuando afirma: “No estáis bajo la ley, sino bajo la gracia”?

P. Richard Choi

“El pecado no se enseñoreará de vosotros, pues no estáis bajo la Ley, sino bajo la gracia”. Romanos 6:14.

El problema con este pasaje es que, tomado en forma aislada, podría interpretarse erróneamente como que dijera que uno puede vencer al pecado tan solo si uno se desembaraza de la ley y acepta en su lugar la gracia. Por cierto, el texto ha sido interpretado con el significado de que la ley y la gracia son opuestas entre sí. De acuerdo con John Stott: “Ley y gracia son los principios opuestos del antiguo orden y el nuevo orden”.1 Otros han ido tan lejos como para describir a la ley como la causa del pecado, por no decir el pecado mismo. Interpretaciones como estas son inaceptables. No solamente van contra la enseñanza de la Biblia en su totalidad, sino que también son contrarias a las declaraciones del propio Pablo en otras partes de la carta que hablan positivamente de la ley (p. ej., Rom. 7:12, 16; 1 Tim. 1:8). Para Pablo, ley y gracia –así como la muerte y la resurrección de Cristo– son complementarias, no instituciones opuestas.

Cristiano y pecado – Para arribar a una comprensión apropiada del pasaje, primero debemos considerar el contexto. El contexto inmediato, Romanos 6:12-14, es un pasaje de transición que eslabona los bloques de exposición más extensos de los versículos 1-11 y 15-23, los cuales comienzan, en ambos casos, con signos de interrogación. Los versículos 1-11 empiezan con una pregunta motivada por la exposición precedente en 5:12-21: “¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?” Pablo niega vigorosamente esta posibilidad. Independientemente de qué cosa desea Pablo que entendamos con la declaración “pues no estáis bajo la Ley, sino bajo la gracia”, él no quiere que pensemos que el reino de la gracia no libera de la obediencia a la ley. Los cristianos no deberían permanecer en pecado, porque el bautismo los ha unido con la muerte y la resurrección de Cristo. De un modo similar, los versículos 15-23 se abren con una segunda pregunta que, como la de 6:1, se relaciona con la exposición del final del capítulo 5: “¿Pecaremos porque no estamos bajo la Ley, sino bajo la gracia?” Otra vez Pablo niega esta posibilidad. Los cristianos deben permanecer libres del pecado al ser santificados en Cristo.

Era de Adán y era de Cristo – Romanos 1-5 deja en claro que Pablo piensa la historia en función de dos eras o épocas: la era de Adán y la era de Cristo. A diferencia de la era de Cristo, la era de Adán se caracteriza por el pecado. De manera que cuando Pablo declara, en 3:9, que todos los seres humanos –tanto judíos como griegos– están bajo el pecado, está diciendo que cada ser humano que está fuera de Cristo pertenece a la era de Adán. Obviamente, la era de Adán continúa en la historia como una realidad paralela aún después de la venida de Cristo. Sin embargo, lo que es importante para nuestro propósito es que los agudos contrastes trazados entre ley y fe (3:21-4:21), transgresión y gracia (5:1-21) y pecado y santidad 6:1-23), todos expresan este esquema de dos eras.

El problema es que, bajo esta cosmovisión, la ley parece pertenecer a la era de Adán. En verdad, Pablo afirma claramente que la ley ya no desempeña su función condenatoria (Rom. 8:1) en la era de Cristo. Para prevenir al lector de extraer falsas inferencias acerca de la ley, Pablo ofrece dos argumentos en los capítulos 6 al 8. Primero, Pablo argumenta que la ley no es mala. De modo que, después de un extenso razonamiento, Pablo afirma la bondad de la ley en Romanos 7:12: “La Ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno”. Luego, Pablo refuerza esta afirmación en 8:4 con la declaración de que los requerimientos de la ley necesitan ser cumplidos. Segundo, Pablo traslada la orientación de su argumento de la historia a la experiencia humana. En 5:12-21 Pablo se centra en lo que la muerte de Cristo significa para la historia. En el capítulo 6 dirige su atención a lo que la muerte de Cristo significa para nuestra experiencia. Por tanto, el propósito de 6:12-14 es señalar el cambio de foco: de la historia a la experiencia humana en el contexto de la ley.

Los cristianos deben permanecer libres del pecado al ser santificados en Cristo.

Sentidos de “bajo la ley” y “bajo la gracia” – Romanos 6:14 comienza con “El pecado no se enseñoreará de vosotros”. El tiempo futuro de la frase “no se enseñoreará” ha dado origen a varias interpretaciones diferentes. Algunos la ven no como un mandato sino como una promesa; otros, como palabras de ánimo y confianza. Son buenas sugerencias. Pero lo que no puede significar es que seremos impecables de pronto e instantáneamente. El tiempo de este versículo necesita ser entendido a la luz de las admoniciones de los versículos 12, 13 y 19 y de las declaraciones en tiempo presente de 7:14-25.

La segunda mitad de Romanos 6:14 afirma: “Pues no estáis bajo la Ley, sino bajo la gracia”. El mismísimo versículo siguiente deja en claro que Pablo usa aquí la frase “bajo la Ley” para referirse a la vida en la antigua era de pecado y muerte vivida bajo la condenación de la ley. En contraste, la frase “bajo la gracia” describe la vida en la nueva era de justicia y vitalidad vivida bajo el poder renovador de la gracia. Pablo prosigue diciendo de inmediato: “¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerlo, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte o sea de la obediencia para justicia? […] y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia” (vers. 16, 18). Entonces, la declaración “pues no estáis bajo la Ley” (vers. 14) le dice al lector que ha sucedido una transferencia exitosa entre las eras.

Las dos expresiones –”bajo la ley” y “bajo la gracia”– son mejor consideradas como el esfuerzo de Pablo de dilucidar el significado del bautismo en función de la ley y la gracia. La vida bajo la condenación de la ley corresponde a la muerte; y la vida bajo la gracia corresponde a la resurrección y a la vida llena del Espíritu en la cual recibimos poder para liberarnos de las garras del pecado. El propósito inmediato del versículo es definir el bautismo como el medio para apropiarnos de los poderes de la nueva etapa que ha amanecido en Cristo.

En Romanos 6:14 Pablo no se refiere “a una ley en particular, sino a ley como un principio general. Lo que quiere decir es que los cristianos no están bajo ley como un camino de salvación, sino bajo gracia. La ley no puede salvar a un pecador, no puede poner fin al pecado o a su dominio. La ley revela el pecado (cap. 3:20) y, debido a la pecaminosidad del hombre, la ley agranda, por así decirlo, la transgresión (cap. 5:20). La ley no puede perdonar los pecados ni suministra poder alguno para vencerlos. El pecador que procura salvarse bajo la ley solo encontrará condenación y estará más fuertemente atado a su pecado” (F. D. Nichol, ed., CBA 6:537).

Papel del bautismo – Pero ¿de qué manera el bautismo habilita al ser humano para experimentar un cambio tan radical? Para Pablo, el cuerpo es una entidad neutral que debe estar bajo el control de alguna suerte de poder espiritual. Este concepto es lo que Pablo tiene en su mente cuando habla en lenguaje figurado de “reino” y “esclavitud”. A diferencia de “la carne”, que en el lenguaje de Pablo se refiere a nuestra naturaleza pecaminosa, el cuerpo puede ser bueno o malo, dependiendo del poder que alberga. La expresión bajo la ley describe al cuerpo bajo el poder del pecado. En otras palabras, en tanto el poder del pecado reina en mi vida, estoy bajo la condenación de la ley. De modo similar, bajo la gracia significa que el cuerpo ha llegado a ser el lugar de morada del Espíritu del Señor resucitado. Y solamente en un estado tal puede la ley ser cumplida en la vida del creyente.

Para que el bautismo transfiera el cuerpo del poder del pecado al poder de la gracia, deben satisfacerse tres condiciones. Primera, debemos ser bautizados en agua de una manera que represente la muerte, la sepultura y la resurrección de Cristo. Empero, pasar por el rito del bautismo no es suficiente, porque su duración es demasiado breve y, con frecuencia, nuestra comprensión del bautismo en ese momento es incompleta. Segunda, la experiencia inicial del bautismo debe ser rememorada repetidamente en nuestra mente como una experiencia de morir con Cristo a lo Antiguo y resucitar con él para lo Nuevo. Y finalmente, nuestros afectos y nuestra voluntad deben llegar a identificarse diariamente en simpatía con los afectos y la voluntad de Cristo por medio de una fe y un amor crecientes (Gál. 2:20).

Pablo usa la frase bajo la ley con el significado de vivir bajo la condenación de la ley, y la expresión bajo la gracia significa vivir “bajo el plan que Dios ha ofrecido de salvación de la esclavitud del pecado” (F. D. Nichol, AO 82).

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1 John R. W. Stott, Romans: God’s Good News for the World [Romanos: Las buenas nuevas de Dios para el mundo] (Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 1994), p. 181.