Frank M. Hasel
“Que formo la luz y crío las tinieblas, que hago la paz y crío el mal. Yo Jehová que hago todo esto”. Isaías 45:7, RV 1909.
La aserción de este pasaje es tan audaz que el antiguo hereje cristiano Marción usó este pasaje para probar que el Dios del AT es diferente del Dios del NT. Este pasaje y otros (cf. Amós 3:6; Jer. 18:11; Lam. 3:38) parecen describir a Dios como autor del mal. El problema es cómo puede ser autor del mal un Dios justo y perfecto, recto y sin injusticia (Deut. 32:4), quien no se complace en la perversidad y en quien no hay maldad (Sal. 5:4), cuyos pensamientos son pensamientos de paz y no de mal (Jer. 29:11), que es luz y no tinieblas (1 Juan 1:5), y que no puede ser tentado por lo malo (Sant. 1:13).
Dios es Soberano – El contexto de la declaración deja en claro que allí se afirma que Dios tiene la soberanía definitiva sobre este mundo. En su soberanía, Dios usó aun al rey persa Ciro como su siervo para traer liberación y juicio (Isa. 45:1, 2). Por tanto, “luz” y “tinieblas” no describen tanto el ciclo diario de luz y oscuridad sino más bien representan la “liberación” y el “juicio” por medio de los cuales viene la salvación al pueblo de Dios. Cuando Dios libera a su pueblo, al mismo tiempo puede traer juicio y calamidad sobre las naciones, como hizo con Babilonia a través de Ciro.
Significado de “mal” – La palabra hebrea para “mal”, (rā‘), se usa con diferentes sentidos en la Biblia. Puede significar “mal” como en la frase “árbol del conocimiento del bien y del mal” (Gén. 2:9, 17), o como el “mal” (calamidad) que Dios traerá sobre un pueblo (Jer. 26:3), el “mal” (“ruina” o desastre, 2 Sam. 15:14, NVI) o la “maldad” (Gén. 6:5). El contexto en Isaías 45 indica que la mejor traducción puede ser “calamidad” (NVI) o “desgracia” (BJ). Contextualmente, este versículo trata de la soberanía absoluta de Dios en juicio, liberación y gobierno del mundo. Además, debiera hacerse notar que el mal de que se habla en este pasaje (y otros similares más arriba) se refieren a males sufridos como castigo o desastres naturales y no necesariamente al mal moral. Dios no crea el mal del pecado. Dios es amor (1 Juan 4:8, 16). “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza ni sombra de variación” (Sant. 1:17).
Dios no es autor del mal – Dios no es el autor u originador del mal. Sería totalmente contradictorio con toda su naturaleza o carácter tal como lo revela la Escritura. Sin embargo Dios puede usar aquello (incluso lo malo) en el mundo natural para sus propios propósitos, y puede usar a otra gente, tal como Ciro, quien todavía no sabía nada del verdadero Dios, para cumplir su propósito ulterior de salvar. En el pensamiento bíblico cualquier desastre cae dentro de la voluntad soberana de Dios, aunque él no es el autor del mal. En la mentalidad hebrea comúnmente se atribuye a Dios hacer aquello que en el pensamiento occidental diríamos que permite o no impide que ocurra. “Si Dios lo permitió, él lo ‘hizo’ “, dirían los autores bíblicos. Dios permite cosas malas, pero nunca promueve el mal. Él es responsable de crear seres morales con libre albedrío y la posibilidad de su abuso, pero no es el autor del mal. Son las criaturas morales, con su poder de libre decisión, las responsables del pecado y la maldad.
En la mentalidad hebrea comúnmente se atribuye a Dios hacer aquello que permite o no impide que ocurra.
En mi experiencia, el hacer la voluntad de Dios no me deja tiempo para disputar acerca de sus planes.
George McDonald
(Escritor y poeta escocés, 1824-1905)