¿Dónde consiguió Caín su esposa?

Michael G. Hasel

“Conoció Caín a su mujer, la cual concibió y dio a luz a Enoc”. Génesis 4:17.

La mención de la mujer de Caín pareciera crear un problema. ¿De dónde aparece ella repentinamente? Los primeros habitantes de la Tierra [fuera de Adán y Eva mismos] obviamente no tuvieron otra opción que casarse con sus hermanos y hermanas. Esta costumbre hace surgir la cuestión de si Dios se propuso originalmente el incesto como la manera en que los seres humanos habrían de cumplir con su instrucción: “Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra” (1:28).

Matrimonio entre parientes cercanos – Adán y Eva tuvieron por cierto otros hijos e hijas (5:4), con las cuales Caín y Abel debieron de haberse casado.1 Tal práctica era inevitable en la segunda generación de seres humanos. En la tercera generación el matrimonio pudo haber tomado lugar entre primos hermanos, y en la cuarta entre primos segundos. Dado que Adán y Eva salieron perfectos de entre las manos de su Creador, el peligro de defectos genéticos debidos a la consanguinidad en esta etapa de la historia humana no existía, a pesar de la entrada del pecado.

Los primeros habitantes de la Tierra no tuvieron otra opción que casarse entre hermanos.

Aún largo tiempo después del diluvio encontramos que Abraham se casó con su medio hermana Sara. Durante la peregrinación de los hijos de Israel en Egipto era común en la familia real egipcia que se realizaran matrimonios entre hermanos. Por ejemplo, en tiempos de Moisés, durante la 18 dinastía egipcia, Hatshepsut se casó con su medio hermano Tutmosis II. Entre los israelitas encontramos que el padre de Moisés, Amram, se casó con una tía joven, Jocabed, hermana de su padre (Éxo. 6:20). Tales matrimonios eran considerados en forma muy diferente en esas antiguas culturas.

Sin embargo, después que Dios llamó a Israel a salir de Egipto y lo apartó como santa nación sacerdotal (Éxo. 19:6; Lev. 19:2), Israel recibió leyes que legislaban todas las formas de incesto (Lev. 18:7-17; 20:11, 12, 14, 17, 20, 21; Deut. 22:30; 27:20, 22, 23). Mientras en Egipto tales prácticas eran comunes, los israelitas en su nueva tierra debían evitar esas costumbres de sociedades paganas. Levítico 18:6 prohíbe las relaciones sexuales con parientes próximos tales como madre, padre, madrastra, padrastro, hermana/o, medio hermano/a, nieta/o, nuera, yerno, tío, tía o cuñada/o. Lo que una vez había sido permitido por necesidad, ahora estaba prohibido. Como nación santa estaban llamados a una alta norma de vida moral, lo cual los distinguiría de las naciones que los rodeaban. Estas prohibiciones sexuales específicas deben ser consideradas en el contexto de las condiciones prevalecientes en el Antiguo Cercano Oriente de la época. La adoración de distintas diosas de la fertilidad hizo “una obligación religiosa el dejarse llevar por diferentes placeres sensuales”.2 Por el contrario, los israelitas debían consagrarse a Jehová y reflejar su santidad ante las naciones que los rodeaban (Éxo. 19:2; Isa. 49:6).

Conclusión – Si bien al principio de la historia humana el matrimonio entre parientes cercanos fue una necesidad, para el tiempo en que Israel se constituyó como nación las relaciones sexuales entre parientes cercanos fueron prohibidas. La razón de esta prohibición fue primariamente su condición especial a la vista de Dios como pueblo santo, pero también porque el peligro de daño genético se incrementó a medida que los efectos del pecado se hicieron más pronunciados. Este peligro no estaba presente inmediatamente después de la creación; Dios había creado todas las cosas perfectas. Si bien hoy el riesgo de daño genético es sumamente alto, las primeras generaciones de seres humanos no enfrentaban los mismos riesgos biológicos.

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1 “Debemos suponer que la mujer de Caían fue una de las otras hijas de Adán (Gén. 5:4). Posteriormente el matrimonio entre hermanos fue innecesario, y fue denunciado severamente en la tradición mosaica (p. ej., Lev. 18:9)” (K. A. Matthews, “Génesis 1-11:26”, The American Commentary [El comentario norteamericano. Sin lugar de publicación: Broadman and Holman, 2002).

2 A. Noordtzij, “Leviticus” [Levítico], Bible Student’s Commentary [Comentario del estudiante de la Biblia] (Grand Rapids, MI: Zondervan, 1982), p. 181.