Los enfoques de interpretación profética

Joel Iparraguirre y Richard M. Davidson

En la actualidad, hay cuatro enfoques principales para la interpretación de la apocalíptica bíblica.1 El primero de ellos es el historicista, y es posible rastrear sus orígenes en el mismo tiempo bíblico, en personajes como Daniel, Jesús y Juan; y luego pasando por la iglesia primitiva y los reformadores protestantes. Este enfoque «establece a Daniel y Apocalipsis en el contexto de la historia, y considera el cumplimiento progresivo de la profecía en el trasfondo del desarrollo continuo de la historia mundial».2 En otras palabras, abarca todo el período de la historia desde el tiempo de los profetas hasta el fin del tiempo e incluso más allá.3

Así, los historicistas entienden que los símbolos de Daniel 2 y 7 representan imperios que han surgido a través de la historia: Babilonia, Medopersa, Grecia, Roma, y el reino eterno de Cristo. Las 70 semanas de Daniel 9 iniciaron bajo el dominio persa, y culminaron 490 años después con la venida del Mesías.4 Asimismo, identificaron al «cuerno pequeño» de Daniel 7, 8 y 9, al «anticristo» de 2 Tesalonicenses 2, a la bestia marítima de Apocalipsis 13 y a la «ramera» de Apocalipsis 17 como el papado romano.5

Entre los mayores aportes del historicismo, está el principio «día por año», desarrollado y utilizado por el siglo XII por el abad y monje italiano Joaquín de Fiore (1135-1202). Al aplicar este principio, los historicistas entendieron que la mujer, el hijo varón y el dragón de Apocalipsis 12 representaban a la iglesia verdadera, Jesucristo y Satanás, respectivamente.6 Fiore, aunque amaba a su iglesia, consideró a Roma papal como el cumplimiento profético de Babilonia.7 En síntesis, de Fiore estableció el punto de partida para que los próximos intérpretes historicistas aplicaran el principio de «día por año» a los períodos de tiempo de Daniel y Apocalipsis.8

Un segundo enfoque es el preterista, que surgió en el tiempo de la Contrarreforma católica impulsado por el jesuita Luis de Alcázar (1554–1614) y aceptado actualmente por la mayoría de los católicos. Los seguidores de este enfoque están divididos en dos perspectivas conocidas como histórico-preterista y preterista moderna o histórico-crítica.9 Incluso cuando sea posible encontrar ligeras variaciones entre cada intérprete,10 por lo general, estos creen que las visiones de Daniel 2, 7, 8–9 y 11 terminan en el tiempo de Antíoco IV Epífanes, considerado como el «cuerno pequeño» y el «rey del norte». Respecto al Apocalipsis, la publicación de Alcázar, Vestigatio arcani sensus in Apocalypsi (1614), impulsó este enfoque. Alcázar señaló que Apocalipsis registra eventos que solo ocurrieron en el tiempo de Juan, a excepción de los caps. 21 y 22 que apuntaban a la Iglesia Católica como la nueva Jerusalén. De esta forma, los preteristas contemporáneos creen que el Apocalipsis se cumplió antes de la destrucción de Jerusalén en el 70 d. C. o en la caída de Roma (476 d. C.).11 De este modo, el anticristo no sería el papado sino algún emperador romano del tiempo en el que Juan escribió el libro. En síntesis, los preteristas de hoy ven los períodos de tiempo de Daniel y Apocalipsis como períodos literales que se cumplieron en el pasado, sin considerar el principio «día por año». Así, niegan la naturaleza profética de estos dos libros, dándoles el título de vaticinium ex eventu («profecías escritas después del evento»).

El tercer enfoque es el futurista. Aunque surgió en un período temprano de la historia cristiana, tuvo su clímax en la Contrarreforma, gracias al trabajo In Sacrum Beati Ioannis Apostoli, & Evangelistiae Apocalypsin Commentarij (1590), escrito por el jesuita Francisco Ribera (1537–1591). Con el objetivo de desligar al papado de la profecía bíblica, Ribera interpretó al anticristo como un individuo que aparecería en el futuro y perseguiría a la iglesia durante tres años y medio. Otro jesuita, Robert Bellarmine, propuso una interpretación similar casi al mismo tiempo que Ribera, pero adicionó argumentos contra el uso del principio «día por año»12 utilizado por los intérpretes historicistas.

El futurismo propone que la última semana de las 70 de Daniel 9: 24 se cumplirá en el futuro con la persecución del anticristo. Es decir, sugiere un paréntesis o brecha de tiempo entre la semana 69.13 Al considerar el libro de Apocalipsis, sostienen que este tiene que ver con el futuro del mundo, «no con lo que estaba en el futuro para Juan y está ahora en el pasado o en el presente para nosotros, sino con lo que era futuro para Juan y sigue siendo futuro para nosotros».14 Así, Apocalipsis 4–22 hace referencia exclusivamente a un tiempo futuro precedido por el fin de la historia. El anticristo no es la iglesia de Roma, sino un individuo que conquistaría el mundo y abolirá la religión cristiana y a los santos.

Por otro lado, la forma más popular del futurismo es el dispensacionalismo, cuyos pioneros son John Darby (1800-1882) y Cyrus I. Scofield (1843-1921). G. K. Beale nota que este enfoque interpreta literalmente las visiones del Apocalipsis y, por ende, las ve cumpliéndose en un orden histórico.15 Se considera que Dios ha dado lugar a su plan de salvación en una serie de dispensaciones o etapas centradas en la elección de Israel como su pueblo del pacto, la nación judía o el Israel étnico y político; no el espiritual. En otras palabras, no se interesan por la iglesia como tal, sino por el Israel con quien Dios estableció un pacto (cf. Éxo. 19: 5) y que tiene que ser levantado a través de un «reavivamiento» (Rom. 11: 25-32). Una vez que esto haya acontecido, la iglesia —la nación judía— será arrebatada inaugurando un período de siete años de tribulación donde el anticristo se dará a conocer e instará a una «gran tribulación» o «gran persecución» contra los 144.000.16

Para los dispensacionalistas, los únicos protagonistas en los eventos finales serán la nación judía de sangre y el anticristo, el «hombre de perdición» de 2 Tesalonicenses 2. La iglesia es solo un personaje secundario. Los futuristas-dispensacionalistas creen que Apocalipsis no revela acción alguna por parte de Dios a lo largo de la historia cristiana, sino que todo lo considera para un futuro distante.

Finalmente, está el enfoque idealista o espiritual. El origen de este enfoque se remonta a la hermenéutica alegórica o simbólica adoptada por algunos padres de la iglesia de Alejandría, especialmente por Clemente (siglo II d. C.) y Orígenes (siglo III a. C.).17 Aquellos que siguen este enfoque, sostienen que Daniel y Apocalipsis proporcionan una descripción generalizada de la lucha entre el bien y el mal, entre las fuerzas de Dios y Satanás; y se niegan a aplicar los diferentes símbolos a cumplimientos históricos específicos.18

Ante esta diversidad, ¿cuál de todos estos enfoques es el más apropiado? ¿Será posible considerar una mezcla de todos ellos como se ha propuesto recientemente (lo que se llama eclecticismo)? ¿O habrá solo uno que acepte la autoridad de la Biblia y que extraiga sus presuposiciones (o principios) de la misma Escritura?

El mejor enfoque para interpretar las profecías apocalípticas

Las profecías apocalípticas de Daniel y Apocalipsis proporcionan indicadores internos de que el historicismo es el enfoque más apropiado para la interpretación de estos dos libros. En primer lugar, por ejemplo, se ve al ángel intérprete mostrando que los símbolos tienen cumplimientos históricos específicos, no solo descripciones espirituales como sugiere el enfoque idealista (p. ej., Dan. 8: 18-26). Esta idea está estrechamente relacionada a la misma naturaleza de estas profecías. Por tanto, vale hacer la siguiente pregunta: los períodos de tiempo de Daniel y Apocalipsis, ¿deben ser interpretados simbólicamente, representando largos períodos de tiempo en la historia, o deberían ser entendidos como períodos de tiempo cortos y literales? Los preteristas y futuristas creen que estos períodos son cortos y deben ser tomados como literales, aplicándolos tanto al pasado como al futuro, respectivamente.

Dichos intérpretes, sin embargo, olvidan que estos períodos están expresados en una terminología hebrea/griega inusual (2.300 tardes y mañanas; un tiempo, dos tiempos y medio tiempo; 70 semanas; 42 meses, 1260 días, 1.290 días, 1.335 días), lo que indica una naturaleza simbólica. Si el contexto señala que las bestias de Daniel o Apocalipsis deben ser entendidas como simbólicas, entonces los tiempos también deberían ser observados como tal.

Aquí desempeña un rol importante el principio día por año. La evidencia interna de Daniel indica que los «días» representan períodos de largo alcance (cf. Daniel 8: 1-13; 9: 24-27; 11: 6, 8, 13). Lo mismo ocurre en el Apocalipsis, ya que Juan alude prácticamente a todas las diversas profecías de tiempo de Daniel. Comparemos:

1. Apocalipsis 12:1 4 con Daniel 7: 25 y 12: 7;

2. Apocalipsis 11: 2, 3; 12: 6, 14; 13: 5 con Daniel 7: 25; 12: 7;

3. Apocalipsis 10: 6 con Daniel 12. Este último incluye cuatro tiempos proféticos de Daniel: 2.300 días/años (vers. 8); «hasta cuándo» (8: 13); 1.260 días (vers. 7); 1.290 días (vers. 11) y 1.335 días (vers. 12).

Todas estas alusiones implican la aceptación del principio día por año,19 señalando que las profecías de tiempo cubren todo el flujo de la historia y no solo breves períodos en el pasado o futuro como señalan los preteristas y futuristas.

En segundo lugar, al seguir examinando el libro de Daniel, uno se dará cuenta que este no se presenta otro cuadro histórico-profético en el desarrollo de la historia profetizada de los reinos distinto al que ya está trazado desde el capítulo 2, y que después es acentuado en el capítulo 7 y detallado en los capítulos 8 y 11. De este modo, no hay lugar para Antíoco IV Epífanes,20 como se nota en la siguiente tabla:

Símbolo Daniel 2 Daniel 7 Daniel 8 y 9 Daniel 11–12
Babilonia Cabeza de oro León alado __________ __________
Medopersa Pecho y brazos de plata (vers. 32, 39) Oso con tres costillas en su boca Carnero brioso Cuatro reyes persas
Grecia Vientre y muslos de bronce Leopardo con cuatro alas Macho cabrío furioso Rey valiente que domina con gran poder
Reinos griegos __________ Cuatro cabezas Cuatro cuernos surgen del macho cabrío Reino del norte y del sur
Roma pagana Piernas de hierro Bestia espantosa y terrible Cuerno pequeño (fase política) Un «hombre despreciable» destruye y es cruel contra el «príncipe del pacto»
Roma papal Pies de hierro y barro Cuerno pequeño engrandecido, cruel, blasfemo y perseguidor Cuerno pequeño engrandecido, blasfemo y desolador La «abominación desoladora»
Miguel interviene Roca celestial destruye la imagen metálica El tribunal de los cielos presidido por Dios mismo Santuario purificado Miguel se levanta
Reino eterno incorruptible de Dios Una piedra que se convierte en un gran monte El reino es dado al pueblo de los santos del Altísimo Juicio de Dios previo a lo final Liberación del pueblo de Dios / Herencia celestial

De acuerdo con la tabla anterior, Daniel muestra un cuadro profético que cubre la historia de la humanidad desde el tiempo del mismo profeta hasta el tiempo del fin, y que acaba con la Segunda Venida de Cristo y el establecimiento de su reino eterno, ¿también será posible encontrar un cuadro similar en el último libro de la Biblia? Al tener en cuenta la estructura literaria del Apocalipsis, la cual está dividida en una parte histórica y otra escatológica, como se ve en el cuadro más abajo; la primera mitad de esta (iglesias, sellos y trompetas) recapitula el flujo de la historia desde diferentes perspectivas y con nuevos detalles.21

1ª venida
Éfeso Esmirna Pérgamo Tiatira Sardis Filadencia Laodicea
2–3: Siete iglesias = condición espiritual de la iglesia
4to 5to
6–8: 1: Siete sellos = misión de la iglesia perseguida
4ta 5ta
8: 2-11: Siete trompetas = mini juicios para los perseguidores de la iglesia
2ª venida

Por lo tanto, una progresión histórica ininterrumpida desde el tiempo del profeta hasta el tiempo del fin es vista también en el Apocalipsis de Juan, tal como se ilustra en el siguiente diagrama:22

Capítulos
1–3 4–7 8–11 12 13 14 15–18 19–20 21–22
7 iglesias 7 sellos 7 trompetas 7 plagas Cristo triunfante, Diablo derrotado Iglesia triunfante, nueva Jerusalén
Mitad histórica Mitad escatológica

Esto último, sin embargo, no quiere decir que exista una progresión en el sentido de que haya distintos períodos de tiempo entre las iglesias, los sellos y las trompetas. Tal conclusión es incorrecta y ha sido rechazada por varios eruditos.23 Al contrario, estas visiones de Juan deben ser entendidas en paralelo como una ampliando a la otra con diferentes objetivos; pero, desarrollándose en la misma línea de tiempo. A esto se le llama recapitulación.

La recapitulación, como bien nota Ekkehardt Mueller, es de vital importancia para los historicistas.24 Esta consiste en mostrar repetidas veces escenas o visiones que, aunque puedan tener una perspectiva diferente, tienen el mismo objetivo, pues «cada una de las visiones puede conducir hasta la consumación final. En otras palabras, el autor traslada repetidas veces a sus oyentes y lectores sobre el mismo terreno, añadiendo cada vez una nueva perspectiva».25 Así, la recapitulación no solo es explícita en Daniel, como se mostró en el cuadro anterior, sino también en el Apocalipsis.26

Apocalipsis 12–14, es un claro ejemplo de este principio. Si bien estos son conocidos especialmente por el motivo de transición de la historia a la escatología, también es posible encontrar una recapitulación, pues aquí se muestra «la historia de la iglesia cristiana desde la época de Jesús (12: 5) hasta su segunda venida (14: 14)».27 Esto se corrobora en la siguiente tabla:28

Apocalipsis 12 Apocalipsis 13 Apocalipsis 14
A. 12: 1-5
Dragón escarlata, la mujer y el Hijo:
Iglesia Primitiva
A. 13: 1-10a
Bestia del mar
Período histórico
A. 14: 1-5
Santos victoriosos
B. 12: 6
Mujer en el desierto:
Iglesia Medieval
B. 13: 10b
Paciencia y fe
B. 14: 6-11
Mensaje del segundo advenimiento
C. 12: 7-12
Guerra en el cielo, el gran conflicto
A’. 13: 11-18
Bestia de la tierra
Período escatológico
C. 14: 12-13
Paciencia, mandamientos y fe
B’. 12: 13-16
Mujer en el desierto:
Iglesia Medieval
B’. 14: 14-20
Segundo advenimiento y la cosecha
A’. 12: 17
Remanente de la mujer:
Iglesia en el tiempo del fin
A’. 15: 1-4
Santos victoriosos

En tercer lugar, «los libros de Daniel y Apocalipsis son homólogos entre sí» y, «naturalmente, están de lado a lado y deben estudiarse en conjunto».29 Aquí es oportuno señalar que ambos también presentan visiones que abarcan el mismo período de tiempo. De este modo, mientras que en Daniel se lee «tiempo, y tiempos, y medio tiempo» y «por tiempo, tiempos, y la mitad de un tiempo» (7: 25; 12: 7); en Apocalipsis se encuentran «cuarenta y dos meses», «mil doscientos sesenta días», «tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo», y «cuarenta y dos meses» (11: 2; 11: 3; 12: 6; 12: 14; 13: 5). El hecho de que las expresiones no sean exactamente iguales, ¿evidencia de que los períodos de tiempo también son distintos? ¡Por supuesto que no! Ya que los adventistas consideramos al «cuerpo pequeño» de Daniel 7 y 8 como el papado, tradicionalmente hemos señalado que los 1.260 años transcurrieron durante el dominio papal, y este período de tiempo comenzó en 53830 y terminó en 1798.31

De esta manera, solo el enfoque historicista, y no el preterista (que afirma que el ángel intérprete a menudo está equivocado y reconoce que la profecía no se cumple en el tiempo del profeta), o el futurista (que postula un espacio de casi 2.000 años en Daniel 9, entre la semana 69 y la 70, cuando el texto no da pistas de esto), es capaz de hacerle justicia a la Escritura.

Conclusión

En la actualidad, existen cuatro métodos o enfoques de interpretación profética: el historicismo, el preterismo, el futurismo y el idealismo. Los tres últimos, por más atrayentes que puedan parecer, 1) no cumplen con el propio testimonio de las Escrituras, 2) tampoco la respetan como palabra inspirada por Dios y 3) rechazan la interacción de Dios en la historia humana. Por lo tanto, solo un enfoque le puede hacer justicia a la Biblia, que respete los principios de sola-tota Scriptura; y este es el historicismo.

Este enfoque no es una invención moderna de los milleritas del siglo XIX. Fue el punto de vista mayormente utilizado por los reformadores protestantes, y la Iglesia Adventista del Séptimo Día es virtualmente la única iglesia que mantiene, desde sus inicios, esta antorcha bíblica de la Reforma.

El rechazo a este último enfoque no solo cambiaría sino hasta aniquilaría la identidad, mensaje y misión proféticos de los adventistas. Como bien expresa Ángel Manuel Rodríguez,

el adventismo no puede librarse de la interpretación historicista de Daniel y Apocalipsis sin que su identidad se modifique drásticamente. Su misión hacia el mundo está relacionada directamente con la forma en que estos libros son leídos, además de su identificación como el remanente escatológico de Dios.32

Ahora bien, ¿el historicismo apoya la teoría de cumplimientos múltiples de la profecía apocalíptica, o considera que esta se cumple una sola vez y no vuelve a repetirse? Analizaremos este asunto en el capítulo siguiente.

__________

1 Algunos eruditos han propuesto otro enfoque más, que sería el quinto, al cual denominan eclecticismo. Sin embargo, este está más relacionado al libro de Apocalipsis. Además, es conocido por ser una mezcla de todos los enfoques que se mencionan en este capítulo. Para más detalles, véase Beale, The Book of Revelation; Grant R. Osborne, Revelation, BECNT (Grand Rapids: Baker, 2002).

2 Bryan W. Ball, The English Connection: The Puritan Roots of Seventh-day Adventist Beliefs (Cambridge: Clarke, 1981), 204.

3 Para un desarrollo histórico del historicismo, véase LeRoy E. Froom, The Prophetic Faith of Our Fathers: The Historical Development of Prophetic Interpretation, 4 vols. (Washington, DC: Review & Herald, 1950-1954). Véase también Hans K. LaRondelle, «The Historicist Method in Adventist Interpretation», Spes Christiana 21 (2010), 79-89.

4 Froom, The Prophetic Faith, t. 1, 252, 257-258, 656–657; LaRondelle, «The Historicist Method», 85.

5 Froom, The Prophetic Faith, t. 1, 559, 562, 568, 569, 574, 579, 583, 612, 624, 653, 654, 688, 760, 765–772, 789-796, 798, 876; t. 2, 21, 29; 31, 44-65.

6 Musvosvi, «The Issue of Genre and Apocalyptic Prophecy», 51.

7 Para más detalles respecto a Roma papal como Babilonia, véase Ekkehardt Müller, «Babylon in der Offenbarung», Journal der Adventistischen Theologischen Gesellschaft 3 (2012): 225-275. Sobre la afirmación de Fiore, véase Živadinović, passim.

8 Musvosvi, 51, no obstante, escribe que el «principio de “día por año” ya había sido aplicado a los 3 ½ días del capítulo 11 [de Apocalipsis] por Ticonio y otros; y a los 1.290, 1.335 y 2.300 días de Daniel por varios intérpretes judíos de la Edad Media». Cf. SDABC, t. 7, 116-117.

9 O al menos así lo ha notado Beale, The Book of Revelation, 44. Aunque Osborne considera tres perspectivas dentro del preterismo, no les da un nombre específico. Cf. Osborne, Revelation, 18.

10 Osborne, Revelation, 19, 20.

11 Robert H. Mounce, The Book of Revelation (Grand Rapids: Eerdmans, 1998 19, 27.

12 Stephen J. Vicchio, The Legend of the Anti-Christ: A History (Eugene, OR: Wipf & Stock, 2009), 217-219.

13 Véase David Pio Gullón, «An Investigation of Dispensational Premillennialism: An Analysis and Evaluation of the Eschatology of John F. Walvoord» (Tesis doctoral, Andrews University, 1992), 44, 150-152.

14 J. R. Michaels, Revelation, (Downers Grove, IL: Invertarsity, 1997), s/p; citado en Paige Patterson, Revelation: An Exegetical and Theological Exposition of Holy Scripture, NAC (Nashville: Broadman & Holman, 2012), http://bit.ly/2djozqI (consultado: 10 de julio, 2016).

15 Beale, The Book of Revelation, 47.

16 Más detalles en Osborne, Revelation, 21.

17 Gilbert Desrosiers, An Introduction to Revelation: A Pathway to Interpretation, T&T Clark Approaches to Biblical Studies (London: Continuum[?], 2000), 35-37.

18 Mounce, The Book of Revelation, 29; Beale, The Book of Revelation, 48; Osborne, Revelation, 20; Stefanovic, La revelación de Jesucristo, 12.

19 Para más detalles, véase William H. Shea, Selected Studies on Prophetic Interpretation (Silver Spring, MD: Biblical Research Institute, 1992), 56-93.

20 Los preteristas modernos hacen un último intento al ubicar a Antíoco IV Epífanes en los últimos versículos de Daniel 11. Sin embargo, «Tratar de reconciliar la parte final del capítulo 11 de Daniel con los hechos históricos comprobados y con la muerte de Antíoco es una pérdida de tiempo». H. W. Porteus, Daniel: A Commentary, OTL (Philadelphia: Westminster Press, 1965), 170.

21 Para evidencia de esta secuencia (en el cambio de palabras, frases y tiempos verbales) en las visiones apocalípticas, véase Jon Paulien, «La hermenéutica de la apocalíptica bíblica», en Entender las Sagradas Escrituras: El enfoque adventista, ed. George W. Reid (Doral, FL: APIA, 2009), 309-310. Paulien también apunta a lo que él llama «presentaciones de personajes», lo cual forma preludios a algunas secuencias en el Apocalipsis. Ibid., 310-311. Juan proporciona un resumen general de linaje de un personaje antes de describir la secuencia de eventos y acciones que involucran al personaje en la visión principal (véase, p. ej., Apoc. 11: 3-6; 12: 1-2). Strand, «Principios fundacionales de interpretación», 40, ha propuesto otra secuencia en donde cuatro puntos (visión de victoria, progresión histórica, atención centrada en los acontecimientos finales y culminación gloriosa) son mostrados a través de los sellos (4: 1–8: 1), las trompetas (8: 2–11: 18) y las fuerzas en pugna (11: 19–14: 20).

22 William H. Shea, «The Central Prophecy of Revelation as the Transition from Apocalyptic History to Eschatology», en Christ, Salvation, and the Eschaton: Essays in Honor of Hans K. LaRondelle, ed. Daniel Heinz, Jiří Moskala y Peter van Bemmelen (Berrien Springs, MI: Andrews University, 2009), 391.

23 Por ejemplo, Hans K. LaRondelle, «The Trumpets in their Context», JATS 8, nº 1–2 (1997): 82-89; E. Müller, Der Erste zum der Letzte, 89-182; Stefanovic, La revelación de Jesucristo, 29-30, 281-288, 475-481; Jon Paulien, Las siete claves del Apocalipsis (México: GEMA, 2012), 53-88.

24 Mueller, When Prophecy Repeats Itself, 7.

25 Ibid., 7, 8. Énfasis añadido.

26 Es interesante observar que Beale, The Book of Revelation, 135-136, está en lo correcto al afirmar que Daniel tuvo una fuerte influencia sobre Apocalipsis, siendo incluso fuente de inspiración en su estructura. Así, puede asumirse con seguridad que en Apocalipsis también hay recapitulación al igual que el libro de Daniel. Cf. G. K. Beale, The Use of Daniel, 272-285.

27 Pfandl, «In Defense of the Year-day Principle», 7; y Ed Christian y William H. Shea, «The Chiastic Structure of Revelation 12:1-15:4: The Great Controversy Vision», AUSS 38, nº 2 (2000): 269-292.

28 Shea, «The Central Prophecy of Revelation…», 390.

29 Uriah Smith, Daniel and the Revelation: The Response of History to the Voice of Prophecy: A Verse by Verse Study of These Important Books of the Bible (Battle Creek, MI: Review & Herald, 1897), 3. De manera similar, Elena G. de White dijo: «En el Apocalipsis todos los libros de la Biblia se encuentran y terminan. En él está el complemento del libro de Daniel» (Nampa, ID: Pacific Press, 1957), 467.

30 Algunos han propuesto el año 533 como inicio de este período de tiempo; sin embargo, la historia cristiana se ha encargado de desacreditar tal punto de vista. Para mayor información, véase Richard F. Litledale, The Petrine Claims (Londres: Society for Promoting Christian Knowledge, 1889), 291-295 Para más detalles, véase Alberto R. Timm, «A Short Historical Background to A.D. 508 and 538», Prophetic Principles: Crucial Exegetical, Theological, Historical and Practical Insights, 226.

31 Para detalles históricos más explicitos, véase C. Mervyn Maxwell, «An Exegetical and Historical Examination of the Beginning and Ending of the 1260 Days of Prophecy with Special Attention Given to A.D. 538 and 1798 as Initial and Terminal Dates» (Tesis de maestría, Andrews University, 1951); Timm, «A Short Historical Background to A.D. 508 and 538», 254-283.

32 Ángel Manuel Rodríguez, «Polarización teológica: Causas y tendencias», Ministerio Adventista, septiembre-octubre, 2011, 17.