Los días de la creación, ¿eran períodos de 24 horas o de duración indefinida?

Jiří Moskala

“Llamó a la luz ‘Día’, y a las tinieblas llamó ‘Noche’. Y fue la tarde y la mañana del primer día”. Génesis 1:5.

Los días de la creación han sido entendidos en distintas formas. Algunos los interpretan como días simbólicos; otros, como una descripción poética o un relato evolutivo de la actividad creadora de Dios; y otros, como revelación de Dios, y los toman como días literales. Para determinar cuál es la correcta debe investigarse el término hebreo [yôm], “día”, en el relato de la creación (Gén. 1:1-2:4), pues solo el contexto puede arrojar luz sobre el asunto.1

Génesis 1 como relato genealógico – El contexto inmediato del relato de la creación sugiere que es historia o relato genealógico (2:4); no es mito, predicción, metáfora, parábola, poesía ni himno. Un relato genealógico es una narrativa histórica con significado real: p. ej., en el relato de la creación el agua es agua, la vegetación es vegetación, los animales son animales y los días son días. Esta observación es significativa cuando se descubre que la estructura literaria de todo el libro del Génesis está dividida en 10 relatos genealógicos (2:4; 5:1; 6:9; 10:1; 11:10; 11:27; 25:12; 25:19; 36:1; 37:2). Si las genealogías de Adán, Noé, Abraham, Isaac, Jacob y José son literales y estos personajes son históricos, entonces la genealogía de los cielos y la Tierra tendría que entenderse de la misma manera. Hay que ser consecuentes: o bien todas las genealogías son literales, o ninguna lo es.

Los días de la creación – El término “día” en el relato de la creación aparece con regularidad en forma singular (en 1:14b tiene una función distinta). Además es significativo que “día” en Génesis 1 aparece siempre como sustantivo simple sin preposiciones, sufijos ni otras partículas. Por el otro lado, cada día de la creación está siempre acompañado por un numeral: día uno, dos, etc. Cuando en la Biblia, en un relato histórico, se usa el término “día” acompañado de un numeral, siempre se refiere a un día normal; p. ej., “el primer día”, “el segundo día”, etc. (Núm. 7:12-78; 29:1-35).

La frase peculiar “y fue la tarde y la mañana” siempre precede a un día particular de la creación (Gén. 1:5, 8, 13, 19, 23, 31). Esta expresión delimita un tiempo, implicando la existencia de un día consistente en un período de 24 horas.

Otros pasajes bíblicos también interpretan los siete días de la creación literalmente. Por ejemplo, el cuarto mandamiento contiene la frase: “…en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra […] y reposó en el séptimo día” (Éxo. 20:11); y en Éxodo 31:17 se les dice a los israelitas que guarden el sábado “porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, y en el séptimo día cesó y descansó”. En ambos pasajes se exhorta a los seres humanos a seguir el ejemplo de Dios y reposar en el séptimo día.

Opiniones de los estudiosos – Gerhard von Rad subraya: “Los siete días han de ser entendidos sin lugar a dudas como días reales, y como un lapso singular e irrepetible en la historia del mundo”.2 T. E. Fretheim concuerda y dice: “Otras posibilidades para entender el día (simbólico, secuencial no consecutivo, litúrgico) son menos probables. Los esfuerzos por entender el día en términos de, digamos, períodos evolutivos, denuncian un interés excesivo en la armonización [de posiciones científicas con la Biblia]”.3 G. Wenham concuerda: “Poca duda puede haber de que aquí día tiene su sentido básico de un período de 24 horas”.4 Y J. Barr declara atinadamente: “Hasta donde yo sepa no hay ningún profesor de hebreo o de Antiguo Testamento en ninguna universidad de nivel internacional que no crea que el autor o autores de Génesis 1-11 se proponía transmitir a sus lectores la idea de que la creación tuvo lugar en una serie de seis días iguales a los días de 24 horas que experimentamos hoy”.5

Días de la creación: siete días literales consecutivos – La enseñanza bíblica sobre una creación en siete días (una semana) es un relato peculiar que no tiene paralelo en ninguna otra narrativa de creación en la literatura del Antiguo Cercano Oriente. La enseñanza sobre un Dios Creador que hizo todo en siete días está incorporada en la misma trama del orden de la creación. Eliminarla implica una grosera distorsión de la doctrina de la creación.

Hay varias buenas razones para tomar los días de la creación como iguales a los de una semana tal como la conocemos hoy. La quíntuple evidencia asociada con el término día en Génesis 1 (a saber: singular en forma, siempre conectada con un numeral, presente como un sustantivo simple sin preposición ni otras construcciones, precedido por una frase temporal y conectado al reposo divino) apunta inequívocamente a una conclusión: el autor del Génesis se propuso decir que el día en la semana de la creación es un día normal que consiste en un período de 24 horas y no puede ser interpretado figuradamente. Es el único ciclo de tiempo que no deriva de fenómenos astronómicos naturales y está compuesto por siete días literales, históricos, factuales, consecutivos y contiguos. Génesis 1 provee la única evidencia que tenemos del origen de nuestra semana de siete días. El propósito del autor era proveernos un informe de lo que sucedió durante la semana de la creación. La teología y la historia en el informe de la creación encajan la una en la otra; son complementarias y no se contradicen.

“La frase límite rítmica ‘y fue la tarde y la mañana’ provee una definición del día de la creación. El día de la creación consiste en una tarde y una mañana […] No se le puede hacer significar ninguna otra cosa” (G. F. Hasel, “The ‘Days’ of Creation in Genesis 1” [Los ‘días’ de la creación en Génesis 1], Creation, Catastrophe & Calvary [Creación, catástrofe y Calvario], J. T. Baldwin, ed. [Hagerstown, MD: Review and Herald, 2000], p. 60).

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1 Para un tratamiento abarcante de estos asuntos, ver Gerhard F. Hasel, “The ‘Days’ of Creation in Genesis 1: Literal ‘Days’ or Figurative Periods/Epochs of Time” [Los ‘días’ de la creación en Génesis 1: ‘Días’ literales o períodos/épocas de tiempo figurados], Creation, Catastrophe and Calvary [Creación, catástrofe y Calvario], John Templeton Baldwin, ed. (Hagerstown, MD: Review and Herald, 2000), pp. 40-68.

2 Gerhard von Rad, Genesis: A Commentary, John Marks, trad. (Filadelfia, PA: Westminster, 1972), p. 65. [Ver una redacción ligeramente diferente en la traducción castellana del libro original en alemán: El libro de Génesis, Santiago Romero, trad. (Salamanca: Ediciones Sígueme, 1977), p. 77.]

3 Terence E. Fretheim, “Were the Days of Creation Twenty-Four Hours Long? YES” [¿Fueron los días de la creación de 24 horas completas. SÍ], The Genesis Debate: Persistent Questions About Creation and the Flood [El debate sobre el Génesis: Preguntas persistentes acerca de la creación y el diluvio], Ronald Youngblood, ed. (Nashville, TN: Nelson, 1990), pp. 12-34.

4 Gordon J. Wenham, “Genesis 1-15”, Word Bible Commentary [Comentario bíblico mundial], 52 ts. (Waco, TX: Word, 1987), 1:19.

5 James Barr, correspondencia personal con D. C. K. Watson, 23 de abril de 1984, en Newsletter of the Creation Science Council of Ontario [Boletín de Noticias del Concilio sobre Ciencia de la Creación de Ontario] 3/4 (1990-91).