Gregory A. King
“5 Allí murió Moisés, siervo de Jehová, en la tierra de Moab, conforme al dicho de Jehová. 6 Y lo enterró en el valle, en la tierra de Moab, enfrente de Bet-peor, y ninguno conoce el lugar de su sepultura hasta hoy. 7 Tenía Moisés ciento veinte años de edad cuando murió; sus ojos nunca se oscurecieron, ni perdió su vigor. 8 Lloraron los hijos de Israel a Moisés en los campos de Moab treinta días; así se cumplieron los días de llanto y de luto por Moisés”.
Deuteronomio 34:5-8.
Aunque no es raro que una obra histórica tal como el Pentateuco concluya con la muerte de su figura principal (ver la misma situación en Jos. 24:29, 30), esta misma característica crea un problema con respecto al tema de la autoría. Por siglos, muchos judíos y cristianos han dado por sentado que Moisés escribió los cinco primeros libros de la Biblia. Pero ¿cómo pudo Moisés haber escrito de antemano sobre su propia muerte?
Apéndice histórico - Para responder esta pregunta deben mantenerse en mente ciertos puntos. Un primer punto: La posición de Moisés como autor del Pentateuco no exige que escribiera de antemano sobre su propia muerte. Si bien tal fue la posición que tomó Josefo, quien dice que Moisés “escribió en los libros sagrados que murió, lo que se hizo por temor de que [los israelitas] se aventuraran a decir que, por su extraordinaria virtud, [Moisés] se había ido con Dios”,1 hay evidencia en otros pasajes bíblicos de que la aseveración de tal o cual profeta o apóstol como autor de un documento bíblico no requiere que todas y cada una de las porciones del documento procedan de la mano de tal persona.
Por ejemplo, el penúltimo capítulo de Jeremías concluye con un “Hasta aquí son las palabras de Jeremías” (Jer. 51:64), indicando que el último capítulo fue escrito por algún otro. Proverbios, que tres veces hace referencia a Salomón como autor del libro (Prov. 1:1; 10:1; 25:1), atribuye a Agur y a Lemuel la autoría de los últimos dos capítulos. Al concluir, el Evangelio de Juan contiene una breve nota de parte de la comunidad de fe (nótese la primera persona plural en Juan 21:24) que avala la confiabilidad del relato. En ninguno de estos casos cambia la identidad del documento la inserción de un apéndice histórico u otro pasaje final por parte de alguna otra persona, como tampoco negaría la autenticidad de una autobiografía contemporánea que el editor agregase una postdata tras la muerte del autor.
Evidencias pro autoría mosaica - Un 2do punto a tener en cuenta es que hay varias referencias a la actividad literaria de Moisés esparcidas por todo el Pentateuco. Éxodo 24:4 afirma que Moisés “escribió todas las palabras de Jehová”, Deuteronomio 31:9 dice que Moisés “escribió esta Ley” y Números 33:2 indica que Moisés mantenía algo así como un diario de viaje mientras Israel peregrinaba por el desierto. Hay amplia evidencia de que Moisés participó en escribir el material que compone los primeros cinco libros de la Biblia.
Un 3er punto digno de notar es que Jesús, aparentemente, consideró a Moisés como autor de la primera parte de la Biblia. En Juan 5:46 declara: “Si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él”. Esta perspectiva de Jesús es un hecho que debieran tener en cuenta los que descartan la posición de que Moisés fue el autor del Pentateuco.
Un 4to punto es que una cantidad de evidencias internas apoya la posición de que Moisés escribió el Pentateuco. Éstas incluyen los detalles del testimonio ocular (los cuales se esperarían de un participante en los sucesos descritos; ver Éxo. 15:27), la plena familiaridad que el autor muestra con Egipto, el hecho de que aquí se usa el mayor porcentaje de palabras egipcias en todo el AT, y que la flora y fauna mencionadas se encuentran en Egipto y la península del Sinaí. Estas características son esperables de parte de Moisés, criado y educado en Egipto y quien también pasó años en el desierto.
La inclusión en un documento de un apéndice histórico escrito por otro no cambia la identidad del autor primario del documento.
Un 5to y último punto es que los años recientes han presenciado una apreciación creciente de la unidad del Pentateuco y su cuidadosa artesanía literaria. Si bien una generación anterior de estudiosos de la Biblia tendía a distribuir el material de los primeros cinco libros de la Biblia entre sus supuestas fuentes literarias, esa posición ha sido atacada tanto por eruditos conservadores como liberales con argumentos relevantes y convincentes en favor de un único autor detrás de la mayoría del material del Pentateuco. En vista de estos argumentos, hay buenas razones para afirmar la posición tradicional e identificar a este autor único como Moisés, y quizás a Josué o a algún otro líder como responsable por el relato de su muerte en Deuteronomio 34.
La pirámide de Keops y la Esfinge (c. 4500 a.C.). Ambas tenían ya más de 1.000 años cuando los israelitas y Moisés dejaron Egipto
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1 Flavio Josefo, Antigüedades, I.4.8,48.