Clinton Wahlen
“Le dijo [el encargado del banquete al esposo]: ‘Todo hombre sirve primero el buen vino, y cuando han bebido mucho, el inferior; sin embargo tú has reservado el buen vino hasta ahora”. Juan 2:10.
El milagro de transformar el agua en vino, el primer milagro registrado de Jesús, es mencionado únicamente en Juan (2:1-11). La pregunta es: ¿Qué clase de vino hizo Jesús: vino fermentado o jugo de uva? Si bien el milagro es descripto en los términos más breves, se sobrentiende claramente que toda el agua de las tinajas se transformó en vino, sumando más de cien galones (unos 400 litros).1 ¿Estaba fermentado el vino? Tal cantidad de vino selecto habría sido suficiente para embriagar aun a cien invitados diariamente durante varios días. ¿Jesús puso la base para una borrachera? Comencemos por recordar que, en la cruz, el mismo Jesús rechazó el vino que se le ofreció (Mar. 15:23).2
Antiguos métodos de preservación del vino – La palabra griega traducida “vino” en los versículos 3, 9 y 10 (οἶνος [óinos]) puede referirse tanto al vino fermentado como al no fermentado.3 Entonces, para determinar de qué clase de bebida se trata, debemos considerar otros importantes puntos del texto y del contexto histórico. A juzgar por la traducción del versículo 10, el maestresala de la fiesta parece querer decir que se estaba sirviendo vino fermentado, pues se referiría a la práctica normal de servir vino inferior después que todos están borrachos. Pero si el significado hubiera sido ese, ¡sus palabras habrían caído en oídos sordos (y embriagados), puesto que a nadie ya le importaría a esa altura de la celebración! Sin embargo, en realidad, la palabra “bebido” (gr. µεθυσθῶσιν [methusthṓsín]) no denota necesariamente beber demasiado o emborracharse como lo sugieren muchas versiones. En este pasaje simplemente significa que todos los invitados han “bebido bien”.4 Solo cuando todos han tenido en abundancia la mejor calidad de bebida, se sirve la inferior. Claramente, las palabras en sí mismas no nos dicen si el vino es fermentado o no fermentado. Debemos buscar en otra parte para hallar una respuesta a esta pregunta.
Algunos argumentan que, en el antiguo Israel, era imposible sellar herméticamente el jugo de uva antes que comenzara en algún grado la fermentación. Este es un asunto serio. ¿Existían métodos para preservar el jugo de uva por largos períodos? Si bien la información sobre este punto de fuentes judías del siglo I es limitada, tenemos buena evidencia de escritores griegos y romanos de la época acerca de los métodos de preservación:
“El jugo de uva podía ser hervido hasta convertirse en jalea. Ésta se comprimía en una marmita de arcilla hasta que salía todo el aire. Entonces una delgada capa de aceite de oliva por encima podía preservar el contenido por meses y aun años. En una fecha posterior, las conservas podían ser mezcladas con agua para su uso. El resultado final sería no fermentado”.5
El “vino” que hizo Jesús – No obstante, aun si era posible preservar el jugo sin fermentar durante largos períodos, ¿es realmente probable que no se haya servido vino en esta celebración de bodas en Caná? Y una pregunta aún más importante: ¿Qué bebida sería tan apetecible como para que el maestresala de la fiesta se sintiera impulsado a decir esas palabras? A mucha gente hoy le parece absurdo que los invitados en una ocasión como esa se sintieran satisfechos con jugo de uva. Pero la cultura judía de esa época no es la nuestra. Entre otras cosas, las señoritas normalmente se casaban a la tierna edad de apenas doce o trece años. El novio no habría sido mucho mayor. Un vino muy fermentado podría haber derivado bastante fácilmente en borrachera y desorden, lo cual los píos judíos, preocupados con la purificación, como lo indican las macizas tinajas (2:6), escrupulosamente habrían procurado evitar en tales ocasiones.6 Hasta hay evidencia en obras de antiguos escritores de una preferencia por bebidas con poco o nada de alcohol. “Plinio dice expresamente que un ‘buen vino’ era uno que estaba desprovisto de alcohol”.7 Los griegos recomendaban diluir el vino con al menos tres o cuatro partes de agua.8 El “mejor” vino parece haber sido el que era más puro y menos afectado por la fermentación, porque podía ser disfrutado en mayores cantidades y durante más tiempo.9
“El vino que Jesús proveyó para la fiesta, y que dio a los discípulos como símbolo de su propia sangre, fue el jugo puro de uva. A esto se refiere el profeta Isaías cuando habla del ‘mosto en un racimo’, y dice: ‘No lo desperdicies, porque bendición hay en él’ (Isa. 65:8)” (DTG 123).
Además, de acuerdo con Juan, el milagro fue la primera vez que Cristo manifestó su “gloria” (vers. 11; cf. 1:14). Más que simplemente “revocar” la torta de bodas, muestra el ministerio del “vino nuevo” de Jesús superando en brillo y calidad las tradiciones del judaísmo (cf. Mar. 2:22). ¡Imaginemos la maravilla de gustar “vino” puro hecho por el Creador mismo! Su calidad debe de haber aventajado incluso al jugo de uvas de la más selecta vendimia. Mediante este primer milagro Jesús anuncia su propósito: no simplemente reformar sino transformar, no meramente mejorar lo viejo sino hacerlo nuevo.
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1 La capacidad de las tinajas de piedra es estimada en dos o tres “cántaros”. Un cántaro equivale a unos nueve galones (c. 38 litros; 72 sextarios, Josefo, Antigüedades, II.8.2.9; III. 15.9.2), de modo que en cada tinaja cabían entre 18 y 27 galones (c. 68 y 102 litros).
2 Si bien él ya había prometido no beber más del “fruto de la vid” hasta que lo bebiera con sus seguidores en el reino de Dios (Mar. 14:25 y pasajes paralelos), parece que la razón principal fue que no quería algo que turbase su mente (DTG 695). Significativamente, el Talmud babilónico se refiere a la práctica en Jerusalén de dar vino mezclado con droga a los que iban a ser ejecutados con el fin de mitigar el dolor (Sanedrín 43a).
3 En Efesios 5:18; la LXX del Salmo 74:9 [en la RVR, 75:8]; Proverbios 23:31; Isaías 28:7, óinos se refiere a vino fermentado; y en Mateo 9:17; Marcos 2:22; la LXX de Jueces 19:19; Joel 2:24; Isaías 16:10, óinos se refiere al vino sin fermentar.
4 Así es como la palabra es traducida por H. Preisker: méthe, methúo, méthusos, methús-komai, Theological Dictionary of the New Testament [Diccionario teológico del Nuevo Testamento], 4:547.
5 Jon Paulien, John: Jesus Gives Life to a New Generation [Juan: Jesús da vida a una nueva generación] (The Abundant Life Bible Amplifier; Boise, ID: Pacific Press, 1995), p. 70. V. a. Samuele Bacchiocchi, Wine in the Bible: A Biblical Study on the Use of Alcoholic Beverages [Vino en la Biblia: Un estudio bíblico sobre el uso de bebidas alcohólicas], 5a ed. (Biblical Perspectives, 2006), pp. 127, 128.
6 La descripción que hace la Biblia hebrea del vino y otras “bebidas fuertes” como una fuente de confusión moral y conducta inapropiada (p. ej., Gén. 9:21; 19:32; Prov. 20:1; 21:17; 23:31-35; Isa. 5:11, 12; 28:7) no se había perdido entre los judíos de esa época ni entre los cristianos del siglo I (Gál. 5:21; Efe. 5:18; 1 Ped. 4:3).
7 Albert Barnes, Notes on the New Testament: Explanatory and Practical, Luke-John [Notas explicativas y prácticas sobre el Nuevo Testamento: Lucas-Juan] (Londres, 1875; reimpreso, Grand Rapids, MI: Baker, 1949), p. 193.
8 Ver James Grout, “Wine” [Vino], Encyclopaedia Romana [Enciclopedia romana], en línea (http://penelope.uchicago.edu/~grout/encyclopaedia_romana/wine/wine.html); consultada el 2 de febrero de 2010.
9 Bacchiocchi, p. 123, cita entre otros a Plinio (Natural History [Historia natural], 14, 28) y a Plutarco (Symposiacs [Festivales], 8, 7).